MUNDO
Salario y consumo interno: Lecciones de la crisis
Economía Global, por Alberto Gómez R. //
La enorme presión de la crisis económica mundial hasta ahora contenida –sin que se atrevan aún a llamarla como tal, sino con eufemismos como “contracción” o “recesión”- que sigue aumentando su arrasador poder transformador, se ha comenzado a sentir en el salario de las mujeres y los trabajadores con remuneraciones más bajas.
En los países en los que se adoptaron fuertes medidas para conservar los empleos, los efectos se han sentido en las reducciones salariales, y con ello la disminución progresiva del consumo interno, lo que profundiza la crisis, sobre todo en los países cuya economía depende en gran medida del consumismo, como Estados Unidos.
El pasado Black Friday –el día de las mayores ventas del año en EE.UU.- se alcanzó un nuevo record histórico del comercio en línea, como motivo del miedo al contagio del coronavirus, por lo que la gente optó por hacer sus compras en internet.
Los consumidores gastaron aproximadamente 9 mil millones de dólares en sitios web de tiendas minoristas de Estados Unidos, según Adobe Analytics, que rastrea las compras en línea. Eso fue un aumento de 22 por ciento con respecto al récord anterior de 7.4 mil millones de dólares, establecido en 2019. Sin embargo, en general las ventas cayeron alrededor de un 36 por ciento con respecto al año anterior, como efecto de la escasez de liquidez en los bolsillos de los estadounidenses.
Según un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la pandemia de Covid 19 provocó que en el primer semestre de 2020 los salarios mensuales de dos terceras partes de los países se redujeran o crecieran más lentamente.
El informe Mundial sobre Salarios 2020-2021 indica que la crisis no ha afectado del mismo modo a todos los trabajadores. Las mujeres se han visto más perjudicadas que los hombres. De las estimaciones basadas en una muestra de 28 países europeos se desprende que, sin los subsidios, en el segundo trimestre de 2020 la pérdida salarial para las mujeres hubiera sido del 8,1 por ciento frente al 5,4 por ciento para los hombres.
La crisis también ha asestado un duro golpe a los trabajadores con remuneraciones más bajas. Quienes tenían una ocupación de baja calificación perdieron más horas de trabajo que quienes ocupaban un cargo directivo o profesional mejor remunerado. A partir de los datos del grupo de 28 países europeos el informe explica que, sin los subsidios temporarios, el 50 por ciento de quienes menos ganan hubiera perdido aproximadamente el 17,3 por ciento de su salario. Sin los subsidios, la cuantía salarial media perdida en todos los grupos hubiera sido del 6,5 por ciento. Sin embargo, dichas prestaciones compensaron el 40 por ciento de este monto.
Según Guy Ryder, Director General de la OIT, el crecimiento de la desigualdad a causa de la crisis de la Covid-19 podría dejar un desolador saldo de pobreza e inestabilidad social y económica de enormes proporciones. “Nuestra estrategia de recuperación debe centrarse en las personas. Necesitamos políticas salariales adecuadas que tengan en cuenta la sostenibilidad del empleo y de las empresas, en las que se aborden también las desigualdades y la necesidad de sostener la demanda”, señaló.
“Si queremos reconstruir pensando en un futuro mejor, también hemos de plantearnos cuestiones incómodas, como por qué con tanta frecuencia las ocupaciones de gran valor social, como la de cuidadores profesionales (enfermería), y profesiones formativas como la de los maestros son sinónimo de sueldo bajo”, añadió.
En contraste, nunca en la historia había existido tanta riqueza acumulada como hasta ahora. Los 2,153 milmillonarios que había en el mundo poseían más riqueza que 4,600 millones de personas (un 60% de la población mundial), según un informe publicado por Oxfam en enero del 2020 -previo a la crisis sanitaria del coronavirus-. Ahora a casi un año de iniciada la pandemia, este desbalance en la distribución de la riqueza ha aumentado considerablemente.
La solidaridad entre pares, entre humanos, es indispensable para avanzar hacia un futuro mejor sin duda alguna; esto se comienza a manifestar de insospechadas maneras, por ejemplo, en el apoyo de los consumidores a pequeños negocios locales, prefiriendo pagar un precio un poco más alto al que ofrecen los grandes competidores de las cadenas transnacionales, depositando la confianza en su localidad, en su gente; el esfuerzo cotidiano de continuar operando una fuente generadora de empleos y riqueza bien habida, debe ser recompensada por quienes tienen el poder de decisión: las personas.
Nunca antes en la historia de la humanidad se había tenido la valiosa oportunidad de decidir entre modelos económicos y de gobierno que buscan perpetuarse en el poder para continuar el saqueo de la riqueza, y la creación conjunta de nuevos sistemas socio-políticos y económicos, basados en la gobernanza de la libertad de elección y el libre destino de la riqueza.
Alberto Gómez-R. (*) Consultor en economía, finanzas y FinTech. Analista geopolítico y de negocios.
