NACIONALES
La negación de la política
Opinión, por Iván Arrazola //
El sexenio de Andrés Manuel López Obrador deberá ser recordado como el sexenio de la negación de la política, un político que en su época de opositor aprovechó el desgaste de las fuerzas tradicionales, una vez que llegó al poder, intentó gobernar al estilo de un partido hegemónico o único, pensando que el apoyo abrumador en las urnas y la alta aprobación en las encuestas, serían elementos suficientes para que sus iniciativas de ley fueras aprobadas en las cámaras sin tener que negociar con la oposición, sin embargo, a partir de que perdió fuerza en el Congreso ha tratado de que sus iniciativas de ley sean aprobadas sin alinearse a lo que marca la Constitución.
La primera mitad de su sexenio el presidente -aprovechando la mayoría en las cámaras- la enfocó en la aprobación de aquellos temas que han sido una obsesión desde su época como opositor, entre ellos, la derogación de la reforma energética y la reforma educativa, con la primera se cerraba la posibilidad de que el sector privado participara en la extracción de petróleo, con la segunda quedaba eliminada la posibilidad de evaluar a los profesores.
Además de forma contraria a lo que debe ser la ideología de un partido de izquierda, enfocó sus esfuerzos en ampliar el catálogo de delitos que merecen la prisión preventiva oficiosa, con ello la posición del partido Morena se acercó a la de un partido de derecha, que considera que la mejor forma de terminar con los problemas de inseguridad y combatir a la delincuencia es endureciendo las penas y fortaleciendo la visión punitiva de la justicia, para lograr estos cambios hicieron las modificaciones a la Constitución aprovechando la mayoría que tuvieron en la primera mitad del sexenio.
De hecho, fue tal la influencia que alcanzó el oficialismo durante la primera parte del sexenio, que logró arrebatar 21 legisladores a la oposición, 12 diputaciones y 9 senadurías. Pero las cosas cambiaron a partir de las elecciones de 2021, Morena solo pudo conseguir mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores tiene poco más 70 legisladores, esto no le permite aprobar reformas constitucionales por sí solo, forzosamente necesita los votos de los partidos de oposición.
Esta reconfiguración de fuerzas al interior de la cámaras ha sido el principal factor que ha frenado los proyectos del presidente en el Congreso. La reforma más importante que ha presentado en la segunda mitad de su sexenio fue el Plan B, para modificar la estructura del INE, este proyecto no alcanzó los votos suficientes para hacer las modificaciones constitucionales por lo que el oficialismo se vio obligado a hacer los cambios a las leyes secundarias, la corte dio entrada a la acción de inconstitucionalidad presentada por el INE, por lo que en los próximos meses se revisará si los cambios que se hicieron contravienen o no la Constitución.
En días recientes, la Suprema Corte resolvió que el control de la Guardia Nacional por parte de la SEDENA es inconstitucional ya que la Constitución en su artículo 21 establece que la institución deberá tener un carácter civil y no castrense como sucede en la actualidad.
Este revés en la corte fue criticado por el presidente mencionando que los ministros están a favor de los intereses de los poderosos y de los corruptos, el presidente es incapaz de aceptar que se ha negado a dialogar con el resto de las fuerzas políticas, ha tratado de imponer su agenda, lo que en un sistema de división y equilibrio de poderes no es posible, según su visión nadie se puede oponer a los cambios que propone porque se trata de un “verdadero” cambio de régimen, quien se oponga debe ser tachado como conservador, sin embargo, esos cambios no se pueden realizar sin tomar en cuenta la opinión del resto de las fuerzas políticas.
Lo más preocupante del proceder del presidente es que lejos de generar consensos prefiere seguir profundizando la división e inclusive la inoperancia de ciertas instituciones como el INAI. El presidente se ha quejado de los enjuagues o acuerdos en el Congreso, considera que la política de cuotas es perjudicial, pero no opina lo mismo de la política cuates, cuando se elige a un miembro cercano a la 4T, lo celebra, los que simpatizan con su causa son los únicos honestos, cuando se elige opositores, los descalifica, los trata de corruptos.
Lo que debe de quedar claro después de la experiencia que ha dejado este sexenio es que no existe una sola persona que tenga la razón o que tenga la solución a los problemas que vive el país. Las soluciones a los problemas públicos se construyen a través de la diversidad de opiniones, no a través de imposiciones ni manipulaciones, las soluciones se deben de construir a través de consensos y de forma transparente, hacerlo como pretende el actual gobierno, lleva a la inacción, a la improvisación, a la idea falaz de que en nombre del “pueblo” o de un “interés superior” se pueden encontrar soluciones, pero son decisiones que en realidad lo que buscan es concentrar poder, no rendir cuentas y alimentar los prejuicios y los rencores de la ciudadanía.
