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Sheinbaum vs Trump: La batalla por la narrativa

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Opinión, por Iván Arrazola //

La presidenta Claudia Sheinbaum y el presidente electo Donald Trump han entrado en un intenso debate que pone de manifiesto tensiones significativas entre ambos países. Trump ha lanzado mensajes contundentes en los que advierte sobre la posibilidad de imponer un arancel del 25 % a los productos mexicanos si México no toma medidas más severas para detener el tráfico de fentanilo y el flujo de migrantes que cruzan sus fronteras hacia Estados Unidos.

Una de las constantes en el modelo de comunicación gubernamental en México ha sido la divulgación a la opinión pública de las misivas enviadas a otros mandatarios. Esta estrategia tiene ventajas y desventajas. Por un lado, permite hacer pública la postura de la mandataria. Sin embargo, también evidencia una posible falta de pericia diplomática, ya que la efectividad del mensaje queda en duda. En este caso, Donald Trump no acusó recibo de la carta ni emitió respuesta, lo que obligó a la mandataria mexicana a buscar otra vía de comunicación, recurriendo finalmente a llamadas telefónicas.

Al comparar esta forma de comunicación con la forma en que Justin Trudeau se comunicó con el presidente electo de los Estados Unidos, se observa un enfoque distinto. El primer ministro canadiense optó por una llamada telefónica con Trump, de la cual este último no hizo mayores comentarios, mientras que Trudeau afirmó que fue una conversación positiva. Esto resalta un contraste significativo: mientras Claudia Sheinbaum eligió enviar una carta que parecía dirigida más a su electorado que a su interlocutor, Trudeau, con un enfoque más pragmático, optó por establecer comunicación directa, demostrando así mayor oficio político

Una vez que Claudia Sheinbaum tomó nota de la estrategia empleada por Justin Trudeau, también buscó establecer comunicación directa con Donald Trump a través de una llamada telefónica. Posteriormente, Sheinbaum utilizó Twitter para informar sobre la conversación, señalando: “Tuve una excelente conversación con el presidente Donald Trump. Abordamos la estrategia mexicana sobre el fenómeno de la migración y compartí que no están llegando caravanas a la frontera norte porque son atendidas en México.”

Por su parte, Trump recurrió a su red social, Truth Social, para compartir su versión del intercambio: “Acabo de tener una conversación maravillosa con la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo. Ella aceptó detener la migración a través de México y hacia los Estados Unidos, cerrando así de manera efectiva nuestra frontera sur.”

Sin embargo, esta declaración fue desmentida de inmediato por Sheinbaum, quien respondió en Twitter afirmando que nunca había aceptado cerrar la frontera, como Trump había sugerido. Este incidente evidenció un problema clave en la forma de manejar la comunicación: al ser la mandataria quien tuvo que salir a aclarar los dichos de Trump, permitió que este controlara la narrativa y estableciera las condiciones del debate público.

Desde una perspectiva diplomática, este tipo de errores puede debilitar la posición de un líder, ya que proyecta una falta de control sobre la interpretación de los acuerdos o conversaciones bilaterales. En lugar de tomar la iniciativa en la comunicación, Sheinbaum quedó en una posición reactiva, lo cual no solo cede el dominio de la narrativa a su interlocutor, sino que también genera incertidumbre en la opinión pública.

Es un hecho innegable que Donald Trump utiliza todos los medios a su disposición para proyectar la imagen de un negociador implacable, capaz de imponer su voluntad a cualquier contraparte mediante presión. En este contexto, Claudia Sheinbaum ha cometido dos errores clave en sus interacciones con Trump, errores que evidencian la ausencia de una estrategia sólida y clara frente a las tácticas del expresidente estadounidense.

El primer error radica en no haber definido cómo negociar y responder a las presiones de Trump de manera estratégica. Una opción evidente habría sido adoptar un enfoque más cauteloso, similar al de Justin Trudeau, quien evitó comprometerse con ningún tipo de acuerdo mientras Trump no asumiera el poder.

Este enfoque le permitió a Trudeau ganar tiempo y evitar declaraciones unilaterales por parte de Trump sobre la conversación sostenida. En cambio, Sheinbaum no aprovechó esta ventana para establecer un terreno firme de negociación, lo que la dejó en una posición más vulnerable.

El segundo error se encuentra en el contenido de su mensaje. Al declarar en Twitter que las caravanas de migrantes no están llegando a Estados Unidos porque están siendo atendidas en México, Sheinbaum no solo asumió una carga innecesaria de responsabilidad, sino que también abordó un tema complejo de forma simplista. La migración no es únicamente un problema de México, sino un fenómeno multilateral que exige cooperación internacional.

En lugar de subrayar el compromiso de México con los acuerdos internacionales y la necesidad de una solución integral basada en la corresponsabilidad, el mensaje transmitió la impresión de que México está actuando solo para satisfacer las demandas de Estados Unidos.

 

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