JALISCO
Valle de los Molinos y la voracidad inmobiliaria
– Opinión, por Gerardo Rico
Se le llegó a considerar como una de las zonas de mayor producción de maíz en el país en la década de los 50, cuando el gobernador Agustín Yañez buscó que alcanzara el millón de toneladas y aunque no alcanzó la meta, las cifras rondaron las 750 mil toneladas. Los siguientes gobernadores mantuvieron esta dinámica y se afirma que el gobernador Juan Gil Preciado fue nombrado secretario de Agricultura y Ganadería del gobierno federal por el impulso dado a la producción agropecuaria.
Sin embargo, en los primeros años de la década de los 90 la historia cambió, el panorama agrícola se complicó frente a la presión urbana de la ciudad. La agricultura ya no fue una actividad primaria y de subsistencia para la mayoría de los campesinos del poblado de Tesistán, los habitantes se emplearon en la industria, en los servicios que se multiplican en el pueblo y en el área metropolitana de Guadalajara.
El mercado inmobiliario fue el factor principal para la transformación del entorno físico y cultural. Para que los ejidatarios pudieran enajenar sus derechos sobre la propiedad, tenían que contar con el dominio pleno de la misma y se originó la especulación. De este modo, el poblado de Tesistán como efecto de la metropolización y expansión de la ciudad de Guadalajara, acumuló procesos que incrementaron la vulnerabilidad y precariedad de la calidad de vida de sus habitantes.
Durante la semana que recién pasó nos enteramos que el Tribunal de Justicia Alternativa (TJA) aprobó la construcción de 17 mil viviendas en Valle de los Molinos. Las diferencias legales se originaron en la primera administración del actual gobernador Pablo Lemus Navarro, como presidente municipal de Zapopan cuando frenaron a la constructora Casas Javer, orignaría de Monterrey Nuevo León, el proyecto de construcción de vivienda.
A través de la Sextra Sala del TJA que encabeza Paloma Romana Magallanes de la Rosa, se otorgó el permiso para un desarrollo más que consta de miles de viviendas en esa zona. De proceder la mencionada urbanización, se afectarían dos áreas naturales como el bosque del Nixticuil y cerros que se encuentran dentro de la zona de la barranca del Río Santiago.
Impactaría de manera directa en el cerro del jacal de Piedra, parte del corredor metropolitano que une el área natural protegida del bosque del Nixticuil, San Esteban. El Diente, con los ecosistemas del área protegida de la barranca de los ríos Santiago y Verde y la sierra de Tesistán, de acuerdo al Comité de Defensa del Bosque del Nixtiquil.
Hay que destacar que con el cambio de uso del suelo, la dispersión de la forma urbana, la terciarización de la actividad económica, la distancia y acceso a la ciudad y la diversidad de apropiarse del territorio, originaron que se triplicara la población en las últimas décadas, precisa el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologia Social Occidente (CIESAS)
En el poblado el uso mixto del suelo (agrícola, urbano-privado-social) creó un entorno propicio para la especulación. El mercado inmobiliario compuesto de actores locales (ejidales y pequeña propiedad) y metropolitanos (inmobiliarias) transformó las dinámicas económicas de la zona periurbana. Los campesinos no tuvieron más que entrar a las dinámicas de la vorágine del mercado inmobiliario, en términos de “ganar, ganar”.
La contaminación de agua
La demanda de agua actualmente es crítica pues cada vez es más escasa su disponibilidad en cantidad y calidad, condición que empeora por la mala gestión del agua por parte del SIAPA. Esta situación trae por consecuencias la contaminación del agua subterránea y manantiales, el agua se contamina con lixiviados, se secan e interrumpen las corrientes superficiales, se desecan cuerpos de agua, se construyen pozos clandestinos.
Urgen atender la condición de escasez de agua, debido a la presencia de contaminación en niveles altos de las aguas superficiales del Río Blanco y del Arroyo Milpillas trayendo afectaciones al ciclo hidrológico. En la actualidad estas condiciones de contaminación afectan a la mayoría de los arroyos y barrancas que son tratados como vertederos de aguas negras y residuos sólidos, tanto de usos domésticos como industriales.
La extracción excesiva de agua subterránea en Tesistán, impulsada por el crecimiento urbano e industrial, ha sobreexplotado acuíferos, reactivado grietas en Nextipac y contaminado cauces usados para riego, según el Estudio Justificativo para la declaratoria de área de protección hidrológica de Zapopan.
Más allá de dictámenes jurídicos, de posicionamientos políticos y de intereses inmobiliarios, la situación en Valle de los Molinos tiende a convertirse en un caos, si es que aún no se llega a eso. Cifras actualizadas contabilizan a más de 90 mil habitantes, más los que se acumulen. La especulación inmobiliaria simplemente ha llevado al límite a quienes habitan en esa zona del área conurbada de Guadalajara.
