Connect with us

OPINIÓN

Equilibrio entre lo humano y lo tecnológico: Liderazgo en la era de la inteligencia artificial

Publicado

el

– Actualidad, por Alberto Gómez R.

En el panorama empresarial actual, marcado por la disrupción tecnológica de la Inteligencia Artificial (IA), los líderes organizacionales enfrentan una paradoja fundamental: gestionar la eficiencia operativa que aporta la automatización mientras cultivan las cualidades esencialmente humanas que la tecnología no puede replicar. Contrario a la creencia popular de que la IA volverá obsoletas las habilidades directivas, la realidad es que las está redefiniendo.

Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) concluye que «la transformación, y no la sustitución, es el resultado más probable» del impacto de la IA en el empleo. Este escenario exige un nuevo tipo de líder, uno que no solo comprenda el lenguaje de los datos y los algoritmos, sino que también posea la agilidad emocional, la creatividad y la visión estratégica necesarias para guiar a sus equipos y organizaciones en un futuro incierto.

LAS HABILIDADES HUMANAS EN LA ERA IA

El pensamiento analítico y crítico se erige como el antídoto fundamental contra la automatización indiscriminada. En un mundo inundado de información y soluciones algorítmicas, la capacidad de interpretar, contextualizar y cuestionar los insights generados por la IA se ha convertido en la habilidad reina.

El Foro Económico Mundial (WEF) sitúa al pensamiento analítico en el primer lugar de las competencias más demandadas para 2025, con un 69% de las empresas priorizándolo. Si bien la IA puede procesar millones de datos en segundos, el juicio humano es insustituible para aplicar esos conocimientos de manera estratégica y ética.

Los líderes deben cultivar esta habilidad para hacer las preguntas correctas a las herramientas de IA, detectar sesgos en los resultados y tomar decisiones finales basadas en una combinación de datos y criterio experiencial. Es la fusión entre la capacidad de cálculo de la máquina y la perspicacia humana la que genera una verdadera ventaja competitiva.

Contrario a lo que muchos temen, la creatividad no ha sido suplantada; se ha reposicionado. Según LinkedIn, los profesionales con un alto nivel de pensamiento creativo tienen un 30% más de probabilidades de ser promovidos. La IA generativa, lejos de acabar con la creatividad, puede convertirse en un aliado para potenciarla, siempre que esté dirigida por una mente humana innovadora. Borja Castelar, autor de «Power Skills», afirma que la creatividad «va a ser mejor pagada que nunca» en la era de la IA.

El rol del líder, por tanto, es fomentar una cultura donde se premie la experimentación, se tolere el fracaso como parte del aprendizaje y se desafíen continuamente los modelos mentales establecidos. En un mercado saturado de soluciones similares, la capacidad de imaginar futuros disruptivos y conectar ideas aparentemente inconexas es lo que marcará la diferencia.

La automatización de tareas repetitivas ha puesto en evidencia que las habilidades más difíciles de codificar son las interpersonales. Un estudio de Harvard Business Review reveló que los empleados con alta inteligencia emocional tienen un 47% más de productividad y un mejor desempeño en roles de liderazgo. En un entorno donde la IA puede generar informes o código, la capacidad del líder para conectar emocionalmente con su equipo, entender motivaciones profundas y gestionar conflictos se vuelve primordial.

Castelar anticipa que la IA generará un futuro corporativo incierto, un panorama que exigirá un desarrollo excepcional de la inteligencia emocional para gestionar el miedo al cambio y la ansiedad laboral. El líder del mañana es, ante todo, un gestor de experiencias y culturas, roles para los que la empatía y la escucha activa son la base.

El conocimiento técnico tiene una fecha de caducidad cada vez más corta. El Foro Económico Mundial estima que, para 2025, el 50% de los trabajadores necesitará recapacitarse. En este contexto, la curiosidad intelectual y la capacidad de aprender constantemente dejan de ser opcionales para convertirse en un requisito fundamental para la supervivencia laboral.

Los líderes deben ser los primeros en adoptar esta mentalidad, dedicando tiempo de forma deliberada a aprender sobre nuevas tecnologías, tendencias de mercado y, por supuesto, sobre el propio funcionamiento y las implicaciones de la IA. Castelar recomienda desarrollar el hábito de dedicar un tiempo diario o semanal para aprender algo nuevo y leer, ya que en la era de la IA «el aprendizaje autodidacta tendrán un gran valor». Un líder que deja de aprender es un líder que se queda obsoleto.

No se espera que los líderes se conviertan en científicos de datos, pero sí que comprendan el lenguaje y las posibilidades de la tecnología. La alfabetización tecnológica es la habilidad que permite a un directivo dialogar con sus equipos técnicos, evaluar propuestas tecnológicas y anticipar el impacto estratégico de la IA en su sector.

Business Insider reporta que las vacantes que requieren competencias tecnológicas básicas crecen un 30% más rápido que el resto. Esta alfabetización incluye entender conceptos fundamentales de IA y big data, no para codificar modelos, sino para gestionar proyectos, asignar recursos y tomar decisiones informadas sobre su implementación. Es la capacidad de traducir el potencial tecnológico en valor de negocio.

TRANSFORMACIÓN ORGANIZACIONAL

La implementación de la IA no puede ser improvisada ni dejarse en manos de la experimentación individual. Una encuesta global de McKinsey revela que, si bien el 91% de los empleados ya usa IA generativa en su trabajo, solo el 13% de las empresas han implementado múltiples casos de uso de manera estructurada. Esta brecha representa una enorme oportunidad perdida.

Para capturar el valor de la IA, las empresas deben reinventar su modelo operativo, traduciendo la visión en valor concreto. McKinsey sugiere un enfoque basado en dominios específicos (como marketing, desarrollo de software o servicio al cliente), lo que permite una transformación de extremo a extremo que integra múltiples casos de uso dentro de un flujo de trabajo único. Por ejemplo, en el área de desarrollo de software, la IA puede acortar los plazos de ideación a prototipo de meses a días, pero esto requiere cambios en todo el ciclo de vida del producto.

En este contexto de transformación acelerada, se hace imprescindible incorporar expertos profesionales en planeación prospectiva estratégica y gestión de la innovación dentro de los equipos de liderazgo. Estos especialistas aportan metodologías sistemáticas para anticipar escenarios futuros, identificar tecnologías disruptivas emergentes y diseñar rutas estratégicas para surfear la ola del cambio en lugar de ser arrastrados por ella. Su contribución resulta invaluable para navegar la complejidad actual, donde las discontinuidades tecnológicas pueden reconfigurar industrias enteras en cuestión de meses.

La planeación prospectiva permite a las organizaciones moverse de la reactividad a la proactividad, construyendo futuros deseables en lugar de simplemente adaptarse a los cambios cuando estos ya son inevitables.

La estrategia de IA de una organización solo es tan sólida como el talento que la ejecuta. Abordar la brecha de habilidades requiere un enfoque dual: recapacitación del personal existente y adquisición de nuevo talento especializado. Es fundamental invertir en la formación de los empleados para que comprendan cómo funciona la IA y cómo puede beneficiar su trabajo, lo que ayuda a reducir la resistencia al cambio.

Simultáneamente, la demanda de expertos en IA y big data sigue batiendo récords; un medio reportó que 1 de cada 4 ofertas en TI está relacionada con la IA, y casi la mitad de estas vacantes no se cubren por falta de talento calificado. Las empresas deben, por tanto, crear programas de formación continua internalizados y asociarse con instituciones educativas para asegurar un flujo constante de profesionales con las competencias técnicas y humanas requeridas.

Uno de los mayores impedimentos para la adopción de la IA no es técnico, sino cultural. Los empleados a menudo temen que la IA haga su trabajo redundante. Las empresas deben abordar estas preocupaciones ofreciendo formación y destacando cómo la IA puede aliviar la carga de tareas repetitivas, permitiendo que el personal se enfoque en actividades más significativas. Para superar estas barreras, es necesario fomentar una mentalidad abierta a la innovación, comunicando claramente cómo la IA complementa el trabajo humano en lugar de reemplazarlo.

Esta cultura debe ir acompañada de un marco ético robusto que garantice el uso responsable de la tecnología, previniendo sesgos algorítmicos y protegiendo la privacidad de los datos. La gobernanza ya no es un accesorio, sino una parte fundamental de la estrategia.

La IA generativa tiene el potencial de actuar como «tecnología de entrada» para todas las demás transformaciones digitales. Su integración exitosa exige repensar los procesos y, en muchos casos, la propia estructura de la organización. Por ejemplo, en el ámbito del marketing, la IA puede romper los silos entre los equipos creativos y analíticos, exigiendo una colaboración más estrecha y multidisciplinaria.

De manera similar, en el servicio al cliente, los humanos empoderados por agentes de IA generativa trabajarán más estrechamente con los equipos de producto y experiencia del cliente. Los líderes deben estar dispuestos a desmantelar barreras internas y rediseñar flujos de trabajo heredados que frenan la agilidad y la sinergia entre humanos e inteligencia artificial.

HACIA UN LIDERAZGO HÍBRIDO

El mercado laboral de 2025 no busca solo técnicos ni solo humanistas, sino líderes que combinen ambas dimensiones. La travesía hacia un liderazgo efectivo en la era de la IA no consiste en elegir entre lo humano y lo tecnológico, sino en integrar ambos dominios de manera sinérgica y estratégica. Como bien señala Borja Castelar, «suena irónico, pero el futuro con IA va a ser más humano que nunca». Los líderes que triunfen serán aquellos que, armados con un pensamiento analítico agudo, una creatividad desbordante y una empatía profunda, sean capaces de orquestar el potencial de la IA para amplificar, y no suplantar, el talento humano.

La incorporación de expertos en prospectiva estratégica e innovación se convierte en un componente crítico para anticipar y capitalizar las disrupciones tecnológicas, permitiendo a las organizaciones no solo adaptarse al cambio sino liderarlo. Las organizaciones que apoyen este nuevo perfil de líder, mediante una transformación holística que incluya estrategia, talento y cultura, no solo se mantendrán vigentes y competitivas, sino que estarán definiendo el futuro del trabajo y la industria en las próximas décadas.

La inversión en el desarrollo de estas habilidades críticas y en la transformación organizacional no es un gasto, sino el mejor seguro para la relevancia futura en un mundo impulsado por la inteligencia artificial.

Continuar Leyendo
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Copyright © 2020 Conciencia Pública // Este sitio web utiliza cookies para personalizar el contenido y los anuncios, para proporcionar funciones de redes sociales y para analizar nuestro tráfico. También compartimos información sobre el uso que usted hace de nuestro sitio con nuestros socios de redes sociales, publicidad y análisis, que pueden combinarla con otra información que usted les haya proporcionado o que hayan recopilado de su uso de sus servicios. Usted acepta nuestras cookies si continúa utilizando nuestro sitio web.