Pablo Lemus y el manual anti-Alfaro

De Frente al Poder, por Óscar Ábrego

Algunos gurús del análisis profundo y uno que otro tuitero de raquítico nivel se mostraron sorprendidos (y hasta enojados) con el más reciente ranking de Consulta Mitofsky, en el que ubica a Pablo Lemus en el cuarto lugar nacional.

En dicha medición, la aprobación del gobernador pasó de cincuenta y uno por ciento en septiembre a 51.8% en octubre.

El dato es consistente si revisamos otras encuestas locales, en las que la aceptación ciudadana suele superar los 65 puntos porcentuales.

Recordemos tan solo el ejercicio realizado por Grupo Reforma, en el que registró más de setenta por ciento de venia colectiva.

Desde mi punto de vista, hay elementos demasiado evidentes para explicar por qué la población le está otorgando valores positivos a Pablo.

A continuación expongo los cuatro principales:

1. Tengo la impresión de que aprendió de manera muy precisa qué es lo que no hay que hacer y cómo no debe reaccionar ante escenarios de crisis.

Entendió que el modo esquizoide, paranoico, furioso y despótico de su antecesor abona al enojo social y la animadversión de la opinión pública.

Es como si tuviera siempre a su alcance el manual anti-Alfaro para procurar responder con coherencia y conducirse con templanza.

Por ejemplo, reconocer abiertamente que el gobierno tiene una enorme deuda con respecto al horror de las desapariciones forzadas es un gesto apreciado por muchos de los colectivos de madres buscadoras.

2. A diferencia de Enrique Alfaro, que sufría su sexenio (por eso se ausentaba a cada rato), Pablo Lemus disfruta su chamba.

Bueno, hasta se da tiempo para hacer ejercicio y saludar a la gente en las regiones del Estado que visita.

3. Nuestra entidad es la meca nacional de los colectivos, las fundaciones y las asociaciones civiles; se tiene un registro de más de 2 mil agrupaciones debidamente constituidas.

Este tema es clave, pues tan solo en este año se destinaron casi 100 millones de pesos para apoyar a estas expresiones que atienden en especial a grupos prioritarios, lo que se traduce en beneficios directos para miles de familias.

Se tiene que aceptar el hecho de que Lemus Navarro ha logrado mantener una cercanía con los intereses de la población, al margen de su estrecho vínculo con las élites del poder.

4. Ya lo expuse en una entrega anterior; Pablo es un comunicador hábil y un buen negociador.

Veo a Lemus como un surfista que a menudo libra con pericia las olas que están a punto de tronarle de frente, pero cuando lo tumban, se recompone de inmediato.

Dejar de admitirlo nos colocaría en riesgo de hacer el ridículo.

Solo un necio no podrá reconocerlo; sin embargo, la evidencia nos grita a la cara que Pablo es el mejor operador mediático y político de Lemus, y mientras no surja un personaje desde la oposición que tenga suficientes condiciones para toparle, es muy posible que el gobernador conserve altos niveles de popularidad… guste o no.

@DeFrentealPoder

*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, activista, escritor y analista político.