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CULTURA

Serrat al recibir el honoris causa: «La canción es un puente entre el alma y el mundo»

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Por Belisario Bourjac

Transcripción de texto a voz 

 

Bajo los murales imponentes de José Clemente Orozco en el Paraninfo Enrique Díaz de León, Joan Manuel Serrat, el cantautor catalán de 81 años que ha marcado generaciones con sus versos, recibió al mediodía del pasado viernes el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

La ceremonia, enmarcada en la Feria Internacional del Libro (FIL) 2025, con Barcelona como invitada de honor, no solo fue un homenaje a su obra, sino un puente entre la canción de autor y el humanismo que trasciende fronteras.

Vestido de negro y recibido con una ovación de pie, Serrat alzó emocionado el pergamino y la medalla entregados por la rectora general de la UdeG, maestra Karla Planter Pérez. “Tengo absoluta necesidad de querer y de ser querido. Este reconocimiento es muy importante para mí”, expresó el artista, visiblemente conmovido.

En un discurso nostálgico y reflexivo, Serrat evocó su infancia: “Aprendí el oficio de hacer canciones y de cantar de otros que antes lo aprendieron de otros. Caí en el vicio de cantar y lo hago por el placer de hacerlo. Lo que nunca he dejado de hacer es cantar”.

La distinción, promovida por el Campus de Ciencias Sociales y Humanidades de la UdeG a través de la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar, reconoce la trayectoria de Serrat como “figura esencial en la historia de la canción de autor en catalán y en español”, destacó su directora, Dulce María Zúñiga.

“Su obra no puede separarse del devenir político y cultural de la España contemporánea. Es un poeta contemporáneo de Bob Dylan y Leonard Cohen”, afirmó Zúñiga, subrayando su compromiso con la libertad, la justicia social y la diversidad lingüística en contextos de represión y censura.

La rectora Planter enfatizó el valor humanista del trovador: “Su música ha acompañado a varias generaciones y refleja un firme compromiso con la memoria, la dignidad y el pensamiento crítico. Sus canciones son lo que él siente, pero también lo que le cuentan los demás: su realidad y su fantasía, entendiendo las voces de la calle y sus ecos”.

Planter entregó el galardón en presencia del vicerrector ejecutivo, doctor Héctor Raúl Solís Gadea, quien destacó que “la entrega de este homenaje distingue a esta Casa de Estudio. Su obra es coherente con los principios de la defensa del arte y la manifestación del sentimiento popular. Serrat conecta sus canciones con la humanidad”.

Solís Gadea añadió: “Es un artista de raíz, resultado de décadas de creación y expresión. No se puede entender sin la cultura española y catalana, pero su grandeza radica en esa conexión universal”.

La ceremonia, presidida por autoridades universitarias y culturales, contó con la asistencia de integrantes de la delegación barcelonesa y un público que ovacionó de pie al “alquimista de las palabras y la música”, como lo describió la propia rectora.

Serrat, nacido en 1943 en Barcelona, refrendó su “cadena de amor” por México, país que visitó por primera vez hace 50 años y que lo acogió como exiliado en los años 70.

“En estos días en que Guadalajara y México se vuelcan para la FIL, para vivir con pasión el mundo de los libros, quiero pensar que llegará el día en que el México de los libros le gane al México de las armas”, declaró. También evocó el poder sanador de la canción: “En la música y en las canciones es posible tener hallazgos tan definitivos como en la ciencia, y tienen efectos sanadores entre las personas”.

Su obra, que incluye discos icónicos como Mediterráneo (1971) y En tránsito (1981), así como libros como Verso a verso (1981) y De mil humores (1999), ha sido un baluarte contra la opresión, en defensa de la lengua catalana y de diversas causas sociales.

“Mis canciones son mi realidad, pero también mi fantasía. Escribo tratando de entender las voces de la calle”, reiteró Serrat, quien a sus 81 años se dice “feliz con este oficio”, que no considera trabajo, sino una pasión heredada de una familia de obreros y cantarinas, como su madre y abuela.

Este Honoris Causa, el más alto reconocimiento académico de la UdeG, se suma a una lista de distinciones que Serrat ha recibido en América Latina, fortaleciendo los lazos culturales entre España y México.

En el contexto de la FIL, donde Barcelona ha convocado multitudes, el evento subraya el compromiso de la universidad con el diálogo intercultural. “Ser parte de la comunidad universitaria jalisciense es un honor que alaba a la poesía y a la música”, concluyó Serrat, dejando implícita la promesa de seguir cantando por el simple placer de conectar corazones.

La ceremonia, transmitida en vivo por canales universitarios, dejó un eco de aplausos que resuena en el corazón de la FIL, recordando que, como dice Serrat en una de sus letras, “la canción es un puente entre el alma y el mundo”.

MENSAJE DE SERRAT AL RECIBIR EL HONORIS CAUSA DE LA UDEG: “EL CANTO SANA Y CONJURA DEMONIOS”

Queridos amigos:

Un recuento iniciado en mis memorias más remotas, junto a mi abuela paterna o a mi madre cuando tenía 5 años, cantarinas siempre, como las recuerdo…

Me recuerdo de niño cantando con mi madre mientras la acompañaba en las faenas domésticas y quizá por eso me entró ese gusanillo.

Aprendí el oficio de hacer canciones y de cantar de otros que antes lo aprendieron de otros. Caí en el vicio de cantar y lo hago por el placer de hacerlo; nunca he tenido otro argumento.

No es que no haya hecho otra cosa en mi vida, pero lo que nunca he dejado de hacer es cantar. Soy feliz con lo que hago, feliz con este oficio que me gusta y por el que además me aplauden. Percibo que la gente me quiere por lo que me gusta hacer, y además me dan mesa en los restaurantes.

Escribo canciones para expresarme y para comunicarme. Mis canciones son lo que yo siento, pero también lo que me cuentan los demás; son lo que soy y lo que me gustaría ser. Escribo tratando de entender las voces de la calle y también sus ecos.

Hay que trabajar las palabras como trabaja el alfarero el barro. Gracias por los elogios vertidos acerca de los méritos que se me atribuyen; si no son mis méritos, son mis intenciones. A esa parcela de la poesía que es la canción popular, una forma de acceder al conocimiento del mundo, le debo mucho.

Me complace que, al concederme este doctorado, hayan valorado esa parcela de la poesía que es la canción popular. En el exilio esta tierra me recibió; me enamoré de su gente y de su manera de entender la vida y convivir con la muerte.

Para mí, México fue una casa que se abrió cuando se cerraron las puertas de mi casa. Tengo absoluta necesidad de querer y de ser querido, y este reconocimiento es muy importante porque fortalece esa cadena de amor que siento por este país, un cariño correspondido, de ida y vuelta.

En la música y en las canciones es posible tener hallazgos tan definitivos como en la ciencia, y tienen efectos sanadores entre las personas. El canto sana y conjura los demonios.

En estos días en que Guadalajara y México se vuelcan para llenar la FIL, para vivir con pasión el mundo de la literatura y de los libros, quiero pensar —quiero estar cierto— de que llegará el día en que el México de los libros le gane al México de las armas.

Gracias.


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