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JALISCO

La coreografía del poder en Jalisco: Una crónica de protagonismos y protocolos violados

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Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

La orden del día contemplaba un acto de solemne, con los posicionamientos previos a la toma de protesta. Sin embargo, la ausencia del gobernador saliente, Enrique Alfaro, y del entrante, Pablo Lemus, obligó a la presidenta del Congreso, Mónica Magaña, a modificar el protocolo, respondiendo a la moción del diputado Enrique Velázquez del extinto partido Hagamos.

Con un conocimiento preciso del protocolo legislativo y una capacidad política que brilló por encima del resto, Velázquez logró lo improbable: unir a las dispersas fuerzas opositoras para exigir la presencia de Alfaro –como Poder Ejecutivo- en el acto.

Presidenta queremos invitar la fracción de Hagamos y algunos otros diputados a que se cumpla con esta sesión solemne, no es una sesión ordinaria donde podamos discutir los diputados, el día de hoy tenemos la presencia de los poderes, no es cualquier sesión, el día de hoy la entrega del bando solemne y tendrían que estar presentes los otros poderes para que las fuerzas políticas puedan hacer posiblemente, le pediría no sé qué es lo que pasó pero si no ha llegado alguien, pero, le pediría que se cumpla con la sesión solemne con los honores a la bandera, con la presencia de los poderes porque tenemos que dialogar mucho aquí en Jalisco”, señaló enfático Enrique Velázquez, al dar catedra de conocimiento del protocolo legal del Poder Legislativo

La espera se prolongó cincuenta minutos, hasta que Alfaro hizo acto de presencia con su característica indiferencia. En pleno discurso de la diputada Tonantzin Cárdenas de Futuro, el gobernador saliente se dedicó a revisar su celular, un gesto que encapsula su relación con los ciudadanos durante su sexenio: indiferente, distante y ensimismado.

EL NOMBRAMIENTO DEL FISCAL: NEGOCIACIÓN EVIDENCIADA

Por la noche, se supo que, en paralelo a la ceremonia de protesta, el Congreso se encontraba inmerso en otra operación política clave: la designación del nuevo fiscal estatal, Salvador González de los Santos.

En una sesión cargada de tensiones y críticas, nuevamente Enrique Velázquez emergió como una de las pocas voces disidentes, señalando la prisa y la falta de rigor en el procedimiento.

Con un discurso que se ganó los aplausos de algunos asistentes y la indiferencia de la mayoría de los diputados, Velázquez denunció la falta de análisis en la designación de un funcionario tan crucial. “¿Vamos a ratificar algo sin conocerlo?”, cuestionó enfático, dejando al descubierto la mecánica sumisa con la que las fracciones legislativas –Movimiento Ciudadano, Morena, PAN, PRI y Hagamos– aprobaron el nombramiento con 30 votos a favor.

Las palabras de Enrique Velázquez desnudan el sometimiento de sus serviles compañeros:

¿Que si es importante el tema de seguridad? Claro que es importante ¿Tenemos que nombrar al fiscal? Sí. Lo presentan hoy, pata discutirse hoy, van a votar, ¿Y todos conocen el currículum del candidato a fiscal? ¿Saben lo que ha hecho? O sea ¿Vamos a ratificar algo sin conocerlo? Porque esa práctica le ha hecho mucho mal al estado ¿eh? Y mi intervención ha sido en ese sentido nada más, de no hacer las cosas así – lo dice tronando los dedos-, de cuando te avientan las cosas a las patas y tiene que ser para hoy -realiza movimientos con las manos aventando algo al piso-, de eso es lo que estoy en contra, no de que tengamos un fiscal, ni de los perfiles de las personas, me parece que tienen todo mi respeto y admiración los dos que postulan, pero el tema del procedimiento, si para muchos no es importante. Yo sí requiero hacer mi trabajo”, denunció Enrique Velázquez.

El nombramiento de González de los Santos es un recordatorio de cómo en Jalisco, las negociaciones políticas parecen ser más importantes que las capacidades técnicas o éticas de los postulados. Sin una terna que ofreciera alternativas, la propuesta de Pablo Lemus pasó casi sin oposición real, salvo por unas pocas voces que, en un mar de obediencia, parecieron gritos de desesperación.

Desde 2017, se ha señalado la necesidad de una reforma que garantice la independencia de esta institución, crucial en un estado donde la violencia y el crimen organizado han alcanzado niveles alarmantes. Sin embargo, el proceso de designación mostró todo menos autonomía.

La diputada de Morena, Itzul Barrera, resumió con claridad la inconformidad que llevó a su voto en contra: “Hoy voté en contra de la designación del fiscal del estado de Jalisco y quiero contarles por qué:

Primero, aclarar que no tenía que ver con el perfil, porque no lo conozco, escuché su nombre el día de hoy y no conocía su currícula, ni experiencia en un tema tan delicado y doloroso como es la seguridad para las y los jaliscienses. Segundo, porque la discusión del perfil idóneo para un espacio coyuntural en el estado requiere más que unas horas de discusión y meditación, sin duda. Y finalmente, porque si hablamos de la buena voluntad del nuevo gobernador, lo mejor sería que se atendiera la urgente necesidad de legislar la reforma que desde 2017 pedía al estado que nuestra Fiscalía fuera autónoma, y entonces sí, cambiáramos el proceso de designación al que marca la Constitución del estado.

Hoy y siempre mi voto será definido por mi profundo compromiso con las y los tapatíos que me eligieron y que confían en que no decidiré “fast track” algo tan importante para ellas y para ellos”, afirmó, dejando en evidencia la contradicción de sus compañeros de bancada, quienes, encabezados por Miguel de la Rosa, optaron por alinearse a la negociación política que favorecía al nuevo gobernador.

Salvador González de los Santos no es un desconocido en el ámbito jurídico de Jalisco, su currículum no está exento de méritos. Sin embargo, su imposición por parte de Lemus, sin un proceso transparente ni el respaldo de una consulta amplia, lo deja en una posición frágil frente a una ciudadanía que desconfía de las instituciones.

La tarea que le espera no es menor. La Fiscalía estatal acumula más de 526 mil carpetas de investigación pendientes, una cifra que evidencia el rezago monumental en la impartición de justicia.

El episodio del Congreso es también un reflejo del legado de Enrique Alfaro, un gobernador que deja un estado polarizado, con problemas de seguridad agravados y una ciudadanía desencantada. Su indiferencia durante la sesión no es solo un gesto simbólico, sino un recordatorio de la desconexión que marcó su administración.

Por su parte, Pablo Lemus enfrenta un panorama complicado. La negociación que permitió la aprobación de su fiscal fue una victoria política, pero también un recordatorio de que su gobierno nace de compromisos que podrían limitar su margen de acción. La ciudadanía estará atenta a si estos acuerdos se traducen en resultados concretos o en más de lo mismo.

En Jalisco, la política se mueve al ritmo de los protagonismos, las negociaciones y los protocolos violados. Lo ocurrido en el Congreso local es un microcosmos de una realidad más amplia: un sistema donde las formas importan más que los contenidos, y donde la simulación sigue siendo la moneda de cambio en un estado que demanda cambios reales.

En X @DEPACHECOS

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