OPINIÓN
Retos 2021: Pacto por la seguridad I, la otra epidemia
Opinión, por Armando Morquecho Camacho //
La verdad es que no me gusta dedicarle tiempo de mi vida o de mis días al covid-19, creo que pese a ser un tema de suma relevancia no solo para México sino para el mundo entero, llega un punto en el que el exceso de información respecto a este virus se vuelve sumamente tóxica y nociva para la salud mental, y ciertamente, en estos tiempos, la salud mental nunca había sido tan importante.
Aun así, por más que no me guste dedicarle tiempo de mi vida a este fenómeno tan complejo, el presente indica que es imposible no hacerlo, este virus vivirá por siempre en nuestra memoria colectiva y por ello, trata de huir de la realidad sería una carrera interminable; sin embargo, lo que también tenemos que tener presente es que siempre habrá una luz al final del túnel y algunas incógnitas esenciales para definir la perspectiva del 2021 se han comenzado a resolver, lo cual es sumamente alentador.
Por ejemplo, en temas sanitarios y pandémicos, se ha recibido con mucho optimismo el informe preliminar de los resultados correspondientes a la tercera fase de ensayos clínicos de la vacuna contra la covid-19 desarrollada pos AstraZeneca y la Universidad de Oxford. Dichos ensayos muestran que la eficiencia de la vacuna puede ir desde el 60% hasta el 90%, además de que gracias al convenio entre Fundación Slim, el Grupo INSUD de Argentina y la empresa Liomont, la vacuna se podría procesar en México, lo cual, ofrece una ventaja adicional y una pizca más de esperanza.
Pero esto es solamente respecto a problemas sanitarios cuya solución está en tubos de ensayo y en vacunas de distribución a gran escala, y tal y como lo mencioné al inicio de esta columna, no podemos huir de la realidad y tampoco, podemos culpar de todos nuestros males al famoso COVID-19, ya que al final del día, el virus no generó problemas más allá de los de salud y lo que hizo en las demás áreas fue revelar con crudeza los demás problemas.
Ante esto, tenemos que tener muy presente que nuestro país y nuestro estado, enfrentan una serie de problemas que van más allá de los temas de salud y que desgraciadamente, para estos problemas, no hay una vacuna que pueda ayudar a solucionarlos y uno de estos muchos problemas se llama: inseguridad.
La inseguridad se ha convertido en un mal endémico para México; durante 20 años no solo se ha derramado la sangre de muchos connacionales, sino que también ha destrozado familias enteras y se ha encargado de dañar fuertemente tanto a la economía de nuestro país como a nuestras instituciones.
A nivel nacional, este año ha sido el más letal contra la prensa. Nuestro gobierno anunció el miércoles pasado que 19 periodistas han sido asesinados desde enero y que además se ha roto el record de más agresiones contra comunicadores con 224, casi el doble que en 2015 cuando solo se registraron 124. Así que cuando un legislador dice ante el Consejo General del INE, que no usará una mordaza (cubrebocas) con la que buscan silenciar su voz, creo que no está viendo el panorama completo, ya que las mordazas, se las están poniendo a otras personas y no es el INE quien se las está poniendo.
Ahora en el terreno local, nuestro Estado ha dado mucho de que hablar para mal, y es que Jalisco es líder en hallazgos de cuerpos en fosas clandestinas con Tlajomulco, El Salto y Zapopan como protagonistas del top 5 nacional.
En primer lugar nacional se encuentra Tlajomulco de donde se han exhumado 232 personas, le sigue, en segundo lugar, El Salto que registra 179 víctimas enterradas de forma clandestina, mientras que en el cuarto lugar nacional, está Zapopan, en donde se reportó el hallazgo de 153 cadáveres.
Por otro lado, la violencia hacia las mujeres también va en aumento en nuestro estado, tan solo en lo que va del año han sido reportados 489 feminicidios, lo que equivale un 7.7% más con respecto al 2019, y lamentablemente mientras la impunidad y la falta de profesionalización de los cuerpos de seguridad en materia de género sigan siendo factores, este mal se continuara alimentando y el problema estructural continuará creciendo.
Ciertamente, podríamos pasar horas y páginas hablando de las cifras y las causas de la inseguridad en nuestro país y nuestro estado, podríamos debatir horas y días acerca de cómo las fallas en el sistema educativo, la pésima política de seguridad, la desigualdad económica y la corrupción misma, se han encargado de alimentar el mal de la inseguridad creando un circulo vicioso, pero el objetivo de hoy, es facilitar al lector un pequeño y breve espacio de reflexión del tema que sin lugar a dudas será el reto del 2021 y que sobre todo, se deberá poner sobre la mesa de debate.
La realidad de nuestro estado y de nuestro país deja en evidencia que lo que necesitamos no es una mesa para debatir y/o cuestionar el Pacto Fiscal ni mucho menos se necesita de una Guía Ética para la Transformación de México, lo que se necesitan son acciones concretas y una serie de compromisos regionales que permitan identificar, calle por calle y colonia por colonia, las problemáticas más sensibles de las comunidades para así dirigir e implementar estrategias diseñadas y articuladas para responder a las necesidades de cada territorio en el que la violencia tiene un rostro completamente diferente.
Durante muchos años, políticos me han dicho que la actividad política es de causas, yo digo que no solo es de causas, es de pactos y hoy por hoy, las fatídicas cifras en la materia, revelan de una manera muy cruda que el primer pacto por el que se debe trabajar en unidad, es un pacto por la seguridad, un pacto que se convierta en el eco de nuestra aflicción.
La única manera de construir una sociedad pacífica e inclusiva, es a través de políticas públicas dirigidas a todos los grupos sociales y con justica para todos.
