JALISCO
El calvario en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara
– Opinión, por Gerardo Rico
Por increíble que parezca, el tercer aeropuerto más demandado del país, con poco más de 18 millones de usuarios al año, no cuenta con una línea de transporte urbano que pueda paliar la espera de miles de usuarios que va de 45 minutos a dos horas.
Quien pretenda llegar a tiempo a su destino final en la zona metropolitana debe pagar taxi con un costo mínimo de 500 pesos. La otra opción es esperar con mucha, demasiada paciencia, abordar los taxis o camionetas de la empresa autorizada por el Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP).
El transporte en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara es deficiente debido a problemas de infraestructura vial que causan tráfico intenso y los recientes bloqueos carreteros, limitando el acceso y la salida de manera impredecible. A esto se suma la falta de opciones de transporte público eficientes, como rutas directas y frecuencias adecuadas, haciendo que el traslado desde y hacia el aeropuerto sea complicado y con tiempos de viaje poco confiables.
En la actualidad hay una sola línea de MiTransporte que sale de la terminal aérea al centro de Guadalajara, cobra 9.50 pesos, pero dura más de hora y media en llegar a su destino. Hace unos días, una amiga que llegó a nuestra ciudad en un vuelo procedente de Madrid, España, calificó este trayecto como un “deporte olímpico”. Regresó de visita a México después de 20 años y narró que luego de esperar un taxi por más de dos horas, optó por abordar el camión urbano.
Con dos maletas grandes, una mediana y un bolso de mano, inició su calvario de hora y media hacia la zona del hotel Aranzazú, pues la unidad del transporte urbano ya iba llena y, como es lógico, la gente subía y bajaba a lo largo de las poblaciones y colonias ubicadas por la carretera a Chapala.
Maestra universitaria, narró la falta de cortesía de los caballeros para ceder el asiento a señoras de edad avanzada, los empujones y hasta las mentadas de madre al chofer por pasarse una parada y, por supuesto, los frenones inesperados.
También me habló del lento avance del camión urbano por diferentes obras que se realizan a lo largo del trayecto y cómo llegó al centro de Guadalajara ya casi a las 11 de la noche, hasta donde acudieron a auxiliarla amigas que viven por el rumbo del templo Expiatorio.
Los servicios actuales de taxis simplemente están rebasados. Por más modernizaciones anunciadas: la remodelación del filtro de ingreso, la segunda terminal -Terminal 2-, un hotel, un área comercial, una torre de oficinas y la nueva sede de aviación privada, que forman parte de un plan de inversión, incluido el nuevo acceso vial por la avenida Adolf B. Horn y la finalización de la segunda pista, los pasajeros que aterrizan en nuestra ciudad deben utilizar el transporte que más les convenga.
Coincidentemente, surge la polémica Uber-autoridades federales. Absurdo diario en el Aeropuerto de Guadalajara: sin familiar que recoja, usuarios esperan taxis con convenio GAP. En horas pico, caminan fuera para taxis o fallido transporte urbano, indigno de un aeropuerto internacional.
A través de un correo electrónico, la empresa informó a sus conductores asociados la obtención de una suspensión definitiva a nivel nacional, concedida por la jueza decimotercera de Distrito en Materia Administrativa, de la Ciudad de México, Blanca Lilia Ochoa, que prohíbe a la Guardia Nacional detener y sancionar a conductores de la aplicación que estén conectados en la misma mientras completan viajes desde o hacia cualquiera de los aeropuertos del país.
El ánimo duró muy poco. SICT anunció que apps como Uber no están autorizadas en aeropuertos mexicanos. Uber obtuvo amparo contra operativos de la Guardia Nacional. La suspensión asegura que inspecciones cumplan la Ley de Caminos y Reglamento, evitando arbitrariedad y discriminación.
Con la fiebre mundialista que le invade, el gobernador Pablo Lemus primero salió a festejar la determinación de la jueza de la capital del país. Posteriormente, y ya envalentonado ante el gobierno federal, afirmó que su administración permitirá la operación de vehículos de plataforma en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara y ni la Policía Estatal de Caminos ni la Policía Vial multarán a quienes recojan gente en este punto. “El sistema de movilidad que opera en el aeropuerto no es factible, pues se convirtió en un monopolio”, precisó.
Por un lado, esperamos la reconsideración de las autoridades federales ante el caos que se vive en la terminal aérea de nuestra ciudad y por el otro, que, más allá de las ansias mundialistas que invaden al gobernador de Jalisco —y una vez pasada la justa deportiva—, continúe con el mismo ímpetu la modernización de infraestructura hacia el aeropuerto. En los últimos años ninguna autoridad se preocupó por este renglón y ahora, con el pretexto de un Campeonato Mundial de Fútbol, pretenden hacer obras con una rapidez inusitada, por no decir que al vapor.
