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Cómo llegar a 80 mil pesos de cotización en una pensión
-Consejos para la jubilación, por Arturo Pérez Díaz
Tener 55 años. Marca el momento más importante en la planeación de la jubilación, si a esta edad se empieza a trabajar una estrategia, al llegar a los 60 años se podrá beneficiar de una pensión superior a 40 mil pesos mensuales; si se empieza a los 60 años, habría que esperar a los 65 años y construir una jubilación digna.
Las cifras son contundentes: muchos jubilados del IMSS reciben pensiones históricamente bajas, que rondan apenas el salario mínimo. Esto deja a miles de personas en bancarrota virtual, incapaces de sostener su manutención, pagar vivienda digna y, peor aún, cubrir los gastos en salud que inevitablemente aumentan en la vejez y el sistema oficial de salud resulta deficiente en el cuidado de los adultos mayores, por lo que pagar sistemas de salud privados con pensiones de hambre es una ilusión.
El esquema de jubilaciones, aunque sólido en lo jurídico, es extremadamente complejo, y requiere que el trabajador actúe con anticipación e información para obtener un retiro digno. La buena noticia es que existen mecanismos legales para mejorar considerablemente la pensión; uno de los más potentes es la Modalidad 40, una herramienta diseñada para quienes desean continuar cotizando de forma voluntaria y elevar así la cuantía de su jubilación.
Bajo la Ley del Seguro Social de 1973, los trabajadores que cumplen con un mínimo de 500 semanas cotizadas y que tienen al menos 60 años pueden solicitar su pensión por cesantía en edad avanzada y a los 65 años por vejez.
El problema surge cuando descubrimos que, bajo las reglas actuales de salarios bajos y muchas veces de subregistro de sueldos, la cuantía básica es tan baja que no cubre ni siquiera las necesidades esenciales.
Esto se debe a varios factores: salarios, base de cotización bajos durante la vida laboral, lagunas en las semanas cotizadas, desconocimiento de los beneficios adicionales y falta de planeación. Aquí es donde la Modalidad 40 entra en juego.
Esto es clave, porque el IMSS calcula la pensión final con base en: 1.- Edad al momento de la jubilación (entre 60 y 65 años), 2.- Semanas cotizadas (mínimo 500 y 3.- Salario base de cotización promedio de los últimos 5 años.
Para ilustrar cómo se calcula la pensión del IMSS, veamos un ejemplo sencillo y realista. Datos del trabajador: Edad 60 años; Semanas cotizadas, 1,250; Salario base promedio (últimos 5 años): $2,500 diarios (aproximadamente 25 UMA); esposa con derecho a pensión por asignación familiar; 2 hijos menores de 16 años; ambos padres vivos (ascendencia).
El IMSS toma en cuenta la edad y las semanas cotizadas para calcular un porcentaje sobre el salario promedio.
Por ejemplo, a los 60 años el trabajador recibe un 75% del monto base, que aumenta gradualmente hasta el 100% a los 65 años.
Supongamos que la cuantía básica calculada es de $30,000 mensuales a los 60 años.
La ley permite sumar:
- 15% adicional por la esposa.
- 10% por cada hijo menor.
- 10% por cada ascendiente (padres).
Además, se debe contemplar el beneficio del decreto presidencial de Vicente Fox, que otorga un 11% adicional sobre la cuantía básica. De esta forma, la cuantía básica de $30,000 subirá a $49,800 mensuales.
Una vez firmado y aceptado el dictamen resolutivo del IMSS, ya no se puede impugnar ni corregir. Por eso es fundamental que el trabajador no firme hasta asegurarse de que: se incluyeron todas las semanas cotizadas; se respetó el salario base correcto; se añadieron las asignaciones familiares por ascendencia y se incluyó el 11% del decreto Fox.
Si algo falta, debe solicitarse la corrección antes de firmar.
Con la orientación adecuada, un asesor profesional puede calcular una proyección de pensión tomando en cuenta las semanas cotizadas, la edad, y el salario base. Esto permite diseñar un plan de aportaciones voluntarias mediante Modalidad 40 para maximizar la pensión.
Si tienes entre 55 y 60 años, ya es tiempo de informarte y actuar. La pensión no debe dejarse al azar ni a la dinámica impersonal de la burocracia.
Si tienes dudas, busca asesoría profesional y no dejes para mañana lo que puede cambiar tu futuro hoy.
En resumen: tu retiro puede ser un capítulo digno y tranquilo, o una pesadilla financiera. Tú eliges cuándo y cómo prepararte. La diferencia está en informarte y actuar con tiempo.
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