JALISCO
Clase política y el abismo social
– Luchas Sociales, por Mónica Ortiz
Los congresos locales, también conocidos como legislaturas estatales, tienen funciones cruciales, quizás incomprendidas por la población. Esto se debe a que, en sus campañas, los candidatos a menudo se promocionan con un exceso de ego político, presentándose ante la ciudadanía como los rescatadores de causas que, la mayoría de las veces, ni siquiera forman parte de las funciones legislativas para las que existen los legisladores locales.
Los congresos locales son la representación de la ciudadanía y el contrapeso más importante que tiene el Poder Ejecutivo. La calidad de una legislatura siempre será fundamental para un estado, debido a que sus funciones consisten en expedir leyes, decretos o acuerdos que regulen diversos aspectos de la vida, como la administración pública, el medio ambiente, la educación, la salud, la seguridad y el desarrollo urbano.
Sin embargo, han existido todo tipo de legislaturas en Jalisco, desde las más desvergonzadas hasta aquellas que brillaron por su ausencia en sus funciones legislativas. Por desgracia, nuestro maravilloso país también cuenta con una increíble y descarada clase política que usa los escaños, no para el beneficio de la sociedad y la prosperidad de la entidad federativa. No buscan crear, modificar o derogar leyes mediante iniciativas que promuevan el desarrollo, la calidad de vida y una gobernanza acorde con los tiempos que vivimos.
Por el contrario, buscan hacer peso político para mantener o evitar mayorías, según sea el caso de lo que se tenga que aprobar en beneficio de grupos de poder o de partidos políticos. Algunas legislaturas incluso evitan ser el contrapeso constitucional de los gobernadores, llegando a convertirse en su mano derecha para lograr aprobaciones.
En ese sentido, el tema de cuánto cuesta y gana la clase legisladora siempre ha sido percibido por la sociedad como un abuso. Los sueldos y beneficios extraordinarios que reciben, adicionales a su “dieta” o salario base, resultan desproporcionados en un país con una importante brecha de pobreza.
Mientras que la clase trabajadora tiene un salario mínimo precario, a pesar de los aumentos en el último sexenio, y el costo de vida en México es elevado, la dieta y los beneficios de los diputados son un insulto para los ciudadanos.
A menudo, no existe la voluntad ni el interés político para generar desarrollo y derechos para la ciudadanía. Un trabajador, sin duda, podría enumerar al menos veinte necesidades laborales que deberían legislarse para proteger a la clase trabajadora, las cuales serían parte de las necesidades de la entidad federativa.
A pesar de lo que ya conocemos sobre las legislaturas, actualmente en Jalisco se aprobó un aumento salarial del 3.5% para los diputados locales. El argumento principal para este incremento es que no habían aprobado un aumento propio en mucho tiempo. Con esta medida, los legisladores percibirán casi 1.8 millones de pesos anuales, lo que eleva su salario mensual a 112,887 pesos por cada diputado.
¿Qué se espera de los diputados? Que trabajen basándose en las necesidades de la sociedad y no en la política local. Que sean el contrapeso constitucional, que es la razón de su existencia. Es fundamental que en cada iniciativa o decreto produzcan lo que los jaliscienses requieren para vivir de forma acorde a los tiempos actuales.
En su lista de prioridades, deberían cambiar de lugar prioritario a su partido o grupo político y colocar a la ciudadanía en la cima, de modo que su función legislativa se perciba en la comunidad.
Vivimos cambios que no beneficiarán a la sociedad, como los sufridos en el Poder Judicial federal y, próximamente, en el estatal. La tarea de los diputados es ser ese contrapeso que disuelva el impacto negativo y mantenga la certeza de que contaremos con juzgadores de calidad probada. Por ejemplo, una de sus tareas pendientes en esta legislatura es asegurar que la transparencia y el acceso a la información se mantengan en Jalisco.
De ellos depende que la posible desaparición de los órganos garantes no convierta al Estado en uno lleno de opacidad y corrupción. En resumen, de los legisladores depende que las situaciones sociales en Jalisco se resuelvan, se atiendan, se legislen y dejen de ser un problema que se agrava con el tiempo.
En conclusión, la brecha entre la función ideal de los legisladores y su actuación en la realidad tiene un desajuste que se evidencia en la percepción social. Por lo tanto, se hace un llamado a la acción, exigiendo a los diputados que asuman su verdadero rol: ser un contrapeso efectivo, promover leyes que beneficien a la sociedad y justifiquen su salario.
