JALISCO
El agua turbia de Jalisco
Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //
El SIAPA enfrenta un problema significativo: el Congreso del Estado aprobó un aumento en las tarifas del servicio de agua potable. Esta decisión ha generado un sinfín de críticas, pues se señala que la aprobación se dio bajo el respaldo de ciertos partidos políticos.
Como resultado, el tema se está utilizando políticamente para influir en la percepción ciudadana. Se busca inculcar en los ciudadanos la idea de que con otro partido esta situación no ocurriría, razonando anticipadamente el voto para la próxima y aún lejana contienda electoral.
Ahora surge la disyuntiva: ¿qué es peor? ¿Otorgar el aumento a un sistema intermunicipal deficiente o ver cómo los partidos que no están en el gobierno utilizan las redes sociales para asegurar que ellos «nunca harán lo que hoy se hace en Jalisco»? En fin, la política y la gobernanza a menudo se desvían de su propósito, y el tema del SIAPA es, sin duda, digno de un análisis profundo.
Es importante recordar que el acceso al agua es un derecho humano reconocido por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 28 de julio de 2010, un derecho esencial y necesario para una vida digna y la realización de otros derechos humanos.
El Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA) es la instancia encargada de dotar de servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento en cantidad y calidad suficiente a los habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara. Sin embargo, existe una deficiencia generalizada en todo lo que le corresponde al SIAPA. Además de ser un servicio costoso, incluso antes de este último aumento, su desempeño general deja mucho que desear. Por décadas, el SIAPA ha sido utilizado por grupos de poder como una «caja chica» para colocar personas en nóminas, pagar favores o incluso generarlos.
La deficiencia excesiva del Sistema Intermunicipal de Agua, su opacidad, las fallas en su operación, la deplorable calidad del agua, los cortes excesivos y su alto costo deberían hacernos reflexionar sobre los gobiernos que nos engañan y los congresos que se acomodan para aprobar aumentos. Las mejoras deben ser para los ciudadanos, no para los gobiernos. Esto empeorará con la ausencia y el retroceso de los sistemas de transparencia. ¿Cómo solicitaremos la información pública, que también es un derecho?
El aumento a los servicios de agua se aprobó mientras cientos de colonias no tienen agua, otras tantas reciben agua color café (como la de Sanborns) y otras sufren cortes de días. Cuestionar la justificación del aumento y explicar la razón por la que el ciudadano debe pagar más por el pésimo servicio de agua que tenemos, era una tarea simple y obligada de los diputados, así como su deber de llevar a cabo un proceso legislativo transparente y honesto.
El SIAPA, un organismo vital para la Zona Metropolitana de Guadalajara, ha estado inmerso en diversas controversias y escándalos a lo largo de los años, principalmente debido a problemas de corrupción y malversación de fondos —incluyendo el uso de una «caja chica» con fines políticos y la existencia de nepotismo y contratos irregulares—, así como a significativas deficiencias en el servicio y la calidad del agua.
Estas fallas operativas se manifiestan en fugas, falta de mantenimiento de redes e infraestructura precaria, lo que ha llevado al SIAPA a ser el organismo con el mayor número de quejas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, evidenciando la magnitud de las inconformidades ciudadanas. A todo esto, se suma una notoria falta de transparencia en su gestión, lo que dificulta evidentemente el acceso a la información pública y la rendición de cuentas.
El agua potable es un líquido esencial para que las personas vivan dignamente; no puede ser un lujo ni un botín político. La planificación de los servicios de agua en Jalisco debe ser revisada y planteada a profundidad, con la consigna de mejorar la calidad de vida de las personas y los servicios del estado.
Sin embargo, la política mexicana nos envuelve en situaciones tan deplorables que no tienen nada que ver con el bienestar y la dignidad humana.
