NACIONALES
La eterna lucha intestina
-Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez
¿La lucha intestina en Morena es para aplicar los principios e ideales de la 4T, para retomar el rumbo que sirvió de estandarte para acceder al poder? ¿Acaso es una pugna entre malos y buenos? ¿Es solamente un reacomodo de las calabazas, una vez que la carreta va caminando?
Siempre es lo mismo. Cuando el PRI mandaba, los que perdían la contienda presidencial, por ejemplo, trataban de evitar el principal castigo: la banca; pero la banca donde no había sueldo, presupuesto ni negocios con el gobierno en turno. A la menor provocación, los “extraviados” renunciaban a sus lealtades y se sumaban ipso facto al carro del triunfador. A veces se les levantaba el castigo; otras veces sufrían el infierno de “vivir en el error”.
Lo usual era que el régimen que llegaba nuevo en cada sexenio trataba de borrar todo lo que su antecesor había hecho: bueno o malo. Usaban lo peor de los antecesores, como bandera para desprestigiar.
Los priistas eran feroces en esos lances. Eran caníbales despiadados. Eran sus reglas del juego. Llegaron los panistas al poder. Los “tradicionales” fueron hechos a un lado por los “pragmáticos” que se metieron como la humedad al partido hasta hacer desaparecer, casi, a los idealistas opositores de siempre.
Los neopanistas de alguna manera repitieron lo que los priistas dejaron como impronta. Los blanquiazules se hicieron al lado de quienes detentaron el poder; dejaron principios e ideales en sus discursos y se alinearon con quienes repartieron puestos públicos, diputaciones, senadurías y… negocios.
Es decir, esto que se ve en Morena es la misma película que se ha proyectado desde los tiempos de Obregón, al que le impidieron reelegirse de manera contundente.
Plutarco Elías Calles, más sagaz que don Álvaro, puso presidentes a modo para seguir gobernando, hasta que Lázaro Cárdenas desmanteló su red de poder que incluía diputados, gobernadores, senadores, jefes de cuarteles militares.
A algunos se les compró su lealtad, a otros hubo que amenazarlos; también hubo violencia contra los más callistas. Al final, cuando El Turco fue enviado como paquete exprés a Los Ángeles, California, surgió la “unidad patriótica” en torno al Tlatoani en el poder.
Esa estrategia se repitió, parece que se sigue repitiendo, con priistas, panistas, perredistas, porque es parte del sistema político que se implementó en México desde que la Revolución se bajó del caballo.
Para consuelo de muchos, no solo en nuestra nación se estilan estas guerras intestinas. Países de todo el orbe pueden dar testimonio de las maneras poco éticas, inmorales, también, de comprar o agenciarse ideologías, militantes y voluntades populares por parte de quienes detentan el poder.
En Morena subsiste el caciquismo. Es innegable que la influencia de AMLO rige la agenda política de la 4T. Tanto por su habilidad para maniobrar política, social y mediáticamente, como por los favores que sus allegados y seguidores le deben. (une más la complicidad que la sangre).
Quien piense que será fácil que el Peje se vaya a casita a darle pan a las palomas, no sabe el grado de maquiavelismo de López Obrador.
Los “golpes” hacia lopezobradoristas connotados (Alfonso Romo Garza, de Vector, su hijo Andy, Adán Augusto y los dilapidadores Monreal, Mario Delgado Carrillo, damas y caballeros con ropa y gadgets de costo millonario y…el infaltable, Fernández Noroña) más los “trapos sucios” que se acumulen en las próximas semanas darán un panorama sobre cómo los neomorenistas tratan de deshacerse de los “conservadores” (los que quieren conservar poder y prebendas allende su sexenio).
Nadie sabe en qué van a parar estas luchas intestinas. Lo que es evidente aún para los más cegatones, es que Morena se debate en una encrucijada: siguen bajo la “tutela” del máximo líder de la transformación o se impone el estilo personal de gobernar de la presidente y su grupo político.
¿Hasta qué punto serán determinantes los “cantos gregorianos” de los Chapitos, el Mayo Zambada y demás “cantantes” que den otros datos a quienes les están “soplando” anomalías a quienes tienen la responsabilidad de conducir a México?
Por lo pronto, no se asuste si de repente los acérrimos lopezobradoristas se lanzan en contra de su “líder moral”; o que surjan “corrientes” dentro del partido, llevando como bandera la ortodoxia de la que se ha desviado la 4T.
Cómo maniobren política y socialmente quienes buscan sacudirse la tutela tabasqueña; cómo y con qué “seduzcan” a los indecisos; cómo les hagan manita de puerco a los “ultra pejistas” y cómo se justifique ante la opinión pública hacer a un lado al tótem, será lo que pueda cambiar los modos y maneras o… dejar seguir la Cuarta Transformación según el plan original de la efigie morenista.
Así que, se advierten nuevas revelaciones no muy agradables de personajes de Morena. El contraataque no se hará esperar. La pax romana que supondría el continuismo de la 4T está por quebrarse. ¿Lograrán superar sus notables diferencias los pejistas y neomorenistas? ¿Habrá depuración de elementos vía jubilación,” expulsación” o exposición de ciertos excesos contrarios a la propaganda morenista de austeridad, honradez e integridad?
