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LOS PELOTEROS

Sonora inmortaliza a dos pilares del beisbol: Reconocen contribuciones de Enrique Mazón y “Buqui” Soria

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Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac

En estos días en que Sonora celebra con justicia el legado de quienes han engrandecido nuestro deporte rey, no puedo dejar de rendir mi más profundo reconocimiento a dos figuras ejemplares que, desde fuera del diamante, han contribuido enormemente al impacto social del beisbol, inspirando a generaciones de niños y jóvenes con valores de perseverancia, profesionalismo y pasión.

Primero, a don Enrique Mazón Rubio, gran promotor y benefactor del beisbol mexicano. Desde mi adolescencia en Hermosillo, disfruté el profundo impacto de su excelente gestión como directivo de los Naranjeros, período en el que el club conquistó nueve campeonatos de la Liga Mexicana del Pacífico y uno de la Serie del Caribe, consolidando el legado de sus antecesores y elevando a los Naranjeros a 17 títulos totales, como la organización más ganadora y una de las mejores de México.

Su visión no solo trajo éxitos deportivos, sino que fomentó programas sociales, educación y salud a través del club, convirtiéndolo en un patrimonio para la niñez sonorense.

Esta entronización al Salón de la Fama del Deportista Sonorense en la Clase 2025, apenas unas semanas después de su inmortalización en el Salón de la Fama del Beisbol Mexicano, salda una deuda pendiente y constituye un acto de justicia plena por su invaluable aporte a la sociedad.

De la misma forma, felicito calurosamente a Óscar “Buqui” Soria Noriega, destacado cronista y voz inconfundible del beisbol sonorense. Con una trayectoria que inició desde muy joven en las transmisiones de los Naranjeros de Hermosillo —a los 18 años ya narrando en Telemax— y que lo llevó a convertirse en el primer narrador sonorense en Grandes Ligas con los Diamondbacks de Arizona (donde acumula 26 temporadas), ha enriquecido a generaciones de aficionados con su pasión, conocimiento y profesionalismo.

Su voz ha sido puente entre el diamante y los hogares, educando e inspirando a miles de jóvenes a amar este deporte rey. Esta entronización al Salón de la Fama del Deportista Sonorense en la Clase 2025 representa un merecido acto de justicia que reconoce su inmensa contribución al periodismo deportivo y al desarrollo cultural de nuestra entidad. Enhorabuena por este inmortal legado, “Buqui”.

Estos reconocimientos nos recuerdan que el beisbol trasciende el juego: forma carácter, une comunidades y deja huella en la juventud.

DESDEÑAN DE NUEVO AL TORO VALENZUELA

La exclusión de nuevo de Fernando Valenzuela del Salón de la Fama de Cooperstown la interpreto como un desdén profundo hacia el impacto cultural y social que “El Toro” generó en el beisbol, más allá de sus estadísticas puras.

Lo que vimos fue que el comité de la era clásica ignoró al «fenómeno Valenzuela», que sigue vivo en el beisbol latinoamericano y, particularmente, en México, donde sus hazañas se reviven con nostalgia y orgullo generacional.

Si no es racismo, ¿cómo se puede interpretar…? Simplemente no le dan valor al fenómeno e impacto que representa y representó Valenzuela, que sigue vigente en el beisbol latino y, en el caso de México, revivimos sus hazañas. Es triste ver ese desdén por quien ha generado un alto impacto en el beisbol, al margen de sus números. Lo que hemos visto es que nada cambia. Es la frialdad de los números lo que se impone.

Esta visión resalta cómo el comité priorizó métricas cuantitativas (como victorias, ERA o innings lanzados) sobre el legado intangible de Valenzuela: el «Fernandomanía» de 1981, que abrió puertas a jugadores latinos en las Grandes Ligas, inspiró a millones y transformó el beisbol en un fenómeno multicultural.

Lo que sucedió es la continuidad de patrones institucionales en el beisbol estadounidense, donde el mérito numérico eclipsa contribuciones históricas de figuras no anglosajonas.

¿Qué nos queda ante esta resistencia a aceptar la trascendencia de un ser humano que inspiró a generaciones para abrazar al beisbol con el surgimiento de la Fernandomanía en 1981 y que 45 años después sigue prendida esa flama que convierte al Toro en inmortal, esté o no esté en Cooperstown?

Tendremos que seguir insistiendo, remarcando, cincelando la aportación cultural de Valenzuela que con su magia logró que el beisbol latino tuviera más visibilidad.

Es un día muy triste, con mucho desánimo y pesar ante esta gran injusticia cometida. El aspecto número de nuevo se ha impuesto. La contribución social y cultural es ignorada. Se mantiene el factor de esteroides y sigue la puerta cerrada a Bonds, Clemens y Shefields

Es un llamado a reflexionar sobre la diversidad en el Salón de la Fama, recordándonos que el deporte no es solo datos, sino historias que unen comunidades. Si Valenzuela regresa en futuras votaciones, este debate podría amplificarse.


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