Adicciones: El flagelo que devora el alma de México

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac

México vive una emergencia silenciosa que no ocupa portadas diarias como la violencia narco, pero que destruye familias, comunidades y el tejido social con una crueldad igual o mayor: las adicciones.

Se estima conservadoramente que al menos ocho millones de mexicanos han caído en sus redes, y las cifras más recientes del Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones revelan una realidad alarmante: las metanfetaminas, conocidas como “cristal”, representan cerca del 60% de las demandas de tratamiento en 2023, superando ampliamente al alcohol y la marihuana.

Esta droga sintética, barata y devastadora, se ha convertido en el principal verdugo de nuestra juventud.

El pasado jueves, en el Centro de la Amistad Internacional de Guadalajara, la Unidad de Asociaciones Civiles con Causa A.C. nos dio una lección de humanidad y urgencia con su entrega anual de reconocimientos “Alma de la Sociedad” 2025.

No fue un evento protocolar más; fue un grito colectivo contra la indiferencia, un recordatorio de que aún existen mujeres y hombres que, desde trincheras anónimas, salvan vidas mientras el resto de la sociedad mira hacia otro lado.

Óscar Ábrego de León, director de la Unidad, abrió el acto con palabras precisas: en un mundo tenso y una sociedad fragmentada por la descalificación y la confrontación, estos espacios sirven para reconocer a quienes trabajan ejemplarmente por una sociedad mejor. Porque, como bien dijo, “así no podemos construir nada sólido”.

Su mensaje caló hondo en un auditorio lleno de líderes sociales, académicos, políticos y representantes de centros de rehabilitación.

El momento más conmovedor llegó con Raúl Vázquez Nungaray, fundador de la Unidad. Con voz quebrada, compartió su historia personal: a los 13 años perdió a su madre por problemas de salud mental y suicidio, y más tarde a su padre por alcoholismo. “Gente de centros de rehabilitación me recibió con las manos abiertas como familia”, relató.

Su testimonio no buscaba compasión, sino alertar: el alcohol sigue siendo la droga de inicio, seguido de marihuana y ahora el cristal, que arrasa con todo.

Denunció la insuficiencia criminal de recursos: apenas unas miles de camas para millones de afectados, y la mayoría inicia el consumo en etapas escolares.

“Los jóvenes en rehabilitación no son criminales; merecen políticas públicas que restituyan sus derechos humanos”, enfatizó Vázquez Nungaray. Anunció foros inminentes en Congreso y Senado para posicionar a Jalisco como modelo nacional de prevención.

Cerró con un llamado a la unidad que resume el espíritu de la Unidad: “Hace dos años soñé con unir a mucha gente para caminar en el mismo sentido, y así nació esto. Seguimos porque amamos a los seres humanos tal cual son”.

Los reconocimientos fueron un desfile de compromiso real. Miguel Flores Gómez, fundador de Gente Despertar, galardonado como Líder Social del Año, dio una cátedra de humildad al dedicar inmediatamente el premio a “todos los seres humanos que están en recuperación, a nuestros terapeutas, padrinos y madrinas que están en la sierra, en las rancherías, en la selva, haciendo un trabajo durísimo”.

Con 33 años de labor, Flores Gómez sabe que “sí se puede salir, pero es muy difícil”. Compartió anécdotas que parten el alma: familias que han pagado años de vicio, hospitales y sufrimiento; un niño de ocho años en adicción; una joven orgullosa de su madre en tratamiento.

“No vengo por liderazgo —dijo—. Quiero que las autoridades destaquen a todos los que hemos trabajado tanto tiempo, reparando daño a familias y sociedad”.

Alejandra González, de Casa Shalom, recibió merecido galardón por su labor en salud mental y adicciones. Insistió en que “la única forma de meterle contenido a nuestra vida es involucrándonos en lo público”.

Recordó que construir la sociedad que queremos requiere de todos, sin geometrías políticas ni discursos sectoriales.

La rectora de la UdeG, Karla Planter Pérez, profundamente conmovida, recibió la más alta distinción. “Lo recibo en representación del compromiso colectivo de nuestra Casa de Estudios”, dijo, reiterando voluntad para sumar esfuerzos desde la educación.

Laura Haro, presidenta estatal del PRI, fue reconocida por su liderazgo político con sentido social en tiempos de polarización. Gerardo Quirino, alcalde de Tlajomulco, como Alcalde del Año por un gobierno cercano y solidario. El diputado federal Alberto Maldonado, como aliado legislativo. Víctor Hugo Pérez Pelayo, funcionario federal, quien está a la cabeza del programa más noble del gobierno federal “Leche del Bienestar” (otrora Liconsa). Sandra Rosas Mercado, por impulsar mujeres empresarias. Alberto Uribe Camacho, por desarrollo en el Pacífico. Todos, desde sus trincheras, representan lo opuesto a la fragmentación que nos ahoga.

En mi intervención, al recibir el reconocimiento como Periodista, subrayé que este flagelo es el origen de muchas devastaciones ciudadanas que no hemos querido ver en su real magnitud. Sociedad, gobiernos y medios debemos unirnos para enfrentarlo.

Este evento debe servir como catalizador para una reflexión colectiva y acción conjunta. Porque las adicciones no distinguen ideología, clase social ni región. Requieren presupuesto suficiente, prevención escolar efectiva, miles de camas de rehabilitación, programas integrales de salud mental y, sobre todo, voluntad política transversal.

No podemos seguir dejando que quien sufre pierda su derecho básico a ser atendido. Aplaudamos a estos apóstoles modernos que, sin estridencia ni reflectores, salvan vidas día a día. Y exijamos a todos los órdenes de gobierno que la salud mental y el combate a las adicciones sean prioridad nacional absoluta. De ello depende no solo el presente, sino el futuro entero de México. Si no actuamos ya, seguiremos perdiendo generaciones completas en el silencio de un flagelo que devora almas.

El combate a las adicciones y la salud mental deben ser prioridad absoluta en las políticas públicas de todos los gobiernos, pues de ello depende el presente y futuro de nuestra sociedad. Mi reconocimiento y admiración a los apóstoles modernos Miguel Flores, Alejandra González, Alejandro Santillán, Raúl Vázquez Nungaray y Fernando Núñez, que enfrentan con dedicación este tremendo mal de nuestros tiempos