NACIONALES
Trampas por el Frente y por Morena: ¿Caín votó por Claudia?
Desde los Campos del Poder, por Benjamín Mora Gómez //
A quienes, atrapados en la confianza política, se aferran a quienes les engañaron.
Vinimos a la vida a competir y ganar. Desde el instante mismo de la concepción se compite; los espermatozoides luchan por fecundar al óvulo y quien pierde simplemente muere. Solo se tiene una oportunidad; en todo, solo se tiene una oportunidad pues cuando creemos recibir una segunda, la realidad es que, de haber aprovechado aquel momento ido, otra persona seríamos.
La vida nos sujeta a sus reglas; nosotros jamás se las imponemos… las acatamos o morimos en el intento; es verdad, hay quien hace trampa pero la vida se la cobra de una u otra manera..
En la vida, jugamos según las reglas de cada competición pero de nosotros dependen las estrategías de acción elegidas y, sus resultados, de nuestras fortalezas y debilidades ante los demás, y éstas de nuestra peparación, trabajo y visión del mundo. En la vida cada quien afronta sus oportunidades y toma sus riesgos;. En ese proceso, pocos reconocen que no todos se comportan con caballerosidad, ética y respeto para triunfar, pecando de ingenuidad. Una vez leí en la revista Forbes: Al entrar en un terreno de juego o en un mercado a competir todos tenemos que pagar un precio: los ingenuos se dejan ganar por los tramposos. Tremenda realidad que en la vida política alcanza niveles de perversidad gigantes.
En Psicología se habla de la “euforia del tramposo” gracias a la cual se libera tanta adrenalina como la habida en los deportes de alto riesgo, poseyendo una alta potencialidad adictiva.
A través de los años, en México y el mundo, en política y gobierno, hemos actuado guiados por nuestros instintos e impulsos, de manera siempre predecible y muchas veces sin una visión a largo plazo, responsable, de ahí la medianía y pobreza en sus resultados.
Sin tomar conciencia, hemos disfrazo de racionalidad elecciones tomadas desde lo más instintivo, haciéndonos caer en lo que se llama “pensamientos trampa”, cediendo nuestro futuro a impulsos cortoplacistas, es decir, atendiendo solamente a los que nos apetece en el aquí y el ahora. Somos seres que buscamos legitimar nuestros impulsos sin permitirnos reflexionar sobre los que nos conviene en verdad. Ernest Jones y Sigmund Freud lo llamaron racionalización; hoy, desde la Psicología cognitiva se les explica a través de los sesgos y los heurísticos. Nos gusta creer que nuestras visiones de la realidad son sólidas cuando en realidad son solo apresuramientos.
Desde el Frente Amplio por México como desde el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador caímos en pensamientos trampa, construyendo una cadena de ideas que parecieran ser más excusas ante temores que llegan a nivel de terror al futuro. La designación de Claudia Sheimbaun por Andrés Manuel López Obrador es ejemplo de ello; pero también el triunfo de Xóchitl Gálvez con la declinación de Santiago Creel y las presiones sobre Beatriz Paredes.
Con todo, Xóchitl Gálvez logró romper con la trampa mediática de Andrés Manuel López Obrador de pretender que la oposición pasara desapercibida, derrotada ante la opinión pública.
Hoy, Andrés Manuel se mira vulnerado. El Frente Amplio por México, gracias al oficio de los dirigentes de partidos políticos integrantes, sacó un proceso más o menos limpio; sin embargo, dentro del Frente hay ciudadanos que insisten en sacar a los partidos políticos de éste sin medir sus consecuencias previsibles.
Por el otro lado, en la Cuarta Transformación, tras sus consultas, todo se volvió un muladar. Marcelo Ebrard comprendió que Andrés Manuel es una versión más perversa de Caín y, por ello, él se ira a buscar otros amores esperando que AMLO, Morena y la 4T sean expulsados del Paraíso gubernamental mexicano.
El futuro por el que hoy trabajamos es tan breve como el 2 de junio de 2024. Queremos evitar un resultado que nos amargue ese primer domingo de junio; lo que suceda en los siguientes seis años, hoy no nos preocupa; lo dejamos al destino.
La mayoría de los mexicanos tenemos dos zonas de confort entre las cuales elegir nuestra vida política: El Frente Amplio por México, con Xóchitl Gálvez, como su responsable, y la Cuarta Transformación, de Amlo, en las manos de Claudia Sheimbaun.
Para la gran Ivonne Ortega, ambos extremos han caído en lo mismo que critican. Para explicarse, doña Ivonne nos comparte una frase de su madre: “La mata de mango no da chayotes”. Ambos extremos se lanzaron a unas precampañas evidentemente anticipadas, ilegales, y todos las solapamos. No nos importó romper con la leglidad siempre que nuestro gallo o gallina ganase. Autorizamos la ilegalidad con la misma frecura con que actúan los delincuentes. Abrazamos lo ilegal.
Me hago la misma pregunta que nos formula Ivonne Ortega: ¿En qué mente cabe hacer trampa para competir contra tramposa y tramposos? La ilegalidad, aun con una buena causa, es siempre ilegal.
Recordemos a Albert Eisntein quien nos advirtió que si actuamos haciendo lo mismo, jamás obtendremos algo distinto. No esperemos un gobierno probo y honesto si aprobamos trampas e ilegalidades en su proceso electoral.
Creo firmemente en el imperio de la leyes y por ello no asumo posturas a favor ni en contra de nadie por posibles casos de corrupción debatidos en los medios de comunicación. Esta semana que termina, supimos que Xóchitl Gálvez ha promovido amparos en contra de posibles acciones judiciales en su contra por acusaciones que ya son públicas. Los xochitlovers se anticipan y niegan toda culpa; yo me espero a que la justicia se defina, unos prueben sus dichos y ella consrve su inocencia.
Yo me pronuncio por una oposición responsable y legítima, y un triunfo desde la verdad.
