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OPINIÓN

La paridad se juega en equipo

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Con todo respeto, por Jorge Zul de la Cueva //

La lucha por las agendas de amplitud de derechos, de conquistas laborales o sociales va más o menos por los mismos caminos siempre.

La jornada laboral de 40 horas no se ganó a base de repetir “por favor y muchas gracias”, pero las conquistas sindicales sí se han ido desmantelando silenciosamente, convirtiendo a los sobre explotados y sin derechos en freelancers… ya me desvié

Regresando al tema de los derechos, si estos no se consiguen sonriendo amablemente, entonces ¿cómo? Los privilegiados no van a andar soltando sus privilegios nomás porque otros quieren un trato más equitativo, porque eso implica redistribuir y el que está ganando va a salir perdiendo. ¿Para qué haría eso?

-Oye Juan, fíjate que necesitamos que de los cien pesos que estabas ganando y las ocho concesiones de venta que tienes porque eres un abusivo y un tramposo; te quedes nomás con una concesión y ganes ahora veinte pesos, para que los demás puedan trabajar también y ganen lo mismo, porque estás acaparando todo y no es justo.

-Ah ¿y no quieres pavo?

Sean cuotas de poder, dinero, recursos materiales, camas en los hospitales, pupitres en las escuelas o curules en las cámaras, para redistribuir es necesario que alguien pierda su porción extra.

El que tiene más se va a quedar con menos y no le conviene, y no le gusta. Va a luchar, y va a tratar de imponer y si se ve obligado a ceder, lo hará poco a poco, a regañadientes, lo menos que se pueda y va a haber que arrancarle cuotas. Nunca lo hará de buena voluntad.

Aquí en Jalisco, en materia de paridad, lo que va a pasar es que nos van a tomar el pelo para no entrarle a lo fundamental. No será paridad equitativa, por absurdo que suene. El IEPC dictaminó que la paridad, por simplificarlo, va en grupos de cinco, con tres espacios para un género y dos para otro y no en grupos de dos y dos o de uno y uno como debería de ser.

Pero que se haya buscado hacer trampa no es motivo ni de susto ni de sorpresa. Justo ese es el punto: Nunca se ganan derechos sin luchar por ellos y viene un escenario muy interesante en el que quienes quieran empujar la agenda de la paridad, enfrentarán una enorme cantidad de retos para lograr que se impongan criterios y reglas verdaderamente equitativos. Los que quieren que no avance esa agenda van a apostar fuerte para que las cosas se queden como están.

Quienes buscan una paridad que sea par (aunque suene ridículo así está la cosa), luchan en espacios distintos y la división es un problema. La lucha electoral, la victoria electoral no debería incluir el sacrificio de la propia agenda para nadie. Los partidos pueden empujar a sus integrantes a agachar la cabeza, a no decir nada ante la obvia inequidad que habrá en la repartición de candidaturas y en la medida en que haya una gran diversidad voces que la señalen será más difícil imponerla.

Ahí hay una oportunidad para quienes se atrevan a tomar la bandera de las causas por encima de la de los partidos. Si se logra que la paridad sea impulsada de manera conjunta, ganarán quienes sean capaces de sumarse de manera articulada. Quienes vean que sin importar que estén en proyectos distintos, se puede querer las mismas cosas y tener causas comunes podrían darnos a todos los que estamos tan cansados de la lógica del pleito y la confrontación una clase de alta política y civilidad que nos urge ver en esta ciudad.

El balón está en su cancha.

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NACIONALES

¿Proyecto en marcha?

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Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //

Todas las mañanas la señora presidente nos habla de un proyecto de nación que su grupo, partido o movimiento, hasta ahora solo ha perfilado. A los ojos críticos de estudiosos de la política se distinguen ribetes de totalitarismo. Y si por fuera parece, por dentro también.

No hay otra forma de interpretar las acciones realizadas tras la elección presidencial de 2024, y los preparativos para la misma ejecutados desde el poder cooptando al INE y colonizando al Tribunal Electoral Federal.

Ambos validaron una ilegal mayoría legislativa y avalan, sobre todo el Tribunal, la elección de ministros, magistrados y jueces con la cual construirán un Poder Judicial a modo. Nada que pueda oponerse por las vías legales a las determinaciones presidenciales, pues también han hecho nugatoria la legislación sobre el amparo.

Ni siquiera el pétalo de una crítica puede manchar la pureza del movimiento pues para eso ya se ha presentado la Ley de Telecomunicaciones que confiere a la nueva Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones el poder de sacar del aire a cualquier plataforma digital por “incumplimiento a disposiciones u obligaciones previstas en las respectivas normativas que les sean aplicables”, normativas que pondrá la misma agencia cuyo poder le permitirá decidir lo que podremos ver, compartir, escuchar por radio, televisión y redes sociales.

Con la desaparición de organismos autónomos e independientes, desde presidencia nos dicen que están recuperando atribuciones del Estado, lo que implica que será el gobierno el que autorice o quite concesiones, como antaño, antes que la democracia les permitiera asaltar al poder.

La señora presidente niega que su gobierno sea autoritario y censor, pero el discurso no se corresponde con los hechos. Hipersensible a la crítica, reacciona con la misma receta que su antecesor descalificando al crítico sin dar respuesta al cuestionamiento o recurriendo al argumento de que así lo quiere el pueblo, cuando el pueblo apenas si está enterado de cómo han legislado, no solo para concentrar el poder y quitarle contrapesos, sino también para perpetuarse en el mismo.

Se debe reconocer que no tienen el menor riesgo de perderlo en el corto plazo, la oposición está extraviada, sin propuesta, y sus líderes asidos a los restos del naufragio para sobrevivir solamente. Sin embargo, el empeño que pone este gobierno en asegurarse todos los medios para controlar la vida política y económica del país habla de un movimiento que llegó para quedarse.

El problema grave que tienen en ese planteamiento es que su base conceptual es la misma que operó hace cincuenta años, cuando la actual presidente combatía el modelo y al régimen desde las aulas universitarias. Repetir el modelo, aun queriendo modernizarlo, es reincidir en el error de fondo. Hace cincuenta años, el régimen sobrestimó los recursos y potencialidad del Estado y el dispendio lo llevó a las crisis económicas sin posibilidad de mantener las políticas asistenciales que le daban equilibrio y permanencia.

Los tecnócratas que siguieron equilibraron el barco financiero, pero perdieron el balance social. Hoy privilegian la recuperación de ese balance a través del retorno del estado benefactor, con el claro objetivo de consolidar una base electoral suficiente para mantenerse en el poder.

Como antaño, hay una sobreestimación del potencial financiero del estado y una subestimación del entorno económico mundial. Lograr mantener los programas sociales con los ingresos actuales y estimar con optimismo que la inversión privada logrará el crecimiento necesario para que la recaudación resuelva el déficit y soporte el crecimiento geométrico de la población beneficiaria de los programas asistenciales, sin recurrir a más deuda, suena a buenos propósitos más que a realismo.

La esperanza está puesta en el Plan México, el cual requiere un horizonte que va más allá del presente sexenio. Necesita una clase empresarial comprometida, la cual es escasa, y generar las condiciones para que, los inversionistas, que ven sólo los réditos y las ganancias, tengan confianza y seguridad. Estas dos últimas palabras son la clave para que la inversión llegue, sin embargo, ni la elección judicial ni la nueva política de seguridad pueden garantizarlas.

Por otra parte, durante los próximos cuatro años, la economía nacional dependerá del comportamiento de la estadounidense y hay demasiada incertidumbre, lo que mantiene la inversión allá y aquí, severamente contraída, y sin inversión no hay pensión.

El movimiento en el poder está consiguiendo bases legales y estructurales para conservar el poder. Lo está ejerciendo absolutamente con pleno control del andamiaje institucional y las estructuras republicanas, sin embargo, el país que quiere construir para los pobres no podrá hacerlo solo con eso. Un verdadero proyecto nacional se construye desde la pluralidad.

Excluir, denostar, despreciar y anatemizar a quien piensa diferente son elementos del totalitarismo que tanto niegan y un autoritarismo que disfrutan, aunque lo nieguen. Tal vez no lo creen, pero se han transformado en el monstruo totalitario que combatían. Traen el espejo truqueado.

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NACIONALES

Zedillo vs Sheinbaum: Poder y memoria

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Opinión, por Iván Arrazola //

El reciente intercambio de declaraciones entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el expresidente Ernesto Zedillo ha reavivado viejas tensiones y abierto un debate sobre el rumbo democrático del país. Zedillo, quien se había mantenido en el retiro, reapareció en la esfera pública al publicar un artículo en Letras Libres y conceder una entrevista a Nexos, donde acusó al régimen de la Cuarta Transformación de atentar contra la democracia, particularmente por la propuesta de Reforma Judicial.

La respuesta de la presidenta no se hizo esperar. En un tono desafiante, Sheinbaum calificó a Zedillo como un falso paladín de la democracia y recordó episodios oscuros de su gobierno, como el Fobaproa y las masacres de Acteal y Aguas Blancas. Además, cuestionó la pensión que recibe del Banco de México y sugirió abrir una investigación al respecto. Según la mandataria, resulta contradictorio que se le acuse de autoritarismo por permitir que el pueblo elija a los ministros de la Corte.

Ante estos señalamientos, Zedillo redobló sus críticas, señalando que la desaparición de organismos autónomos como el INAI es un intento por ocultar los beneficios que supuestamente recibe el expresidente López Obrador en su retiro.

También pidió auditorías independientes a megaproyectos del actual gobierno como el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, al considerar que buscan distraer a la ciudadanía de los verdaderos problemas del país. Afirmó que el régimen actual está transformando la democracia en un sistema despótico con un partido hegemónico.

En este contexto, la confrontación adquiere un carácter profundamente desigual. Desde el poder, la presidenta dispone de recursos institucionales y espacios como la conferencia matutina para descalificar a sus críticos, sin que se brinde oportunidad de réplica. La mañanera, concebida originalmente como un espacio para informar, se ha convertido en una plataforma unidireccional para exponer la narrativa oficial y deslegitimar voces disidentes.

A esto se suma la reciente creación en el Senado de una comisión para investigar decisiones del pasado, como el rescate bancario del Fobaproa. Si bien esta acción busca rendir cuentas, también parece estar motivada por la necesidad de justificar la narrativa oficial. Cabe recordar que, aunque cuestionable, el rescate permitió al país superar una crisis financiera de grandes proporciones. Ejemplos como Argentina, que optó por no rescatar a su sistema bancario, muestran los costos sociales y económicos de tomar un camino distinto.

En este escenario, otras instituciones también han tomado partido. La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), dirigida por Pablo Gómez, acudió a la mañanera para revivir el caso del Fobaproa y responsabilizar al expresidente Zedillo por decisiones que, según sus palabras, podrían haberse evitado con “patriotismo y valor”. La entrega simbólica de un expediente sobre el tema se interpretó como un acto de confrontación más que de esclarecimiento.

Lo preocupante no es sólo el uso del pasado como arma política, sino la incapacidad del gobierno actual para ofrecer explicaciones claras y abiertas sobre las críticas que enfrenta. En lugar de generar diálogo, se responde con linchamientos mediáticos. Zedillo, por su parte, aunque sin agenda política activa, ha mostrado valor al alzar la voz en un contexto donde muchos críticos han optado por el silencio.

Este episodio también refleja uno de los principales señalamientos hacia la oposición: su pasividad. No solo se ha mantenido al margen de este debate entre la presidenta Sheinbaum y el expresidente Zedillo, sino que su pasividad es evidente frente a las condiciones que enfrenta el país. En este contexto, quien no se alinea con el régimen o guarda silencio, en este contexto el temor de la oposición al gobierno es evidente.

Resulta cuestionable que los partidos que históricamente deberían asumir una postura firme—como el PAN y el PRI—guarden silencio. Ambos tendrían sólidos argumentos para salir en defensa de Zedillo, no solo por razones políticas, sino por el legado institucional que representa. Fue durante su gobierno cuando se impulsó un Poder Judicial independiente, se fortalecieron organismos autónomos y se crearon las condiciones para una elección que permitió la primera alternancia democrática en México.

Sin embargo, también debe señalarse que el juicio desde el poder no es parejo. Mientras se reavivan casos del pasado como el Fobaproa, se evita hablar de tragedias recientes como la gestión de la pandemia de COVID-19, que dejó más de 800 mil muertes, o de la actual crisis de seguridad que ha rebasado a gobiernos locales y puesto en jaque al Estado. Estas omisiones muestran que el régimen selecciona cuidadosamente los temas que aborda y los que elude.

Este enfrentamiento no solo revela las tensiones entre dos visiones de país, sino también el uso asimétrico del poder para controlar el discurso público. La democracia se debilita cuando se acaban los contrapesos, cuando la crítica se responde con descalificación, y cuando el poder se ejerce sin rendición de cuentas.

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NACIONALES

Pisarse la cola

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Desde los Campos del Poder, por Benjamín Mora Gómez //

Claudia Sheinbaum ha evidenciado que su mente fría ante las amenazas arancelarias de Donald Trump es más retórica que esencia de su carácter al responder con enojo a las críticas de Ernesto Zedillo a los gobiernos y leyes emanados desde Morena y los impulsos de Andrés Manuel López Obrador. La verdadera Claudia Sheinbaum ha explotado.

Ernesto Zedillo escribió sobre lo que millones de mexicanos calificamos como peligros contra la democracia y nuestras libertades políticas, económicas, sociales y de acceso a la información. Zedillo no dijo nada que no hubiésemos leído en otros artículos o escuchado en otras voces; pero nadie antes lo dijo como expresidente.

La presidenta Sheinbaum se puso guantes de boxeo sin antes prepararse y medir los alcances de subirse al cuadrilátero. Me recordó a los pleitos entre niños de kínder: “Mi papá es bombero y mojará al tuyo”. Quizá, buscando asustar a Ernesto Zedillo, Claudia Sheinbaum amenazó con abrir el caso Fobaproa. ¡Uy qué miedo! Dijera Chico Che.

Zedillo le acepta el reto y pide investigar los grandes desfalcos y obras sin sentido del gobierno del presidente Andrés Manuel “El Peje” López Obrador. Los congresistas aliados de Morena se subieron al pleito y tomaron al Fobaproa como letra de presión política; estos señores y señoras olvidaron que en derecho hay prescripción.

Aristóteles dijo: “El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice”; tal parece que los morenistas metidos al pleito, incluida la señora Sheinbaum, dicen muchas cosas sin pensar ni mirar sus consecuencias. En alguna parte de ellos no conectan sus cerebros con sus lenguas; éstas su sujetan a sus hígados.

En el Fobaproa estuvieron involucrados diputados y funcionarios públicos, del tiempo de Zedillo, que hoy están en Morena, y fueron salvados empresarios que hoy se declaran pro-Sheinbaum, como lo es Altagracia Gómez, hija de Raymundo Gómez Flores de Minsa. Altagracia es millonaria gracias a los rescates financieros de Zedillo a don Raymundo.

Me decía mi padre que con la lengua se tropiezan aquellos, hombres y mujeres, con pocas neuronas haciendo bien su trabajo intelectual.

Claudia Sheinbaum parecía de mente fría hasta que se topó con algo inesperado y se sintió obligada a responder de botepronto a un artículo que pudo ignorar y esperar a que el tiempo lo enterrase. Demostró que a sus mañaneras les hace falta serenidad y le sobran arrebatos y mentiras.

Es mentira que a las palabras se las lleva el viento; se quedan en nuestras mentes, y hoy se guardan en los archivos de los medios de comunicación. Las palabras de Claudia Sheinbaum no la nutren y si envenenan. Aun no se abren las carpetas del Fobaproa y ya ensucian a los suyos. Claudia Sheinbaum olvidó que el PRI, viejo y corrupto, hoy está en Morena.

El silencio es el mejor regalo que nos puede dar, pues hay palabras que maldicen a quien las pronuncia. En política, antes de hablar, hay que preguntarse si es prudente, necesario e inevitable. A Claudia se le olvidó esta regla elemental; tampoco meditó en quienes, de los suyos, pronto podrían ser dañados. Por ello, quienes apoyaron y fueron beneficiados por el Fobaproa, hoy le revolotean, enojados y muy preocupados.

Por razones de edad, hoy, a la inmensa mayoría de los mexicanos no le dice nada el Fobaproa y si el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, la terminal aérea Felipe Ángeles, Segalmex, la macro farmacia, la casa gris, el huachicol en buques tanque, Mexicana de Aviación vuelta a quebrar… ¡Vaya torpeza! ¿Qué dirá ese pueblo mexicano, bueno y sabio, cuando conozca que los involucrados en aquel Fobaproa que aun todos pagamos, hoy son la cúpula de Morena y responsables de los nuevos desfalcos a la nación?

Quizá la oposición, desdibujada hasta hace unos días, hoy se sienta agradecida con la presidente Sheinbaum. Veamos si lo aprovechan. Cuentan de aquel que se decía rapidísimo en matemáticas y que aceptaría cualquier prueba.

Alguien que estaba cerca le preguntó: ¿Cuándo es 4 por 25?

Aquel, ufano, le respondió: 73.5.

¡Falso! son 100.

El del mal cálculo le aclaró: ¡Dije que era rapidísimo, mas no prometí exactitud!

Algo así sucede con la presidente de las neo mañanera. No nos prometió ser brillante ni veraz, solo que cada mañana nos hablaría de sus ocurrencias.

Como presidente, Claudia Sheinbaum debiera planificar mejor su futuro de gobierno. A Peña Nieto le costó caro la casa blanca de su esposa Angélica Rivera y los crímenes de Ayotzinapa, y de ellos podría haber sido no culpable. Al gobierno del segundo piso de la 4T podría costarle caro el pleito de la presidente con alguien que ya no era enemigo.

Sé que la presidente no es mujer de fe y si mujer que se mofa de nuestra Guadalupana, pero le recomiendo que, al despertar, pedir a Dios le indique qué decir, mostrarle cuándo decirlo y enseñarle cómo decirlo. De inicio lo dirá de mala gana y sin convencimiento, pero cuándo vea que Dios le escucha, quizá cambie. Luego, pedir a Dios que le muestre cómo gobernar bien y para el bien. Esto nos es urgente como pueblo y nación. Aún está a tiempo de ser mejor.

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