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OPINIÓN

La violencia no tiene género

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Bioética, por Omar Becerra Partida //

Con los recientes acontecimientos del 8 de marzo se propaga la idea que la violencia tiene que ver con el género de la persona, pero los expertos hablan de una tendencia más hacia la genética y trastornos psiquiátricos.

Entendemos que la violencia es el uso intencional de la fuerza física o el poder real o como amenaza contra uno mismo, una persona, grupo o comunidad que tiene como resultado la probabilidad de daño psicológico, lesiones, la muerte, privación o mal desarrollo.

En los siguientes párrafos hacemos un comparativo de ello.

Según La Ley General de Acceso de las mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV), que tiene por objetivo de garantizar la prevención, atención, sanción y erradicación de todos los tipos de violencia contra las mujeres durante su ciclo de vida y promover su desarrollo integral y plena participación en todos los ámbitos de la vida.

Según el INEGI:

En 2021, a nivel nacional, del total de mujeres de 15 años y más, 70.1 % han experimentado al menos un incidente de violencia, que puede ser psicológica, económica, patrimonial, física, sexual o discriminación en al menos un ámbito y ejercida por cualquier persona agresora a lo largo de su vida.

La violencia psicológica es la que presenta mayor prevalencia (51.6 %), seguida de la violencia sexual (49.7 %), la violencia física (34.7 %) y la violencia económica, patrimonial y/o discriminación (27.4 %).

Mientras que, de octubre 2020 a octubre 2021, 42.8 % de las de mujeres de 15 años y más experimentaron algún tipo de violencia, la violencia psicológica es la que presenta mayor prevalencia (29.4 %), seguida de la violencia sexual (23.3 %), la violencia económica, patrimonial y/o discriminación (16.2 %) y la violencia física (10.2 %).

En la Unión Europea se arrojan resultados clarificadores de la gravedad y universalidad de esta violencia. De ella se deducía que 13 millones de mujeres en la UE habían experimentado violencia física y 3,7 millones violencia sexual por su pareja.

Según estos datos la violencia se cataloga machista o de género está amparada en la creencia de que, el hombre que la ejerce y por extensión todos los hombres en su totalidad, tienen autoridad sobre las mujeres.

Esta particularidad no ocurre a la inversa, es decir las mujeres que ejercen maltrato sobre sus parejas no lo hacen al amparo de una idea que los lleve a pensar en la superioridad de las mujeres en su totalidad, tambien los hombres pueden ser víctimas de maltrato. En México 4 de cada 10 hombres sufre algún tipo de violencia perpetrada en un 90% por una mujer. De acuerdo con un estudio realizado en 2018, el 40% de los varones mexicanos, sufrieron algún tipo de maltrato, sin embargo, el 96% de ellos no denuncia formalmente.

Lo interesante de esta situacion es que pueden verse involucrados factores genéticos, y no desde el género, sino desde el solo hecho de ser persona.

Según Robert Hare, psicólogo criminal, las personas psicópatas se caracterizan por su incapacidad para empatizar, además de poseer una inteligencia emocional muy pobre, o nula. Asimismo, tienen dificultad para distinguir el bien del mal.

Un trastorno de la personalidad se define por una serie de conductas y rasgos de personalidad significativos, la mayoría de los cuales son mal visto por la sociedad.

El psicópata nos presenta una imagen de una persona preocupada por sí misma, cruel y sin remordimientos, con una profunda carencia de empatía y de la capacidad para relacionarse con los demás de manera natural, pero jamas por ser de un género en especial.

Los expertos hablan de la existencia de genes de la maldad y genes de la maldad sin la intervención del género propiamente.

Lo vemos claramente en personas psicópatas, con un factor de empatía muy bajo respecto a una persona normal.

A la pregunta, ¿si la persona nace siendo buena o mala? La respuesta es que nace siendo buena y nace siendo mala, no necesariamente se hace.

Es decir, el factor neurociencia y derecho penal se combinan en países de primer mundo, pudiendo hasta justificar la pena de muerte en delitos de alto impacto.

Tambien el consumo de drogas es esencial para cambiar el funcionamiento neuronal de cualquier persona, y por eso que tambieén el factor genético de la adicción es un complemento esencial para destinar a lo que podemos llamar maldad.

Los expertos hablan que la ética nace desde la genética y no desde el género.

Dentro de los géneros la psicopatía y la geneética no discrimina a nadie.

Por tanto, cuando una mujer agreda, maltrate o asesine a un hombre, será violencia, sí, reprobable y condenable también, pero no de género, puesto que no ocurre ni con la cantidad ni frecuencia suficiente, ni hay sistema económico, social o ideológico alguno que lo ampare.

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