NACIONALES
¿Y si Xóchitl hubiese ganado la presidencia?
Desde los Campos del Poder, por Benjamín Mora Gómez //
El destino se elige, se trabaja, se merece y hace realidad; con todo, el propósito del destino debe renovarse a diario. Se me dijo que Porfirio Díaz había sido el autor del Lamento nacional: “¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!”; sin embargo, en la prepa supe que a don Nemesio García Naranjo, abuelo de uno de mis maestros de igual nombre, le debíamos tal verdad que hoy sigue vigente…
Con mi padre hablé de la evolución congruente de las personas, las empresas y las naciones, es decir, de no dejar nada al azar, nada del ahí se va.
Tenemos la bandera, el escudo y el himno nacionales más hermosos del mundo. De nuestro himno me fascina cuando proclamamos que el eterno destino de México fue escrito por el dedo de Dios; imagen que me recuerda a “La creación de Adán” de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Ésta es una declaración muy hermosa llena de fe; sin embargo, la verdad última se impone, Dios solo está en dónde se le invita y abren las puertas, y en México las tiene cerradas. Como nación, nuestra laicidad es plausible; nuestra soberbia, no.
El peso de plata Novo hispano era aceptado en el mundo entero; hoy flotamos nuestro peso para no hundirnos. Tras nuestra Independencia, nos pelearnos en guerras intestinas que aprovecharon liberales y conservadores para escribirnos un destino precario. Importamos a un emperador austriaco e inventamos sueños lejanos de la realidad. Mucho hicimos de mal.
Pobres de nosotros, obligados a vivir según las autocomplacencias celebratorias de nuestros gobernantes, estos de ocurrencias siempre empequeñecidas por la realidad. Hombres y mujeres, en demasiados casos, de pensamientos como luces de bengala que deslumbran de lejos pero que queman si te acercas a ellas.
Aunque voté por ella, no fui fan de Xóchitl Gálvez. No me dejé envolver por su atrevimiento de ir a tocar las puertas de Palacio Nacional para que se le abrieran y defendiera de falsedades en la mañanera de López Obrador. Me pareció que Gálvez y López eran dos grandes egos que chocaban.
Xóchitl fue creación de Claudio X. González, y mal alfil de políticos de viejo cuño que anticipaban la derrota de la coalición opositora, pero que entendieron cómo sobrevivir en el marasmo morenista.
A pocos meses de iniciado el gobierno de Claudia Sheinbaum, trato de imaginar qué tan buena presidente sería Xóchitl Gálvez: Quizá tendría a un muchísimo mejor gabinete con gente como José Ángel Gurría, Ildefonso Guajardo, Enrique de la Madrid y Beatriz Paredes; sin embargo, quizá Claudio X. González sería la versión mexicana de Elon Musk.
Xóchitl Gálvez nos hubiera ahorrado muchos sin sabores ante Donald Trump con gente como Gurría y Guajardo negociando con el gabinete gringo. Gálvez hubiera aceptado, desde un primer momento, la existencia de laboratorios de fentanilo y hubiese actuado de otro modo ante la migración irregular y desbordada que nos heredó López Obrador.
El Congreso de la Unión tendría una composición no sobre representada y no estaríamos en la antesala del golpe de Estado del Ejecutivo sobre el Legislativo y quizá estaríamos en el renacimiento de los órganos de control ciudadano. López Obrador estaría localizable y varios gobernadores de Morena enfrentarían su desafuero para ser llevados a juicio por esas mismas razones que los conocen sus gobernados y quieren los malandros.
Debemos convencernos de que tenemos la capacidad de enfrentar y superar desafíos. Vale este ejercicio de realidades paralelas para que, quienes votaron por Claudia Sheinbaum imaginen el México que se negaron a sí mismos y a sus hijos menores, y cambiar el rumbo.
Hoy, con mayor razón, y en base a lo vivido, volvería a votar por Xóchitl Gálvez; no obstante, en este juego de lo hipotético, quizá podríamos haber elegido mejor a nuestro candidato de entre José Ángel Gurría, Ildefonso Guajardo, Enrique de la Madrid y Beatriz Paredes, y Claudio X. González no se hubiese atrevido a jugar al político siendo un imberbe en el tema, con el dinero de papi Claudio.
Ernesto Zedillo, quien sin duda el menos priista de los expresidentes de la revolución institucionalizada, ha puesto en jaque a Claudia Sheinbaum ante sus críticas severas. Parece creer que ya no tiene modo de echarse apara atrás en su pleito y debe terminarlo, aunque su derrota está escrita.
Si “la vida es sueño y los sueños, sueños son”, como dijera de don Pedro Calderón de la Barca, pongámonos a trabajar muy en serio en el destino eterno de México. De nuestra presidente solo podremos esperar trampas y muros y más atrevimientos como su censura a la libertad de pensamiento, palabra y obra.
El Papa Francisco nos dijo a los mexicanos que Satanás nos tiene bronca porque María nos eligió como nación y pueblo para hablarnos en el Tepeyac. Hoy, el maligno, dueño y señor del engaño, tiene en Morena a sus mensajeros; recordemos quién, siendo atea, portó a la Guadalupana en una falda a manera de burla y menos precio. A ella, mis dudas de su bondad.
