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Transformación y adaptación: Perspectivas económicas globales en 2025
Actualidad, por Alberto Gómez R. //
Las perspectivas económicas globales para 2025 están configuradas por una serie de factores que están remodelando el panorama financiero y geopolítico mundial. En este contexto, el año que inicia será de ajustes significativos en respuesta a los cambios que han surgido en los últimos años, incluidos los efectos persistentes de la pandemia de COVID-19, las tensiones comerciales y el cambio en las administraciones de las principales potencias mundiales.
El crecimiento económico global está proyectado a un ritmo moderado, con un enfoque particular en la recuperación de las economías emergentes. Se espera que las naciones desarrolladas también experimenten un crecimiento estable, aunque el desafío estará en manejar las desigualdades económicas y las presiones inflacionarias. La inflación ha sido un tema central en muchas economías avanzadas, y la política monetaria seguirá siendo crucial para contenerla.
Según el informe de las Naciones Unidas “Situación y perspectivas de la economía mundial 2025”, se prevé que el crecimiento económico mundial se mantenga en el 2,8% en 2025, sin cambios respecto de 2024. Si bien la economía mundial ha demostrado resiliencia, al soportar una serie de choques que se refuerzan mutuamente, el crecimiento sigue estando por debajo del promedio anterior a la pandemia del 3,2%, limitado por la debilidad de la inversión, el lento crecimiento de la productividad y los altos niveles de deuda.
En el informe se señala que la menor inflación y la flexibilización monetaria en curso en muchas economías podrían dar un modesto impulso a la actividad económica mundial en 2025. Sin embargo, la incertidumbre sigue siendo grande, con riesgos derivados de conflictos geopolíticos, tensiones comerciales en aumento y costos elevados de endeudamiento en muchas partes del mundo. Estos desafíos son particularmente graves para los países de bajos ingresos y vulnerables, donde un crecimiento deficiente y frágil amenaza con socavar aún más el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El informe destaca el potencial de los minerales críticos para la transición energética (como el litio, el cobalto y las tierras raras) y también para acelerar el progreso hacia los ODS en muchos países.
Para los países en desarrollo ricos en recursos, la creciente demanda mundial de minerales esenciales representa una oportunidad única para impulsar el crecimiento, crear empleos y aumentar los ingresos públicos destinados a la inversión en desarrollo sostenible. Sin embargo, el informe advierte que estas oportunidades conllevan riesgos importantes. La mala gobernanza, las prácticas laborales inseguras, la degradación ambiental y la dependencia excesiva de los mercados volátiles de productos básicos podrían exacerbar las desigualdades y dañar los ecosistemas, socavando los avances en materia de desarrollo a largo plazo. (desapublications.un.org)
La geopolítica mundial también experimentará cambios notables. Con la llegada de nuevos líderes y la reconfiguración de alianzas internacionales, el enfoque en las relaciones comerciales y las estrategias de defensa se intensificará. La globalización, aunque en una fase de reajuste, seguirá siendo un factor determinante en la interconectividad económica, aunque podría adoptar nuevas formas más localizadas o regionalizadas.
Un aspecto crítico para las economías en 2025 será el fortalecimiento del consumo interno. El fomento del consumo local es vital para reducir la dependencia de los mercados externos y generar una economía más resiliente. Las políticas gubernamentales y las iniciativas privadas deberán centrarse en estimular la demanda interna mediante incentivos fiscales, subsidios al consumo y programas que promuevan el poder adquisitivo de la población.
El emprendimiento también jugará un papel crucial en la configuración de la economía futura. La capacidad de innovación y la creación de nuevas empresas serán motores clave para el crecimiento económico. Los gobiernos y las instituciones financieras deben proporcionar el entorno adecuado para que los emprendedores prosperen, ofreciendo acceso a financiamiento, mentoría y redes de apoyo que permitan el desarrollo de ideas innovadoras.
Para que las empresas puedan competir en un mercado global cada vez más desafiante, es fundamental que implementen procesos eficientes y adopten la gestión de calidad como parte de su planeación estratégica. La gestión de calidad no solo mejora la eficiencia operativa, sino que también aumenta la satisfacción del cliente y fortalece la reputación de la marca. Las certificaciones de calidad, como la ISO 9001, pueden ser herramientas valiosas para garantizar que las empresas mantengan estándares altos y cumplan con las expectativas del mercado.
El papel de la tecnología en la transformación de las empresas también será significativo. La digitalización de procesos, la adopción de inteligencia artificial y la automatización de operaciones son áreas que permitirán a las empresas ser más competitivas y adaptarse rápidamente a los cambios del mercado. Las inversiones en tecnología deben ser parte integral de la estrategia empresarial para asegurar un crecimiento sostenible y mantener la relevancia en un entorno dinámico.
Además, el fortalecimiento de las cadenas de suministro locales y regionales será esencial para mitigar los riesgos asociados con las interrupciones globales. La pandemia de COVID-19 puso de manifiesto la vulnerabilidad de las cadenas de suministro globales, y las empresas están reevaluando sus estrategias para asegurarse de que puedan continuar operando incluso en tiempos de crisis.
El entorno económico de 2025 también estará influenciado por las decisiones de política fiscal y monetaria. Los gobiernos tendrán que equilibrar cuidadosamente el gasto para estimular el crecimiento sin exacerbar los problemas de deuda. Las inversiones en infraestructura, educación y salud serán fundamentales para construir una base sólida para el crecimiento a largo plazo.
El papel de los mercados emergentes en la economía global también será crucial. Estas economías están posicionadas para desempeñar un papel más importante en el crecimiento global, y sus estrategias de desarrollo sostenible serán un factor determinante para su éxito. Las inversiones en energías renovables, tecnología y manufactura serán áreas clave de enfoque para estos países.
Las perspectivas económicas globales para 2025 son de transformación y adaptación. Los países y las empresas que puedan fortalecer su consumo interno, fomentar el emprendimiento y adoptar procesos eficientes de gestión de calidad estarán mejor posicionados para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que surjan en este nuevo entorno económico. La colaboración entre el sector público y privado será esencial para construir una economía más resiliente y sostenible para el futuro.
