CULTURA
Duelo y resistencia: Entre el cuento y la memoria, la obra de Abelardo Ortiz Garza
Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias
En la trayectoria de Abelardo Ortiz Garza confluyen la sensibilidad del lector voraz y la convicción de que la literatura puede convertirse en un acto de memoria y resistencia. Su obra, marcada por la exploración del duelo, los instantes significativos y la violencia contemporánea, se ha consolidado a través de dos proyectos fundamentales: Porque tú eres agua, su primer libro de cuentos, y No son tres, un volumen colectivo que denuncia las desapariciones en México.
Nacido en la Ciudad de México, Ortiz Garza recuerda que su vínculo con la literatura comenzó en la infancia, cuando su padre le leía por las noches. “El primer recuerdo que tengo es el de mi padre leyéndonos… y lo que más me marcaba era esperar a que continuara”. Ese gesto íntimo sembró una relación afectiva con la lectura que lo acompañaría toda la vida.
Su formación profesional en Ciencias de la Comunicación lo llevó por caminos diversos: fue docente y director de carrera en la Universidad del Noroeste; productor de radio y televisión industrial en Ford Motor Company; y, más tarde, colaborador en Aeroméxico en áreas de recursos humanos y ventas.
Sin embargo, la literatura permanecía como una inquietud latente. “Siempre he sido un lector voraz”, afirma, y reconoce que a los 45 años decidió que no podía seguir postergando su deseo de escribir. Ingresó a la SOGEM Guadalajara, donde cursó durante cuatro años la especialidad en escritura creativa, un proceso que consolidó su vocación narrativa.
El primer gran fruto de ese camino fue Porque tú eres agua, un libro de cuentos que Ortiz Garza construyó a partir de más de treinta textos escritos a lo largo de varios años. Con la asesoría de la escritora Gabriela Torres, quien también prologó la obra, depuró, ordenó y pulió los relatos hasta conformar un volumen coherente y emocionalmente potente.
El título proviene de uno de los cuentos más celebrados del libro, inspirado en una canción interpretada por Andrés Calamaro. “Ese cuento lo escribí de una sentada, con la canción de fondo. Me fui de largo hasta terminarlo”. La historia transcurre durante un velorio, cuando el protagonista se queda solo con el cuerpo de su ser querido y comienza a reconstruir los momentos que definieron su relación. La muerte, el duelo y la fragilidad de los instantes se convierten en ejes centrales.
Para Ortiz Garza, el cuento es un género que dialoga con la fotografía, otra de sus pasiones. “Un cuento se parece mucho a una fotografía: tú aíslas un momento que decides contar”, explica. Esa mirada detenida, casi escultórica del tiempo, atraviesa buena parte de los relatos del libro, donde la vida aparece como un proceso hecho de pequeños destellos. “La felicidad se construye a través de pequeños momentos”, escribe en uno de sus textos, una idea que sintetiza su visión literaria.
Publicar el libro no fue sencillo. Optó por la autopublicación, un proceso que le permitió conocer de cerca la cadena editorial y las dificultades de distribución para autores independientes. Aun así, la obra se presentó en espacios como la librería José Luis Martínez del Fondo de Cultura Económica y ha circulado entre lectores que, de boca en boca, han mantenido viva su lectura.
No son tres, antología de cuentos, se adentra en una herida colectiva: las desapariciones en México. El proyecto surgió tras la desaparición de tres estudiantes del CAAV en 2018. Ortiz Garza asistió a la marcha de protesta sin saber que su amigo Juan Manuel Carrillo también estaba ahí. Días después, al encontrarse, ambos coincidieron en que debían hacer algo desde su trinchera: la literatura.
“Decíamos: no es posible que esto siga ocurriendo. Nuestro granito de arena podía ser un libro que diera testimonio”. Lanzaron una convocatoria entre escritores cercanos y reunieron cuentos, poemas y un ensayo que abordan la desaparición desde múltiples aristas: la violencia del crimen organizado, la complicidad institucional, el dolor de las familias y la incertidumbre de quienes esperan.
El cuento de Ortiz Garza incluido en este volumen se titula Pelagio y narra una ejecución sumaria cometida por el ejército. “El tema tiene muchas aristas… no solo es el crimen organizado el que desaparece”. La intención del libro es clara: construir memoria y denunciar, desde la ficción, una realidad que atraviesa al país.
El proyecto encontró respaldo en el ITESO, que aceptó publicarlo tras una búsqueda cuidadosa de una institución con solvencia moral y sin intereses partidistas. Desde entonces, No son tres se ha difundido principalmente en escuelas, preparatorias y universidades, donde ha generado conversaciones profundas entre jóvenes. Ortiz Garza recuerda que, en un grupo de treinta estudiantes, dos compartieron experiencias directas de desaparición o secuestro. “Ellos saben que es algo que les puede suceder”.
Además de escribir, Ortiz Garza ha dedicado buena parte de su vida a la promoción cultural. Durante catorce años coordinó el taller de cuento Interior 6, del que surgieron autores que lograron publicar libros e incluso obtener premios.
También colabora con la organización Letra Uno, que impulsa la lectura en escuelas de escasos recursos y coordina una red de círculos de lectura en Jalisco, Houston y Tijuana. Él dirige dos de ellos: uno para adultos mayores y otro para lectores experimentados.
Para él, la lectura es un acto comunitario. “Cuando tú lees y no lo puedes compartir, te quedas con esa sensación de que quieres darlo a conocer”, explica. En los círculos de lectura, las interpretaciones se cruzan, se complementan y enriquecen la experiencia individual. “Cosas que yo no vi en mi lectura, las viste tú y me las compartes”. Ese intercambio, asegura, ayuda a construir un mundo personal y, sobre todo, a leer por placer.


