Anímese Presidenta, nadie la saca de Palacio

– De Frente al Poder, por Óscar Ábrego

Presidenta, cuando la observo y la escucho con esa seguridad propia de quien tiene el control de sus ideas y emociones, me siento orgullosamente representado como mexicano.

A pocos días de que cumpla el primer año de su gobierno, admito —-de nuevo-— que al principio no creía en su persona, puesto que yo simpatizaba con Marcelo Ebrard.

Hoy lo digo sin miramientos: creo determinadamente en usted.

Admiro la templanza que ha mostrado en este inicio de su presidencia. Y es que ningún otro mandatario había recibido un país con tantos desafíos incendiados.

Podemos considerar como sus logros más significativos —-en lo que va de su gestión-— encarar de modo valiente los brutales niveles de violencia y criminalidad que heredó, así como sortear con éxito la inestabilidad psicológica de Donald Trump.

Sin embargo, presidenta, faltaría a mis valores y convicciones democráticas si no le hiciera saber que estoy en desacuerdo en un tema: su defensa a los López.

Usted es mucha pieza como para distraer su tiempo en atajar las sospechas, acusaciones e investigaciones que posan sobre los portadores del precitado apellido.

Me temo que de continuar tratando de lavar la honra de los López, en el mediano plazo podría debilitar su liderazgo nacional y minar su credibilidad en el concierto global

Quiero entender que su lealtad no es negociable, lo que sin duda es plausible, pues es muy común la ausencia de este principio fundamental en el implacable mundo de la política.

Pero al margen de lo que le recomienden sus asesores, seguramente coincidirá en que la prioridad es la salvaguarda de la nación.

Presidenta, usted ya ocupa un lugar de privilegio en los anales de la memoria por el solo hecho de ser la primera mujer que nos gobierna; pero si suelta a los López para que se defiendan solitos, la pesada responsabilidad que carga sobre sus hombros se aligerará, lo que le vendría bien.

La añeja premisa que dice que quien nada debe, que nada tema, aplica a la perfección en esta coyuntura. A los mexicanos nos urge ver que por fin llegó alguien que abatirá la impunidad.

Incluso me atrevo a asegurar que la recientemente descubierta y colosal red de corrupción relacionada con el peor desfalco conocido hasta ahora, y que conocemos como el huachicol fiscal, es la oportunidad para decirle al pueblo y al planeta entero que con usted se acabaron los días en los que personajes perversos se aprovecharon de su posición para liderar actos delictivos que nos avergüenzan y ofenden a todos.

Instaurar la rigurosa aplicación de la ley e imponer el apego implacable a la ética como eje rector del comportamiento en la función pública, pueden ser los sellos característicos de su sexenio.

Si lo hace, entonces la trascendencia la aguardará.

Anímese, presidenta, considere que cuenta con el respaldo de millones que nos sentimos profundamente agraviados por los abusos cometidos por quienes se creen intocables.

A usted ya nadie la saca de Palacio Nacional.

En X: @DeFrentealPoder

*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, escritor, activista social y analista político.