JALISCO
¿Alfil innovador o peón de sus propias ambiciones? el ajedrez político de Pablo Lemus
Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
Pablo Lemus Navarro, alcalde de Guadalajara, ha decidido apresurar su reloj político. Originalmente planeaba solicitar su licencia el 3 de noviembre, pero ha elegido el lunes 30 para dar el paso y registrarse como precandidato. Los corredores de los palacios de gobierno están llenos de susurros, de cálculos políticos, de esperanzas y temores.
Lemus, cómodo pero cauteloso, juega al equilibrista. Invita a sus correligionarios en busca de la gubernatura a un acuerdo de unidad para defender Jalisco, al tiempo que respalda la aspiración presidencial del gobernador de Nuevo León, una jugada que lo distanciaría de las demandas de Alfaro y Clemente hacia Dante Delgado.
Y en ese intrincado ajedrez político, Lemus deja en claro que no tiene planes de abandonar Movimiento Ciudadano. Pero lo que no aclara —tal vez un detalle demasiado grande para pasarse por alto— es que, según los estatutos del partido, las candidaturas a las gubernaturas se deciden desde la dirigencia nacional.
Y Dante Delgado, el líder nacional de MC, opta por la prudencia y no lo unge anticipadamente, pero, lo respalda desde la Ciudad de México, en su segundo informe el cobijo al alcalde tapatío se materializa con la asistencia de las figuras más importantes de MC a nivel nacional.
Y mientras los liderazgos políticos de MC deciden a quién nombrar candidato… La pregunta que deberían hacerse es, ¿Qué versión de Pablo Lemus tienen los jaliscienses en su mente?
EL LEMUS QUE FUE
En el solaz atardecer tapatío del 30 de septiembre de 2021, Pablo Lemus Navarro se despidió de Zapopan, su hogar político durante seis años. La figura en cuestión, delgado y de ojos penetrantes, se dejó caer en su silla de cuero, reflexionando sobre su mandato. Al día siguiente, como quien cambia de traje pero no de piel, asumió un nuevo cargo: Presidente Municipal de Guadalajara.
La escalada no fue fortuita. Primero venció a los adversarios al interior en MC con ayuda del Gobernador Enrique Alfaro, luego de la renuncia de Ismael del Toro, en una batalla interna que sacudió los cimientos del Partido Movimiento Ciudadano. Dejó, en su lugar, a Juan José Frangie Saade, su viejo camarada de Coparmex, como heredero naranja en Zapopan.
Más allá de simples elecciones, Lemus lidereó una operación electoral mediática contra las fuerzas emergentes de MORENA en Jalisco. En la elección constitucional, desmanteló a Carlos Lomelí en Guadalajara y a Alberto Uribe en Zapopan. Pero no era sólo ganar, era cómo ganó. Desafió al partido del Presidente de México y aplastó a candidatos conectados con los poderes fácticos del país.
De un día a otro, Lemus no fue sólo un alcalde, fue un gobernante de facto de dos ciudades. Los ciudadanos esperábamos de él, importantes decisiones en seguridad, mejoras en servicios públicos, y posiblemente privatizaciones. Con el apoyo de titanes de la iniciativa privada, su influencia se extiende más allá de los muros del Palacio Municipal.
Según el Censo de INEGI de 2020, Pablo Lemus ejerce su influencia sobre 2.86 millones de habitantes, el 34.2% de la población de Jalisco. En 2021, su capital político parecía preparado para un vuelo aún más alto… la gubernatura del estado.
Al cierre del año 2021, Pablo Lemus parecía estar en las condiciones ideales para aspirar a la gubernatura, con o sin el aval de Movimiento Ciudadano.
El LEMUS QUE ES
Como un artista enamorado de su propia imagen en el espejo, Lemus se ha concentrado en el Paseo Alcalde como si el resto de la ciudad fuese un mero decorado. Y aún ahora, la escenografía sigue intacta: los picones, las luces, el carrusel, los mariachis, las tortas ahogadas en el Centro Histórico; todo en su lugar.
Desviarse un poco de ese paisaje perfecto revela una realidad cruda. Calles abandonadas, personas en situación de calle agrupadas como una «colonia» improvisada. Promesas de ayuda a estos olvidados se diluyen, como azúcar en un champurrado, en la práctica gubernamental.
En Zapopan, Lemus era diferente. Era un alcalde que respiraba la frescura de la innovación, de la creatividad. Desde centros culturales hasta obras públicas, Lemus remodeló la cara de Zapopan con una suerte de ímpetu juvenil. Pero en Guadalajara, el relato cambia. No hay decisiones audaces, no hay cambios de paradigma, solo hay una suerte de inercia administrativa que replica lo ya hecho en Zapopan.
Si en Zapopan saltaba al ruedo con la capa de torero al primer indicio de crisis, en Guadalajara parece tener la mente dividida. Entre gobernar una ciudad con problemas crecientes—la movilidad disfuncional, el creciente número de indigentes, el errático sistema de recolección de basura— y su obvia preocupación por el panorama electoral de 2024, Lemus parece atrapado en un dilema.
En Guadalajara, las políticas de Lemus parecen sacadas de un manual de empresario exitoso convertido a la política, donde la ecuación está invertida: negocios antes que derechos sociales, números rojos y negros antes que humanos. Su receta para Guadalajara es un cóctel que mezcla economía con un toque superficial de bienestar social, pero que olvida los ingredientes fundamentales: equidad, seguridad y dignidad.
¿SERÁ LEMUS?
En este momento político, donde Movimiento Ciudadano enfrenta la decisión de nombrar a su candidato a gobernador, Pablo Lemus dibuja una figura que resulta una mezcla de superficialidad y banalidad, más cerca de un influencer en busca de ‘likes’ que de un líder político de la segunda ciudad más importante del país. Un retrato que oscila entre el alcalde-innovador y el influencer-alcalde, en un escenario que demanda mucho más que una pose para la cámara.
