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JALISCO

Los revolucionarios del Whatsapp

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

Allá por la década de los setenta cuando vivíamos la guerra fría y llegaba la fiebre de las ideas socialistas, que decían promover la revolución contra los ricos y la burguesía explotadora, surgieron los llamados revolucionarios de café, aquellos que desde estos centros de reunión y convivencia pregonaban el marxismo y el cambio de gobierno.

Las prédicas proselitistas eran contra la burguesía, los llamados patrones explotadores, la frase acuñada era “¡Proletarios del mundo unidos! Las universidades públicas del país se convirtieron en centro de adoctrinamiento, especialmente algunas facultades se destacaban por los estudiantes que se manifestaban por todo, como las de Economía y de Filosofía y Letras, adorando a Marx, Engels, El Che Guevara y Fidel Castro.

Había grupos de jóvenes actuantes que tomaban la calle, motivos les sobraban, solidarizándose con cualquier causa del mundo, con sindicatos, con gobiernos extranjeros, contra gobiernos militares, por aumentos salariales, contra reformas a las leyes orgánicas de las mismas universidades y otros temas más.

Pero había otro grupo que también abrazaba las ideas marxistas, que se distinguían por un discurso izquierdista, anti-capitalista, hablaban de cambiar las estructuras sociales, políticas y económicas, expresaban su desacuerdo contra el gobierno priista y oligarca que tenía México, promovían la revolución y el cambio de estructuras desde la comodidad de los cafés, donde permanecían sentados tres cuatro o cinco horas entre taza y taza de esta aromática bebida…¡Vamos a hacer la revolución!”, repetían una y otra vez…y tráiganme otra taza de café. Y así les pasaba la vida entre sorbo y sorbo.

Pocos de ellos se ensuciaban los zapatos, ya sea participando en alguna manifestación, acudiendo a las colonias populares para llevar su credo de la época, les gustaban la buena vida, todo aquello que el capitalismo ofrece y que decían combatir.

LOS REVOLUCIONARIOS DE WHATSAPP

Los tiempos han cambiado con el desarrollo de la tecnología, el celular y la internet nos transformaron la vida, nos la han facilitado, en mi caso como comunicador, el beneficio que he recibido es inmenso, le gano tiempo a la vida, me ahorro una hora de camino a la estación (de ida y vuelta) donde participo de lunes a viernes en el programa Tela de Juicio que conduce mi querida amiga periodista Becky Reynoso. Lo hago a través de zoom desde donde me encuentre, ya sea Guadalajara, Ciudad de México, Hermosillo o cualquier otro lugar.

En el campo de la discusión pública vemos los encendidos enfrentamientos en las redes, pero lamentablemente no es confrontación de idea ni dialéctica. No es debate. Es el descontón, como son los pleitos de barrio o de cantina.

Vemos los grupos de Whatsapp como se unen unos y otros con visiones homogéneas y desde ese espacio circulan una serie de fotos, memes, caricaturas y mensajes para condenar al contrario, tratando de convencer que tal o cual candidata o candidato son lo peor del universo. Más bien viven una catarsis.

Estos grupos son muy dados a condenar al contrario con una visión maniquea de buenos y malos, de chairos contra fifís o fifís contra chairos.

Pero se han olvidado estos modernos revolucionarios que la proclama poca trascendencia tiene si no van a la acción. Quieren cambiar el mundo desde el Whatsapp, pero no socializan con las mayorías, con el grueso de la población.

Desde el Whatsapp visualizan el mundo, creen que lo que allí se expresan unos y otros, es el mundo, pero difícilmente entenderán que el mundo es diferente porque tienen una visión maximalista, autoritaria de pensamiento único, lo mismo sucede con las izquierdas que con las derechas, se expresan mucho odio y anatemizan a todo aquel que piensa diferente.

Ven la vida en blanco y negro, les resulta muy difícil entender que el mundo es multicolor. Olvidémonos de hablarles de pluralismo.

Es “el mundo de pensamiento único”, abrazando el dogmatismo, como dueños absolutos de la verdad.

En ese ambiente tenemos que navegar aquellos que vemos el mundo multicolor. Discutir con esos personajes es ocioso y es perder el tiempo.

LA INFODEMIA

En esta lucha maniquea y de imposición de pensamientos, un elemento presente es la llamada “infodemia” que las redes facilitan su propagación, basta simplemente copiar y pegar para que se reproduzca como virus. La información que circulan puede ser cierta o falsa, ya que no es fácil determinar una cosa u otra, principalmente cuando estás en uno de los bandos y tienes muy claro quién es tu villano o villana favorita.

Todo esto se da en la lucha descarnada por el poder. Los ataques y las ofensas se presentan al por mayor porque existe un elemento que lo permite, actuar desde el anonimato, que es una característica que distingue en las redes.

En el México de hoy estamos inmersos en la lucha por el poder en un ambiente maniqueo y en el que las emociones son estimuladas por los mensajes.

Pensar que vamos a entrar a un debate de altura, de confrontación de ideas, de argumentos, razones, propuestas, no tiene cabida, el razonamiento no les interesa, porque tienen puesta la camisa de fuerza del pensamiento único.

Estamos ya navegando en ese escenario polarizado y que mucho tiene que ver por la posición que desde el santuario de las mañaneras ha creado el propio jefe de Palacio con sus acólitos…Así vemos a los Epigmenio Ibarra y su némesis de Loret de Mola, quienes no escatiman en adjetivos con ataques y descalificaciones. Tan malo el pinto como el colorado. ¿Cuál de los bandos es más dogmático? Difícil concluirlo.

Ese mundo de pensamiento único se enfrenta con sus fanáticos sin importar condición social ni formación profesional. Es el dogmatismo extremista de izquierdas y derechas que envuelve en esta lucha de poder cuyos dos personajes que dicen defender, convertido en el factor de la disputa, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, paradójicamente son tan parecidas en lo ideológico y visión social. Incluso se ha señalado que Xóchitl Gálvez encarnaría al mejor perfil de la 4T en cuanto al origen y cosmovisión social.

Esas similitudes o diferencias entre unas y otras no forman del debate o del no debate colectivo, porque finalmente no hay capacidad de discernir en lo colectivo.

Así será lo que tendremos en los próximos ocho meses. Una sociedad polarizada, confrontada, dividida que está en medio de los intereses en disputa entre los grupos de poder.

Vamos a ver qué queda de todo esto después del mes de junio del 2024.

Así es el mundo de hoy en el que estamos navegando, lleno de ruido, con una infodemia que genera una gran desinformación.

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