La inseguridad de AMLO rumbo a 2024

De primera mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrín //

DÍGASE lo que se diga, el personaje más seguro de que la victoria electoral en el 2024 no la tiene en la bolsa, es el Presidente López Obrador. Es un experto en el tema. Sabe perfectamente que en política nada está escrito y que algún acontecimiento inesperado puede ser lo suficientemente detonador de un descalabro.

Y tan preocupado está, que a partir de la reunión del Consejo Político Nacional de MORENA -donde se fijaron las reglas para llevar a cabo el teatro que haría candidata a su favorita, Claudia Sheinbaum-, se percató que su plan había sido alterado a raíz de una soterrada rebeldía de Marcelo Ebrard, abrazado por Ricardo Monreal.

A partir de entonces, los llamados a la unidad desde palacio nacional han alcanzado la categoría de desesperantes. Se escucharon desde el púlpito presidencial y se les restregó en la cara a las y los gobernadores de su partido y al gabinete completo, en una reunión “extraordinaria” en la oficina presidencial.

Y no es suficiente que el “nuevo” INE esconda la cabeza ante los inocultables abusos en el uso de recursos públicos para difundir a través de pintas y espectaculares a sus “corcholatas” en todo el país y la imaginación y creatividad aparezcan para evitar hablar de campaña política que sí es campaña.

López Obrador sintió un primer escalofrío en el arranque de esta semana por una razón especial: Vio esfumarse como agua entre sus dedos el dominio de la agenda nacional. Por un momento, se la arrebató la oposición y apareció, como nubarrón en el horizonte “morenista”, una mujer: Xóchitl Gálvez.

No le preocupa la unión entre el PAN, el PRI y el PRD, sino el personaje.

La senadora hidalguense, como mujer, es menos “atacable” que Claudia Sheinbaum, a quien se le puede recordar la tragedia de la línea 12 del Metro con su deuda moral de 26 muertes sin que se haya preocupado por hacer justicia.

Xóchitl viene de muy abajo. Es de origen indígena. Claudia desciende de migrantes europeos. Ella mismo admitió que sus ancestros provienen de familias judías.

A Xóchitl se le aplaude por haber logrado una gran votación y haber obtenido el segundo lugar cuando buscó la gubernatura de Hidalgo –que perdió ante el PRI- para convertirse después en jefa delegacional en la capital del país. A Claudia se le endilga la pérdida de la mitad de las alcaldías en la ciudad de México en la pasada elección del 2021.

La panista no puede ser calificada de “fifí” y, a pesar de militar en las filas de un partido “conservador”, no ha ocultado su simpatía por la lucha de los grupos LGTBB+, los mismos que se sienten subestimados por la “cuarta transformación”.

Xóchitl logró desde el Senado de la República que las trabajadoras domésticas adquirieran derechos, tales como servicios médicos y otras prestaciones, en tanto Claudia Sheinbaum ha seguido fielmente la línea dictada por su amo y señor, quien ha señalado a las manifestantes de los derechos de la mujer como parte de un complot contra su gobierno.

De todo esto y más, está enterado el Presidente. Y le preocupa. Porque él será, en los hechos, quien coordine la campaña presidencial y un perfil opositor como el de Xóchitl, lo desarma al no contar con expedientes que la incriminen.

En su mundo, AMLO ve a su admirado presidente ruso, Vladimir Putin, pasar de una imagen de super-poderoso a vulnerable, tras la amenaza del ejército de sicarios Wagner. ¡Y esto último sucedió de un día para otro!

No puede confiarse y mucho menos cometer errores como el catapultar a la misma Xóchitl al negarle su derecho de réplica en “la mañanera”, a pesar de un mandato judicial.

Si continúa gastando su tiempo matinal en hablar de sus opositores, solo conseguirá proyectarlos. Ya no se puede dar ese lujo.

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EN LA CIUDAD de México, varios colegas periodistas me aseguran que el Gobernador de Sonora, Alfonso Durazo solicitará licencia para separarse de su cargo e irse a coordinar la campaña de MORENA a la Presidencia… Ya les he repetido que nuestro Gober ha dicho que está muy contento aquí… Pero no me creen… Bueno, en realidad no le creen a Alfonso…