CULTURA
Emociones desde la grada: “La hinchada”, factor importante en la motivación del futbolista
Miscelánea Deportiva, por Esteban Trelles Meza //
Existe un grupo de fanáticos aficionados que son la sal y la pimienta en un encuentro de fútbol, llegando a ser determinantes en el triunfo o la derrota de sus respectivos equipos.
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En nuestro país prevalecían las llamadas “porras” de cada equipo, que tenían un sello propio de sus integrantes, que no propiamente actúan adecuadamente, destacando la juventud de sus integrantes, en su mayoría sin ningún recato o buenos modales.
La “porra” más conflictiva, irónicamente, lo fue desde siempre el representativo de la máxima casa de estudios, los “Pumas” de la UNAM, con partidarios violentos al máximo, mal educados, broncudos y agresivos, que las “mentadas de madre” están a la orden del día, sin recato alguno en coros multitudinarios, cuando se supone sus integrantes representan a sus estudiantes, en realidad muchos son “porros” de grupos de “choque” que se manejan con extrema violencia.
El llamado “CGH” (Consejo General de Huelga), aparecen en todo el país en manifestaciones violentas, pretextando una ideología de izquierda de carácter socialista sintiéndose los paladines de la justicia.
Lamentablemente la equidad de género envenenó el alma de las féminas, que copian las conductas violentas y destructivos de los varones, en el que la feminidad, recato y el buen gusto brilla por su ausencia, escudándose de manera cobarde en el anonimato cubriéndose la cara con capuchas y pañuelos con gafas.
El negativo episodio del México 68 de Díaz Ordaz y Echeverría Álvarez marcó la vida universitaria para siempre de manera negativa, con cientos de muertos y heridos de un gobierno represivo y retrógrada asesinando a sus iguales, un pueblo oprimido en pleno dominio del partido hegemónico (PRI), que por décadas gobernó este país.
La idiosincrasia particular de los pueblos en el mundo refleja en ese grupo de incondicionales, el vivo retrato del pulso y el sentimiento nacionalista de jóvenes mal encausados que se pelean contra todos, en una rebeldía malentendida y orientada con violencia excesiva.
Los países más apasionados de apoyo incondicional son los sudamericanos con brasileños, argentinos y uruguayos, estos últimos fueron los primeros campeones mundiales (1930 y 1950). La “Torcida” brasileira, destaca por su alegría, espontaneidad con sus bailes de “Samba” con un festejo multicolor de mujeres esculturales que no descansan de su euforia. Los argentinos son todo lo contrario, engreídos, prepotentes, al igual que los jugadores crecidos y mal hablados forman a sus “hinchas”, “barristas”, que son fanáticos con cánticos de frases ofensivas y fuera de lugar.
El “concha tu madre”, con señas obscenas señalando con las dos manos la parte íntima de la mujer, el “boludo”, “pelotudo”, “macanudo”, “La pu… que te parió”, son sus vulgares palabras inapropiadas con un lenguaje soez y prosaico. Los uruguayos con su “garra charrúa” de sus jugadores qué contagiaban a la tribuna en apoyo incondicional hacia ellos.
Recordamos con verdadero asombro y de categoría feminista las chicas chilenas que realizaron un “performance” de una coreografía por las violaciones sexuales que eran objeto y lo manifestaron al mundo con “guante blanco” de educación y elegancia, que, por supuesto nuestro país adoptó de inmediato, que hasta las escuelas y colegios repetían ese “performance” que se hizo viral en todo el orbe, con manifestaciones grupales adecuadas.
La “Ola humana”, que México “pirateó” al béisbol del público estadounidense en el mundial de fútbol de nuestro país 1986, que quiso presentarla como propia (los comentaristas), fue en realidad un plagio de la nula imaginación del pueblo Azteca, que no tiene originalidad y se va por lo fácil, que eso sí somos grandes imitadores.
Los equipos grandes lo son desde siempre Guadalajara, América, Cruz Azul, UNAM con su hinchada argentinizada que importamos desde Argentina (André Fassi), de las “barras” de inadaptados, orates y enajenados que brincan todo el encuentro de fútbol con frases hechas.
“El Rebaño Sagrado”, sucumbió a esa vorágine barrista que no le queda por su mexicanidad y nacionalismo, marcado desde siempre, que los hacen únicos y verdaderos con el cariño del pueblo en mayor número de seguidores, que sí son originales al ser los primeros en llevar serenata en sus concentraciones previas a sus encuentros de Liga de campeonato MX, por supuesto su acérrimo contrincante América sus partidarios les copiaron.
Futbolísticamente, solamente América y Cruz Azul mantienen su prosapia de equipos grandes, que siempre en cada campeonato demuestran su jerarquía y regularidad en pos del campeonato de Liga MX, el de la CONCACAF y los que se presenten, en la Copa Libertadores de América Cruz Azul primero y después Guadalajara llegaron a una final, los celestes vencieron al Boca Juniors en su propio estadio, en serie de penales sucumbieron con una “barra” en tribuna agresiva e incondicional que influyó en el contrario (penales).
“El Rebaño Sagrado” perdió la final por culpa única y directa del finado Vergara, a quién se le ocurrió salir del Estadio Jalisco para jugar en su flamante Estadio “Omnilife”, con el pasto sintético que no dominaban, que Vergara al no saber lo que es ser “canchero”, dio ventajas al equipo visitante Internacional de Porto Alegre, que para colmo perdieron de locales y en la casa de los amazónicos volvieron a sucumbir, global 5 – 3 (2010).
La “porra” que ya entonces era “barrista” de lo más estúpido, que renunciaron a la “porra tradicional”, que ningún club la tiene actualmente, no motivaron para nada al “Rebaño”, que a pesar de tener un equipazo liderados por él talentoso “Bofo” Bautista, Omar Bravo, Marco Fabián, Magallón, Reynoso y el guardameta Jesús Corona (refuerzo), entre paréntesis este equipo humilló al Boca Juniors 4 – 0 en el Estadio Jalisco con la dirección técnica de José Luis “Güero” Real con récord de invicto en inicio de campeonato de más de ocho encuentros ganados.
“La Máquina” de la Cruz Azul con su “porra” con tambores y demás, su “grito de guerra” del ensordecedor silbato de máquina de tren que retumba en el Estadio Azteca (sede) desde siempre en los 70´s, es un motivador para los jugadores que sacan el extra y son bien cobijados por su porra.
Recordamos a la Comarca Lagunera como plaza difícil que tienen varios campeonatos de Liga con llenos en su antiguo Estadio Corona que actualmente con su estadio nuevo “ni la porra acude”.
En Europa “Los hinchas” son incondicionales en la área central así como también en la Península Escandinava, Noruega, Suecia, Finlandia y que decir Países Bajos, que los nuestros triunfan, que la educación sobresale, que sus “hinchas” reconocen a quienes participaron en cualquier equipo de su Liga (2025), en la Eurocopa nuestro compatriota Santiago Giménez (Feyenoord), que lo vendieron al Milán de Italia, de visitante no sólo la hinchada lo recibieron con aplausos sino todo el estadio en general, lo mismo en su momento con “Chucky” Lozano y con aplausos y festejos también despidieron al “El principito” Andrés Guardado.
En nuestro país y los connacionales que radican en USA es todo lo contrario, el jugador que militó en cualquier equipo, cuando se presentan en encuentro de fútbol con sus ex, de inmediato la rechifla, improperios, mentadas de madre y demás, es la bienvenida que le dan a quienes por un tiempo fueron incluso referentes.
Por poner un solo ejemplo de muchos que existen, a Alexis Vega lo vendieron los directivos “Chivas” y en cada partido de Toluca con Guadalajara los improperios y rechiflas son la demostración de la ingratitud de la hinchada de los rojiblancos siempre (todos los equipos son lo mismo). La cultura prevalece resaltando la envidia, la ira, soberbia, lujuria, cuatro de los siete pecados capitales (gula, avaricia y pereza).
El tema de la selección nacional es enteramente lo mismo, las rechiflas de las porras e hinchadas son no sólo severas sino injustas, e incluso el grito homofóbico se los aplican a los nuestros cuando juegan mal, en una incongruencia absurda no por envolvernos en la bandera nacional, sino la incondicionalidad que no existe cuando de apoyar a la selección debería ser obligado en las buenas y en las malas.
En conclusión, “Las porras, los hinchas, barras, torcidas, tifosis, etc.”, si influyen sobremanera en el ánimo de los jugadores para bien o para mal.
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