MUNDO
Temidos fantasmas del pasado: De Pinochet a Kast, el retorno de la ultraderecha en Chile
Opinión, por Pedro Vargas Ávalos
El proceso electoral de Chile, en el que resultó vencedor el ultraderechista José Antonio Kast, constituye una lección para los pensamientos progresistas que luchan por reivindicar la justicia social, la democracia sin adjetivos, los derechos humanos y las causas populares.
Lo más preocupante del resultado de la segunda vuelta electoral, celebrada el domingo 14 de este mes decembrino para elegir al presidente de la república andina, es el resurgimiento de la ultraderecha que promueve el retorno del pinochetismo, es decir, del autoritarismo represor de los derechos civiles, el conservadurismo a ultranza y el neoliberalismo económico aliado de la oligarquía.
Es sabido que Salvador Allende fue un mandatario chileno surgido de las aspiraciones populares por alcanzar justicia social y económica. Hombre de izquierda y de pensamiento profundamente democrático, obtuvo un histórico triunfo electoral en 1970. Lamentablemente, fue traicionado en 1973 por el general Augusto Pinochet, quien, tras una deleznable conspiración, impuso una férrea dictadura militar, antidemocrática, regresiva en lo social y neoliberal en lo económico.
El régimen tiránico se prolongó hasta 1990, aunque sus partidarios permanecieron agazapados en diversos organismos, particularmente en sectores de la derecha política.
La izquierda chilena tuvo su más reciente triunfo electoral en 2021, cuando alcanzó la presidencia el joven Gabriel Boric, nacido en 1986. No obstante, su incapacidad para concretar una nueva Constitución en 2022, sumada al posterior viraje ideológico de su gobierno, generó desencanto social. Para muchos de sus correligionarios, Boric es corresponsable de la derrota frente a Kast.
Este último, derrotado en la primera ronda electoral pero vencedor en la segunda gracias al respaldo de todas las derechas, fue felicitado por el senador estadounidense Marco Rubio y por el extravagante presidente argentino Javier Milei. Este último celebró el triunfo de Kast como “un paso más de nuestra región en defensa de la vida y la propiedad privada”, y aseguró que trabajarían juntos para liberar a América Latina del “yugo opresor del socialismo del siglo XXI” (Aldo Anfossi, La Jornada, 16-XII-2025). Personajes como Donald Trump y Nayib Bukele también manifestaron su beneplácito.
Así, cincuenta y dos años después del cruento golpe fascista que culminó con la muerte de Salvador Allende y desató una aterradora represión, reaparece el espíritu de Pinochet. A treinta y cinco años del fin formal de su dictadura, el triunfo electoral de su declarado admirador revive los temores de un retorno ideológico marcado por el anticomunismo extremo, el militarismo, el conservadurismo antiderechos humanos y el neoliberalismo salvaje.
Sobre el mandatario electo, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, señaló que fue elegido democráticamente por el pueblo chileno, aunque advirtió que resultan preocupantes sus reivindicaciones del régimen de Augusto Pinochet, caracterizado por la represión y el autoritarismo. “Esperamos, evidentemente, que cuando llegue el nuevo presidente actúe democráticamente, como llegó”, expresó la jefa del Ejecutivo mexicano.
Cabe recordar que el padre de José Antonio Kast fue un notorio simpatizante del nazismo, y que su hermano, Miguel Kast, se desempeñó como ministro durante la dictadura pinochetista. Un estudioso de la relación entre religión y política ha señalado que el presidente electo chileno se benefició del apoyo de dos sectores clave de la derecha: la tradicional y la ultraderecha del Partido Libertario. Su discurso de campaña se centró en el orden y la seguridad frente a preocupaciones como la delincuencia, la migración irregular y el bajo crecimiento económico.
“¿Qué propone Kast?”, se pregunta Bernardo Barranco. Orden y disciplinamiento institucional mediante políticas de seguridad estrictas, reducción del gasto público, reformas laborales proempresa y una política migratoria basada en expulsiones masivas y un férreo control fronterizo. Su proyecto se alinea con las tendencias globales de la derecha radical presentes en Estados Unidos y Europa (La Jornada, 17-XII-2025).
Kast, quien ya había sido candidato presidencial en 2016 y 2021, confirmó el dicho de que “a la tercera va la vencida” y asumirá la presidencia el 11 de marzo de 2026, por un periodo de cuatro años.
La prensa internacional dio amplia cobertura al triunfo del admirador del pinochetismo. La BBC News destacó el 15 de diciembre que, respaldado por todo el arco derechista, Kast alcanzó la presidencia proponiendo un “gobierno de emergencia” con un discurso duro en materia de seguridad y migración.
The New York Times calificó su victoria como “otro triunfo de la derecha global”, al señalar que pertenece a un movimiento internacional que privilegia el orden público y el cierre de fronteras. Deutsche Welle, por su parte, fue tajante al definir el resultado como “el triunfo del admirador de Pinochet”.
En Argentina, el diario La Nación explicó el fenómeno chileno como resultado de una sensación persistente de retroceso económico: aumento del costo de vida, precarización laboral, endeudamiento e incertidumbre. En ese contexto, afirmó el medio, la promesa de crecimiento, disciplina fiscal y control del gasto resultó decisiva. Para ese periódico, el resultado refleja “un voto pragmático y defensivo, marcado por la urgencia económica y la demanda de orden”.
En conclusión, como señaló la presidenta Claudia Sheinbaum, es pertinente felicitar al pueblo chileno por una jornada electoral pacífica, con la esperanza de que el presidente electo actúe conforme a los principios democráticos, en beneficio de sus conciudadanos y del interés nacional. A ello agregamos un deseo fundamental: que no se permita el temido retorno del pinochetismo, porque sus consecuencias serían nefastas para todos.
Finalmente, a nuestros compatriotas les hacemos un llamado a aprender de la experiencia chilena. Defendamos la independencia y la soberanía nacionales; luchemos permanentemente por la democracia y por las reivindicaciones sociales que garanticen justicia, igualdad, fraternidad y mejores niveles de bienestar para toda la población.


