CDMX y Edomex
Paro de la CNTE provoca caos en la CDMX y desata inconformidad entre algunos grupos
– Por Redacción Conciencia Pública
La Ciudad de México vivió una jornada tensa tras las movilizaciones convocadas por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que derivaron en bloqueos, afectaciones viales y suspensión de actividades escolares en gran parte del país. Mientras el movimiento magisterial rodeó edificios clave como Palacio Nacional, el INE y la Cámara de Diputados, organizaciones de padres de familia denunciaron que el paro de 48 horas deja sin clases a millones de estudiantes.
De acuerdo con algunos reportes, en la capital del país se estima que alrededor de un millón 200 mil alumnos de educación básica se quedaron sin clases por las movilizaciones. Sin embargo, la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) elevó la cifra a más de 10 millones a nivel nacional, al considerar el impacto en al menos veinte estados donde hubo suspensión parcial o total de actividades.
Desde primeras horas, contingentes de la CNTE —principalmente de Oaxaca, Chiapas, Zacatecas y Guerrero— se concentraron en el Centro Histórico con la intención de impedir la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum. Los maestros intentaron derribar las vallas metálicas instaladas alrededor de Palacio Nacional, lo que derivó en un enfrentamiento en el que fueron rociados con gas lacrimógeno. Al no romper el cerco, los manifestantes se trasladaron al INE y al Congreso, donde bloquearon accesos y complicaron la movilidad en diversas arterias de la capital.
La versión de la CNTE: una lucha “por justicia laboral”
La coordinadora sostuvo que el paro forma parte de una jornada nacional de presión para exigir la derogación de la Ley del ISSSTE, mejoras salariales, estabilidad laboral, así como el reconocimiento de derechos que —afirman— se les han negado desde hace más de una década. Representantes del movimiento argumentan que las mesas de diálogo con el gobierno han sido insuficientes y que no han obtenido respuestas concretas a sus reclamos.
Los maestros aseguran que su protesta busca no solo mejores condiciones laborales, sino también un sistema educativo “más digno” y con recursos suficientes. Señalan que la precariedad en las escuelas, la falta de infraestructura y los bajos salarios afectan directamente la calidad educativa, y que su movimiento es, en última instancia, “una lucha por los propios estudiantes”.
La respuesta del Gobierno de México
Desde Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum expresó sorpresa ante la embestida del magisterio disidente, al recordar que existen mesas de diálogo abiertas en varios estados. Señaló que recientemente el secretario de Educación Pública, Mario Delgado, y la representante de la Presidencia de la República, Leticia Ramírez, sostuvieron reuniones con el gobernador de Oaxaca, Salomón Jara, para revisar demandas y alternativas de apoyo.
No obstante, Sheinbaum adelantó que es inviable atender una de las principales exigencias de la CNTE: la derogación de la Ley del ISSSTE. “¿Qué necesidad hay de esta manifestación, a dos días de la movilización de la derecha?”, cuestionó durante la conferencia.
UNPF condena las afectaciones
Por su parte, la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) condenó la afectación masiva a los estudiantes en varios estados del país. Su presidente, Israel Sánchez Martínez, advirtió que no se puede “normalizar” que millones de niños pierdan días completos de aprendizaje en un país arrastrado por profundos rezagos educativos. Cada jornada sin clases, afirmó, implica “una pérdida irreparable”, particularmente en lectura, matemáticas y habilidades socioemocionales.
El organismo también señaló el impacto directo en la vida laboral de más de 3.5 millones de familias que deben reorganizar tiempos, asumir costos extras de transporte o cuidado infantil y enfrentar presiones económicas derivadas de la suspensión de clases. “Se trata de padres y madres que sí tienen hijos y que sí van a la escuela”, remarcó Sánchez Martínez.
La UNPF llamó a las autoridades federales y estatales a evitar que los reclamos gremiales se traduzcan en abandono escolar, interrupción pedagógica o daños emocionales a los estudiantes. La educación, insistió, “no puede ser rehén de intereses gremiales ni agendas políticas”.
