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JALISCO

Bianca Enríquez, titular del INPI: Critica marginación de la SICT por incumplir deuda con Comunidad Indígena de Mezquitán

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– Por Francisco Junco

En el marco del VI Congreso de Cultura de Paz, celebrado en Guadalajara, Bianca América Enríquez López, titular del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) en Jalisco y Colima, resaltó la práctica ancestral de la paz en las comunidades originarias. Sin embargo, también denunció la marginación institucional que impide el cumplimiento de deudas históricas del Estado.

En particular, señaló el caso de la Comunidad Indígena de Mezquitán, donde la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) ha incumplido por más de 21 años un acuerdo de indemnización por la cesión de 26.93 hectáreas de tierra para la ampliación de la carretera Guadalajara-Saltillo.

El discurso dice una cosa, pero las acciones muy concretas son otras”, reprochó Enríquez, aludiendo a cómo esta burocracia perpetúa la exclusión de los pueblos indígenas, a pesar de sentencias judiciales favorables y promesas de compensación por alrededor de 40 millones de pesos, actualizados a más de 35 millones en 2025.

Este caso, que involucra a una comunidad wixárika y nahua con más de 335 años de historia y un título virreinal de 1690, ejemplifica la “marginación sistemática” y el “racismo institucional disfrazado de burocracia”, según reportes recientes, donde la SICT ha utilizado tácticas dilatorias, amparos improcedentes y retrasos en avalúos para evitar el pago.

Es muy importante que se promueva el tema de la paz, porque los pueblos indígenas lo hemos practicado toda la vida a través de nuestras ceremonias y asambleas colectivas, donde siempre tomamos acuerdos de manera organizada y consensuada. Eso genera un ambiente de paz y de justicia para nosotros”, afirmó Enríquez en entrevista con Conciencia Pública.

La funcionaria enfatizó que estas prácticas cotidianas contrastan con las violaciones estatales, como el caso de Mezquitán, donde la comunidad cedió sus predios en 2004 a cambio de una compensación que aún pende de un hilo, pese a victorias legales en tribunales agrarios en 2021 y un amparo ganado en enero de 2025.

Enríquez explicó que la participación en el congreso permite “interlocutar con el Estado y compartir las enseñanzas de los pueblos originarios”, subrayando la interculturalidad como herramienta para manifestar necesidades y compartir experiencias.

Hizo un llamado a valorar el aporte de las comunidades en la construcción de una cultura de paz, especialmente en un contexto de desplazamientos y violencias que afectan a los indígenas.

Respecto al 2025 como Año de la Mujer Indígena, lo calificó como un hito simbólico y necesario para visibilizar derechos plasmados en tratados internacionales y la Constitución mexicana. “Muchas personas dicen que no es necesario, que es sólo un discurso, pero yo pienso que sí es importante que nos hagan visibles. […] Falta mucho por hacer”, señaló, reconociendo persistentes exclusiones y violencias políticas.

El INPI ha impulsado talleres sobre derechos políticos y sociales para empoderar a las mujeres indígenas, pero Enríquez lamentó el machismo en comunidades y la discriminación externa, como estándares de belleza eurocéntricos que perpetúan la marginación.

En cuanto a avances, destacó los “caminos artesanales” incluidos en el Plan de Justicia Wixárika, proyectos ejecutados directamente por las comunidades con aval del INPI para mejorar la conectividad y el desarrollo.

Nosotros promovemos y avalamos, pero quienes tienen el recurso en sus manos son las propias comunidades. También hemos impulsado programas de educación indígena, casas para la niñez, y proyectos de rescate cultural y de sitios sagrados”, comentó.

Estas acciones representan “pasos concretos” para fortalecer a los pueblos originarios, en contraste con incumplimientos como el de Mezquitán, que no es aislado y afecta a muchas comunidades similares.

Enríquez concluyó con un llamado a la empatía y la unidad: “A final de cuentas, todas y todos somos derechos humanos con los mismos derechos. Vivimos muchas violencias, incluso desplazamientos, que son de las violaciones más graves que se pueden cometer contra los pueblos indígenas. Por eso mi mensaje es un llamado de unidad y a que se nos respeten nuestros derechos”.

Este pronunciamiento en el VI Congreso de Cultura de Paz refuerza la voz de Enríquez y el INPI en la defensa de los derechos indígenas, posicionando casos como el de Mezquitán como emblemas de resistencia contra la indiferencia estatal. La comunidad, respaldada por el INPI y organizaciones civiles, continúa exigiendo justicia y han manifestaciones recientes ante la SICT y ha apelaciones a la presidenta Claudia Sheinbaum para romper el ciclo de impunidad.

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