NACIONALES
El mundo al revés
Conciencia con texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Cuando era niño, cada año una mueblería ubicada en el barrio de San Juan de Dios, cerca de Pedro Moreno, regalaba calendarios. Me gustaban por la creatividad y comicidad mostrada. Se llamaba “El mundo al revés” y cada uno tenía una litografía diferente: un toro “toreando” al torero; perros llevando humanos con correa y bozal; un maestro chimpancé mostrando la evolución de humanos a simios; peces viendo a humanos en una pecera, etc.
Algunos eran hilarantes. Hoy día, el mundo al revés parece consolidarse en este siglo de ausencias. Faltan personas congruentes, verticales, humanitarias, más que humanistas. Lo que fue una charada, hoy es una terrible realidad. Los patos les tiran a las escopetas. La irrealidad de antaño es lo real del presente.
Los políticos, servidores públicos, adueñados de los mandos que corresponden a quienes los eligieron como representantes; los delincuentes mandando sobre los policías y fuerzas de seguridad; las minorías apoderadas de la voluntad mayoritaria; la hombría de bien menospreciada; la femineidad, despreciada y combatida por un puñado de mujeres inconformes con todo y con todos; el trabajo honrado, un “elemento” de esclavismo; la flojera colectiva, fomentada por gobiernos encargados, supuestamente, de respaldar al trabajo como clave del desarrollo personal y colectivo.
La educación, la que se da en los hogares, en plena picada; la instrucción de primaria a profesional, vituperada y degradada por supuestos licenciados, masters y aún, “doctores” académicos.
Cuando en filosofía nos hablaban de Heráclito de Éfeso, filósofo griego que basó su pensamiento en el axioma “el cambio es la única constante” o “el cambio es lo único permanente”, entendimos que el mundo tiene transformaciones permanentemente, porque, también lo dijo Heráclito, la naturaleza misma de la vida es…el cambio; el cambio es la vida misma y resistirse a éste es hacerlo a la vida.
Hasta aquí no hay dudas. Los cambios son consustanciales a la vida. Pero esos cambios no significan evolución siempre. Por ello Heráclito lloraba y se le quedó el mote de “filósofo llorón”. Heráclito lloraba porque veía el tipo de cambios de la humanidad. Ya desde entonces no eran lo deseable, por lo visto.
¿Cómo serían las litografías actuales en los calendarios de El Mundo al Revés?
Los delincuentes custodiando en la cárcel a la gente honrada; los policías brindando con los rateros; los alumnos reprobando a los maestros; los hombres luciendo faldas, las mujeres bigote y pelo en pecho; los ancianos trabajando, los jóvenes viviendo del gobierno; las prostitutas y chulos dando clases de moral por YouTube; los corruptos pontificando sobre la honradez; los empleados pagándole al patrón por trabajar; los partidos políticos sosteniendo económicamente al gobierno; los heterosexuales escondidos en virtuales closets.
Los gobiernos pagando impuestos al pueblo; las redes sociales erigidas en juzgados populares; los empresarios exigiendo su pago de bienestar; los militares con botones de “amor y paz” y flores en las bayonetas; los albañiles haciendo proyectos arquitectónicos y los arquitectos poniendo ladrillos en muros; los niños corrigiendo a los mayores y las computadoras derrochando inteligencia mientras los humanos quedando analfabetos.
¿Ya se entiende por qué Heráclito de Éfeso lloraba al filosofar sobre el cambio?
Un cambio que se avecina nos guste o no, es del gobierno de Estados Unidos de América. Donald Trump garantiza que el próximo gobierno norteamericano estará lleno de cambios. Algunos ya esperados, tras sus pronunciamientos públicos sobre cómo le gustaría que funcionara el mundo. ¿Qué esperar de Trump una vez acodado en la poltrona del ala este de la Casa Blanca? Obvio: lo peor. No pueden esperarse cambios favorables a la humanidad con las declaraciones de quien será nuevamente presidente del país más poderoso del mundo.
Así que, no es recomendable echar en saco roto lo que Trump ha dicho (que raya en lo insano) en este muy largo periodo de espera de su nuevo régimen. Tampoco hay que quitar la vista de lo que los gobiernos emanados de MORENA pretenden hacer cuando su poder se convierta en totalitario (afán de los morenistas).
Seguramente Heráclito lloraba al ver que la reversa también es cambio.
