NACIONALES
Cuando faltan razones, sobran pretextos
																								
												
												
											Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //
Nada se contiene en una sola forma de entenderse y experimentarse. Uno de mis más fascinantes aprendizajes fue entender el valor de la subjetividad al explicarnos lo que existe dentro y fuera de nosotros, así como del otro, de mi prójimo, tal cual es la vivencia de lo justo y lo injusto ante el conflicto de intereses que vestimos con ropajes de litigios jurídicos para solucionarlos, humana y civilizadamente, y que hoy, desde una soberbia morenista desbordada, rompen López Obrador, Sheinbaum y sus súbditos parlamentarios.
Desde la postración de su mayoría legislativa, Claudia Sheinbaum sobrepasó los límites de lo legítimo y lo legal, y que, lo era democrático se destruyó para la satisfacción de los rencores psicoemocionales de Andrés Manuel López Obrador. Sheinbaum pasó de la amenaza de López Obrador en contra del equilibrio de poderes a su negación como base del Estado de derecho, mutilando los logros de la Revolución Mexicana institucionalizada. Un siglo de luchas sociales se vino al traste. Había mucho que perdonar, pero también mucho por festejar.
La tiranía se corporiza en los partidos Morena, del Trabajo y Verde que castraron nuestras libertades políticas. Ahora somos un estado eunuco; un estado con legisladores castrados y acobardados que no comprenden los alcances de su postración. Hemos abandonado la seguridad del refugio del amparo constitucional y naufragamos en el mar de la injusticia oficializada y el abuso del poder enfermo.
Como nunca, nuestro yo nacional se sabe agredido. Hoy nos precarizamos como nunca. La incertidumbre impera en nuestra psiquis colectiva. El culto a lo falso se ha sedimentado en el Congreso Nacional mexicano. Somos un pueblo condenado, caminando al patíbulo en Palacio Nacional. El verdugo es mujer con A y es presidente con E.
Hasta hace días, teníamos el amparo como nuestra salvación ante el abuso del gobernante; hoy, el desprecio al Estado de derecho nos condena sin salvación ninguna. Inexpresiva, Claudia es tanto como una faccia di pietra. Sus mañaneras aburren y solo entusiasman a los “equus asinus” morenistas. Aburre hasta a los burros.
Encegada, la presidente Sheinbaum se envalentona pues no mira que ella aun no manda. Andrés Manuel es quien hoy gobierna; es quien alinea a sus ovejas legislativas con el báculo que conserva y las pone a su servicio como fue en el caso de la señora Piedra Ibarra. Se dice que Claudia asiste en Palacio, pero quien gobierna vive en la Chingada. Pero hay esperanza. El cambio anunciado por Claudia hacia el comercio con China a fin de granjearse a Trump y Trudeau así lo demuestra; ahora debería atender a las observaciones de James A. Robinson, Premio Nobel de Economía 2024, y reorientar el ejercicio real del poder político hacia la democracia.
En política, tener un gobernante que diga y haga cosas contrapuestas es peligroso, y que no entienda su obnubilación merece ser atado con una camisa de fuerza. Claudia Sheinbaum propuso ante el G20, en Rio de Janeiro, Brasil, destinar el uno por ciento del gasto militar global a sembrar árboles en zonas deforestadas; bonito pero falaz. Lo aplaudo, sí, aunque su logística me parece será imposible. En el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, su jefe de ayer y su conciencia de hoy, Claudia calló cuando se talaban 10 millones de árboles, destruían vestigios mayas, afectaban cenotes y arrasaban con el hábitat de especies animales endémicas para construir el Tren Maya de tristes resultados.
Esta sumisión resta valía a sus palabras ante el G20. Claudia Sheinbaum mostró ser candil encendido en el mundo, pero apagado en casa. En el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2025 previó disminuir en 39.4 por ciento, en términos reales, a los recursos de la Secretaría de Medioambiente y Recursos Naturales. Esto es esquizofrenia de gobierno.
Alisa Zinóvievna Rosenbaum (Ayn Rand), filósofa y escritora rusa nacionalizada estadounidense, dijo: “Ningún concepto que el hombre forme es válido a menos que se integre sin contradicción en la suma de su conocimiento”. Andrés Manuel, Claudia y su segundo piso de la 4T son una pléyade de contradicciones.
Claudia resultó una política imberbe y cándida en el G20. Pidió sembrar arbolitos, pero no volteó a ver las complicaciones bélicas en Ucrania que podrían devenir en la tercera guerra mundial y por ello no las vinculó con su propuesta; o quizá enmudeció por miedo al qué dirán en casa las huestes morenistas de AMLO y Fernández Noroña. Claudia no entiende que la fuerza de las palabras está en la grandeza de su contenido.
Aun no sé si la balanza del gobierno de Sheinbaum será para bien o mal. Un ejemplo: cuida al gobernador de Sinaloa -más quemado que la Roma de Nerón- y castiga a Jalisco nada más porque Pablo Lemus, de Movimiento Ciudadano, le ganó a Claudia Delgadillo, su candidata. Aquel es el malo y Pablo el bueno.
Hoy hay detalles en el gobierno de Sheinbaum que aplaudo: Mira con buenos ojos al crecimiento sustentable del Puerto de Manzanillo hacia la Laguna de Cuyutlán. Conozco el proyecto y sé que será muy bueno para México.
Somos una ínsula en el caos morenista nacional. Este 6 de diciembre, el gobierno de Jalisco se renovará en la persona de Pablo Lemus. Veo con esperanza nuestro futuro. Confío en que, desde nuestro tesón, Jalisco crecerá más allá de sus límites nacionales y subsanaremos los castigos financieros de Sheinbaum. Jalisco es nuestra matria y México nuestra patria; ambos merecen toda nuestra entrega.
