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JALISCO

Pablo, el operador de Lemus

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– De Frente al Poder, por Óscar Ábrego

Vaya situación en la que se encuentra el gobernador.

A un año de su gestión, parece que en su primer perímetro no hay quien haga el trabajo fino; es decir, crear un ánimo de cordialidad con la oposición a fin de alcanzar consensos en las diferencias.

Los románticos sostienen que la política es el arte de la negociación, y en ese punto es donde se ha centrado últimamente el interés de varios opinantes consagrados y de algunos tuiteros de escasa relevancia.

Sin embargo, tenemos que anotar en la libreta del análisis una variable que descompone la ecuación.

Considero que la revisión no debe enfocarse necesariamente en quién está fallando en la encomienda de tejer acuerdos; creo más bien que tenemos que examinar el perfil del líder; para ello propongo observar tres de sus características principales.

Primero: Pablo Lemus disfruta su responsabilidad.

Lo proyecta. Es casi imposible hacerlo desatinar en las entrevistas de locación o banqueteras. A diferencia del estilo furioso y despótico de su antecesor, a él se le ve contento o sereno durante el día.

Segundo: Es un notable comunicador.

De algún modo logra conquistar sus auditorios y sortear los duros cuestionamientos que le lanzan y suele ubicar una respuesta coherente (no sé si convincente) incluso en temas delicados como la inseguridad.

Tercero: Es un buen negociador.

Seguramente su paso por el sector empresarial y su experiencia como alcalde de las dos ciudades más complejas, le brindó herramientas suficientes para utilizarlas cuando la maquinaria cascabelea.

Si tomamos en cuenta lo anterior, entonces no creo que la urgencia se centre en la falta de pericia en el cabildeo de sus allegados —porque Pablo es su propio operador—, sino en la carencia de mejores resultados y las sospechas de vicios y corrupción de un grupo residual que aún extraña a Enrique Alfaro.

Es cierto, no es secreto que en el gabinete hay quienes andan en la padroteada, cazando chicas y negocios, o creando condiciones para sacarse la selfie, pero —según lo que me confían cercanísimos a Casa Jalisco— las modificaciones que se avecinan para diciembre no tienen que ver con labores de galvanización de los caminos por los que transita el sexenio de Lemus.

Al respecto, me aseguran que los cambios venideros contendrán un mensaje contundente: el alfarismo y la indolencia ya no caben en el actual gobierno.

De tal manera que es previsible que los ajustes comiencen en áreas como la Jefatura de Gabinete, el SIAPA y la Secretaría de Transporte.

Dice Pablo Lemus que le gustan las sorpresas, aunque vale la pena recordar que eso no aplica en el ejercicio del poder, pues en política no hay sorpresas, solo sorprendidos.

En X: @DeFrentealPoder

*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, activista, escritor y analista político.

 

 

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