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JALISCO

Los escenarios después del 2 de junio

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Opinión, por Iván Arrazola //

La elección más grande de la historia arrojará un resultado y al mismo tiempo es probable que genere un conflicto postelectoral, a diferencia de hace seis años donde todos los actores de una u otra forma aceptaron el resultado de la elección presidencial, en esta ocasión han sido tantos los agravios acumulados durante seis años que con independencia del resultado la parte perdedora no quedará conforme con el resultado, de ahí la importancia de analizar los distintos escenarios que se podrían presentar después del 2 de junio.

En el primer escenario, de acuerdo con las principales encuestas Morena ganaría la elección presidencial con un amplio margen, en la mayoría se habla de dos dígitos, no sólo eso, tendría mayoría absoluta en las cámaras junto con los partidos aliados, de las gubernaturas en disputa ganaría la más importante que es la Ciudad de México, y perdería Jalisco, Guanajuato y Yucatán, quedándose con seis de las nueve gubernaturas en disputa.

Todo sería jubilo, en la mañanera el presidente diría que el pueblo se siente “feliz” por la victoria aplastante de su partido, pero es bien sabido que el éxito tiene un precio y ese precio se lo haría pagar la oposición a López Obrador y su movimiento.

Es posible que la candidata Xóchitl Gálvez salga a reconocer su derrota, pero al mismo tiempo denuncie que el proceso estuvo lleno de irregularidades, la principal, la intervención del presidente en las conferencias mañaneras donde abiertamente apoyó a la candidata de su partido, también se hablaría de unos comicios manchados por la violencia, en el que asesinaron a candidatos, intimidaron a otros para que renunciaran, o simplemente los candidatos fueron impuestos por el crimen organizado, todo esto ante la indiferencia de un gobierno que en su discurso siempre minimizó la violencia. También se hablaría del uso clientelar de los programas sociales y de cómo el aparato de Estado trabajó a favor del partido en el gobierno.

En este escenario de victoria contundente del oficialismo la oposición apostaría por el conflicto postelectoral al más puro estilo del obradorismo, mientras el oficialismo diría que el pueblo cuidó la elección y por eso ganó, la oposición cuestionaría la legitimidad del triunfo de Sheinbaum. A partir de esos cuestionamientos se generaría una amplia discusión que culminaría en impugnaciones y todo lo definiría un cuestionado Tribunal Electoral, que tendría en sus manos la difícil decisión de anular la elección o de reconocer el triunfo del oficialismo aún con todos los señalamientos que se generen.

En un segundo escenario se podría dar un triunfo de Morena, pero sin que ninguna fuerza política tenga mayoría en el Congreso, ni siquiera juntando todos los votos de la coalición oficialista logarían la tan anhelada mayoría, esto generaría un escenario de gobierno dividido en donde el oficialismo tendría que iniciar un dialogo con la oposición, y lo tendría que hacer en temas tan importantes como la aprobación del presupuesto o la ratificación de miembros del gabinete presidencial, en este escenario se podría dar inclusive una derrota de Morena en la Ciudad de México, lo que generaría una repartición más equitativa del poder político en México.

El tercer escenario es la derrota de Morena en la elección presidencial, en este escenario la ruta es clara, el partido en el poder alegaría fraude electoral, convocaría a grandes movilizaciones, el presidente López Obrador utilizaría las mañaneras para mostrar las pruebas del fraude, se negaría reconocer la victoria opositora y a recibir a Xóchitl Gálvez en Palacio Nacional, el proceso de transición sería caótico y la oposición sabría en qué estado deja Morena al país hasta que reciba el mandato el 1 de octubre.

El único escenario en el que el resultado dejaría medianamente conformes a los actores políticos es en el que prevalezca un empate de fuerzas, fuera de ese escenario cualquier otro sería altamente conflictivo, las reglas las han roto los propios partidos a lo largo de todo el proceso electoral, por eso no debería extrañar que nadie acepte los resultados del 2 de junio y tense las cosas hasta que sean las cuestionadas autoridades electorales las que determinen la limpieza del proceso y den el triunfo a alguna de las fuerzas políticas.

En cualquiera de estos escenarios quien pierde es la democracia, las razones por las que la oposición va a cuestionar el proceso será porque se trata del la única vía para sobrevivir, su derrota se explicaría por las maniobras del gobierno para sacar ventaja, para el oficialismo en caso de ganar y además hacerlo de manera contundente, la critica sería que utilizaron todas las ventajas que les da el ser el partido en el poder, se cuestionaría la legitimidad del triunfo y con ello comenzaría una nueva etapa por la lucha de la aún incipiente democracia en México.

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