NACIONALES
Ricardo, el magnate que no cabe en Rikers
– Por Amaury Sánchez G.
Dicen que en Nueva York los tiburones nadan en Wall Street, pero esta vez el que chapoteó fue Ricardo Salinas Pliego, que por poquito y estrena celda en Rikers Island, ese hotel de paso donde los gringos meten desde carteristas hasta mafiosos de cuello almidonado.
Pero como el dinero es el mejor abogado, el señorón se sacudió el uniforme naranja con 25 millones de dólares de fianza, así como quien paga el café de la oficina: sin despeinarse.
La historia tiene tintes de tragicomedia. Allá por 2015, AT&T, muy ingenua, pensó que comprando Iusacell entraba al paraíso mexicano de las telecomunicaciones. Les vendieron la moto con ocho millones de usuarios, pero no les dijeron que en el maletero venía la calaverita: una deuda fiscal del tamaño de un estadio.
Como buen mexicano, vivillo, Salinas les dejó el problemón y se fue a contar billetes. Y AT&T, que no entiende de albures, lo demandó en 2020.
Cinco años después, con los abogados engordando a dieta de dólares, la jueza Andrea Masley les dijo: “o paga la fianza o se me va a Rikers”. Y ahí sí, el magnate de Elektra, TV Azteca y Grupo Salinas sacó la chequera y dijo: “de aquí soy”. Porque una cosa es tuitear contra el SAT y otra muy distinta dormir con un mafioso de Brooklyn de compañero de celda.
Pero ojo, este no es el único berenjenal de don Ricardo. En Estados Unidos también lo persiguen unos inversionistas que quieren recuperar 400 millones de dólares de bonos que TV Azteca dejó de pagar en la pandemia. Y en México, el SAT le pide 75 mil millones de pesos. Nada más. Lo que en un país normal serviría para hospitales, escuelas y hasta para arreglar los baches de Guadalajara.
Pero aquí, en vez de vergüenza, Salinas sale con su nuevo partido político MAAC, Movimiento Anticrimen y Anticorrupción. ¡Vaya ironía! El hombre que debe hasta el agua que se toma, proponiéndose como paladín contra la corrupción.
En medio del chisme, la presidenta Claudia Sheinbaum ya metió su cucharota. Muy seria en la mañanera, dijo: “La pandemia ya pasó, ahora sí que toma chocolate y paga lo que debes”. Una frase tan sabrosa como un meme. Porque si algo caracteriza a los poderosos en este país, es que convierten sus deudas en pleitos eternos donde siempre ganan tiempo, nunca justicia.
Y mientras tanto, el empresario sigue con su blog donde se pinta de mártir, diciendo que todo esto es una conspiración para intimidarlo. Pobrecito, el multimillonario incomprendido, que se siente perseguido por gobiernos y jueces malvados, cuando la verdad es más simple: si debes, pagas. O como diría mi abuela: “el que debe y no paga, aunque se esconda en su yate, la justicia lo alcanza”.
Lo que está en juego no es sólo el futuro de Ricardo Salinas, sino la credibilidad de México.
Porque mientras en Estados Unidos un juez le pone la soga al cuello a un magnate y lo hace sacar 25 millones para evitar la cárcel, aquí el SAT sigue litigando sin que caiga un solo peso. Y la pregunta es inevitable: ¿será que en México los ricos no van a la cárcel, sino a dar conferencias de prensa?
Al final, Salinas sigue libre, jugando al político con su MAAC, gastando en abogados y riéndose del sistema. Pero ojo: ya quedó claro que en Nueva York, si no pagas, te mandan al hotel Rikers. Y ahí sí, ni el mejor plasma de Elektra te salva.
