JALISCO
Guadalajara renueva su fe con la Virgen de Zapopan: “Ella camina con nosotros y no nos deja solos”
– Por Francisco Junco
Con un profundo sentido de gratitud y esperanza, la Arquidiócesis de Guadalajara celebró la misa de Renovación en honor a Nuestra Señora de Zapopan, patrona y protectora de la diócesis, en el arranque de la tradicional Romería.
“Esta tarde, el corazón de Guadalajara late con mucha fe. Cuánta historia, cuánta fe, cuánta gratitud se unen en esta celebración”, expresó monseñor Héctor López Alvarado, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Guadalajara, celebrante de la homilía, al recordar que hace 36 años, en 1989, fue proclamado el patronato de la Virgen sobre la Arquidiócesis tapatía.
Durante la misa se hizo memoria de los casi cinco siglos de devoción mariana que han marcado la identidad espiritual del pueblo jalisciense.
“Son ya cuatrocientos noventa y cinco años desde que Fray Antonio de Segovia llegó a la Nueva Galicia trayendo colgada al cuello esta bendita imagen de María Inmaculada”, recordó el sacerdote, subrayando que cada acontecimiento en torno a la Virgen “es un signo del amor misericordioso de Dios manifestado a través de la Virgen María”.
El mensaje central de la celebración giró en torno a la esperanza en tiempos difíciles: “Vivimos tiempos muy difíciles”, advirtió, “la injusticia, la violencia, la inseguridad y la pérdida de los valores parecen quitarnos la paz. Pero precisamente ahí, en medio del dolor y de la confusión, la Virgen María sale a nuestro encuentro. Ella no se queda quieta, camina con nosotros, visita nuestras calles y bendice a nuestras familias”.
La imagen de la Virgen fue presentada como “mensajera de paz y compañera de camino”, recordando al pueblo que “no estamos solos”.
Inspirado en las lecturas del día, el celebrante recordó las palabras del profeta Zacarías: “Canta de gozo y alégrate, hija de Sion, porque yo vengo a habitar en medio de ti”, y exhortó a los fieles a reconocer la presencia de Dios en medio de su pueblo.
Citó también al Papa León XIV, quien recientemente invitó a los creyentes “a pedir la gracia de reconocer la presencia humilde de Dios en todos los momentos de nuestra vida, especialmente en los más difíciles”.
Al concluir la homilía, se propusieron tres compromisos para los fieles: “Vivir con esperanza activa, ser testigos de misericordia y caminar con María”.
“No basta con venerarla, hay que imitarla”, dijo el sacerdote. Finalmente, con la jaculatoria “Por tu concepción inmaculada y tu gozosa expectación, Madre Nuestra de Zapopan, danos tu bendición”, la comunidad tapatía renovó su promesa de fe y esperanza junto a la Madre de Cristo Sacerdote y Señora de la Esperanza.
