NACIONALES
La pauta del acordeón
-Opinión, por Luis Manuel Robles Naya
El sistema electoral mexicano se convirtió en una orquesta que ejecuta la pauta trazada desde el oficialismo para controlar al Poder Judicial. Notas fúnebres son las finales para la credibilidad de los resultados electorales a partir de ahora. De paso, la Constitución General de la República, modificada por diputados y senadores que ni leyeron ni entendieron la profundidad de las reformas que aprobaron, queda convertida en mera referencia a criterio de los juzgadores.
En los hechos, pese a lo que digan las “autoridades electorales”, muy satisfechas por su trabajo, resultó todo un ejemplo de cómo no se deben hacer las cosas. Ni hacer elecciones apresuradas a capricho del gobernante, ni emitir regulaciones sin reflexión que tengan que ser complementadas con acuerdos administrativos. Al final, tanto el INE como el Tribunal Electoral Federal solo siguieron la batuta del director o directora, vaya usted a saber, componiendo lo que pudieron y acatando las disposiciones oficiales para que al Poder Judicial se integren todos los que figuraron en los acordeones ya famosos.
Como si fuera un sepelio norteño, el INE se está enterrando a música de acordeón. La última pieza tocada (alegoría ilustrativa) es la relativa a las multas impuestas a los ganadores de la elección, con lo cual acusan a los participantes de haber violado la ley y los sancionan con una ridícula multa. Es previsible que el Tribunal Electoral las deje sin efecto, ─las multas─ porque no se puede concebir que quienes aplicarán la ley lleguen a vestir la toga habiendo violado la ley y, por tanto, serán exonerados.
Recientemente, el ministro en retiro José Ramón Cossío Díaz y el maestro en Ciencia Política y Derecho Constitucional Jorge Alberto Medellín Pino presentaron un bien fundamentado estudio que tiende a demostrar que la elección judicial es un caso “extremadamente grave de cooptación electoral y captura institucional.” Con abundante y abrumadora “evidencia técnica demuestran cómo distrito por distrito se reprodujo un patrón mecánico de votación que no pudo surgir de forma libre ni espontánea.”
El entrecomillado es porque son fragmentos del informe imposible de reproducir en su totalidad en esta columna y solo subrayo conclusiones importantes. Para los autores del estudio fue “una elección calcada para la SCJN, TDJ, y la Sala Superior del TEPJF, por medio de “acordeones”, lo cual es de suma gravedad pues es una cuestión que afecta la seguridad y certeza jurídica de cualquier persona física o moral a la que se imparta justicia en este país.”
Con gráficas, muy claras, demuestran que no existió una dispersión natural del voto, sino un comportamiento idéntico para elegir los integrantes de las tres instancias de justicia, cosa imposible entre cientos y miles de combinaciones posibles que se podían dar en las boletas, y eso a los ojos de cualquiera con tres dedos de entendedera puede concluir que no se debe a una votación libre, sino a una inducida y manipulada.
A las cifras y gráficas que aporta el informe del ministro en retiro y del maestro en ciencias, que exhiben las coincidencias entre acordeones y votos, hay que sumar que con anterioridad 6 consejeros del INE habían hecho notar la irregularidad en términos similares y, sin embargo, el Consejo General se salió por la tangente. Anulo casillas con causales de nulidad evidentes, reconoció la ilegalidad, pero negó la generalización para no anular la elección.
En política las coincidencias no existen y para este servidor, basado en los informes y datos en ellos contenidos, los resultados de la elección judicial son consecuencia de una operación concebida, diseñada y operada desde la institucionalidad. Lo que afirmo no es una ingenuidad, lo sería si no supiera que una uniformidad así solo puede darse por el contubernio entre quien hace los acordeones y quien cuenta los votos.
En principio, no se puede saber si en realidad asistieron 13 millones de personas a votar, la afluencia en las casillas fue mínima, como se pudo observar. No se contaron ni inutilizaron las boletas sobrantes y todas, las marcadas y las no usadas, se resguardaron en los comités distritales con personal del INE.
Los conteos los realizó personal del INE sin presencia ciudadana, lo que me lleva a pensar, dada la coincidencia excepcional e inexplicable de los resultados, que los acordeones, en vez de tenerlos los votantes, los tenían quienes contaban las boletas. En los tiempos del pleistoceno democrático mexicano, al conteo en lo oscurito y manoseo oficial de las boletas se le llamaba mapachismo, hoy, es la democracia de la 4T.
La pauta de los acordeones marca un ritmo de marcha fúnebre, no del jolgorio autoritario del gobierno, sino de las elecciones libres, confiables y creíbles. El Consejo General del INE, el Tribunal Superior Electoral del Poder Judicial de la Federación quedan como músicos de cuarta, sí, de esa cuarta.
