MUNDO
Gobiernos forzados a abrir economía: Sismos de vacunación anti-Covid 19
Economía Global, por Alberto Gómez R. //
El impacto de la crisis económica provocada por la pandemia del virus SARS-Cov2 (coronavirus) sigue avanzando. En algunas zonas económicas del mundo, la recuperación económica parece haber iniciado, mientras que en otras, aún azoladas por una tercera ola de contagios de covid-19 se enfrascan en una situación más complicada que en 2020, ya que estos recientes brotes -al parecer de nuevas cepas del coronavirus- han obligado a cierres y al confinamiento social nuevamente.
Angela Merkel, la canciller alemana, anunciaba el endurecimiento de restricciones de movilidad y cierres durante la semana santa: “Tenemos un nuevo virus (…) es mucho más letal, mucho más infeccioso y contagioso durante mucho más tiempo”, declaró Merkel en rueda de prensa en Berlín, el martes 23 de marzo. Sin embargo, al día siguiente dijo que “cometió un error”: “Este error es sólo mío”, aseguró la canciller, pidiendo “perdón” a la ciudadanía por haber incrementado la incertidumbre en la pandemia… “Sé que esta propuesta ha causado una incertidumbre adicional, lo lamento profundamente, y por ello pido el perdón de todos los ciudadanos”, dijo la canciller en un discurso tras una reunión de urgencia con los líderes de los16 estados regionales alemanes.
Esta idea de un endurecimiento de las medidas por cinco días durante Semana Santa fue pensada “con las mejores intenciones”, según Merkel, para “desacelerar y revertir la tercera ola de la pandemia”, pero “no se puede hacer en un lapso corto de tiempo”. La canciller alemana se dirigió luego hacia el Bundestag (congreso), donde realizó una declaración oficial de gobierno. (dw.es)
El revertir su decisión de nuevos cierres y confinamiento se debió a la lluvia de críticas de los líderes de los estados regionales de Alemania, alarmados por las protestas ciudadanas que comenzaron a salir a las calles, con enfrentamientos violentos con la policía.
La economía alemana cayó el 5.5% durante 2020, el peor retroceso desde la crisis financiera del 2009.
Protestas contra las medidas gubernamentales para combatir la pandemia se reportaron además en otros países europeos, incluyendo Austria, Gran Bretaña, Finlandia, Rumania y Suiza.
En Francia, al término de la reunión del Consejo Europeo el presidente Emmanuel Macron dijo que «tuvo razón» de no confinar a Francia en enero, pero anunció «nuevas medidas en las próximas semanas» para amortiguar el embate de la tercera ola de contagios. Además, afirmó que Europa debe reforzar su plan para reactivar la economía, semejante a lo que están haciendo Estados Unidos.
«La fortaleza de la respuesta americana y del plan anunciado hace unos días por el presidente Biden y el Congreso nos ponen ante una responsabilidad histórica», afirmó Macron, al referirse a la inyección de 1.9 billones de dólares a la economía estadounidense.
Según las proyecciones, «vemos que Estados Unidos volverán al nivel que tenían antes de la crisis hacia mediados de 2021 y sobre todo van a retomar la trayectoria sobre la que estaban», explicó el mandatario. (france24.com)
Tal parece que con estas declaraciones, lo que busca Emmanuel Macron es el visto bueno para nuevos endeudamientos con las instituciones financieristas globales. Es importante recordar en este contexto, que el actual presidente francés fue empleado en el banco privado Rothschild & Cie. en París. Durante este período asesoró al gigante alimentario Nestlé sobre la compra de la división de nutrición infantil de Pfizer, gracias a la cual se hizo millonario, y se aseguró un lugar especial con el respaldo del imperio financiero más poderoso del mundo, el de la familia Rothschild.
La labor del senil presidente de EE.UU. (Joe Biden) es promocionar en otros países –como Francia- el endeudamiento con las instituciones financieristas globales con la justificación de salir de la crisis económica pandémica, además de haber comenzado ya a crear conflictos internacionales, a favor del complejo industrial-militar, quienes lograron imponerlo a la cabeza del gobierno estadounidense.
Washington está intentando recuperar la pérdida confianza mundial en su economía y en el dólar estadounidense, aunque estos esfuerzos sean inútiles ya que su colapso sobrevendrá tarde o temprano, y es precisamente de EE.UU. desde donde se originará una nueva crisis financiera mundial.
Las proyecciones más optimistas predicen la recuperación económica de la Unión Europea (UE) hacia finales de principios del otoño del 2022, a los niveles previos a la pandemia.
Al 17 de marzo de 2021 se han registrado en todo el mundo más de 120 millones de casos de COVID-19, de los cuales dos millones han sido mortales. La vacunación continúa siendo una herramienta fundamental para ayudar a prevenir nuevas infecciones y defunciones y para controlar la pandemia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hasta el momento se han administrado en Europa más de 20 millones de dosis de la vacuna de Astrazeneca contra esta enfermedad y, en la India, más de 27 millones de dosis de la vacuna Covishield fabricada por el Serum Institute of India. (who.int)
17 países europeos habían suspendido la aplicación de la vacuna de la farmacéutica Astrazeneca al presentarse casos de reacciones secundarias adversas, tales como tromboembolias (coágulos sanguíneos) y trombocitopenia (baja concentración de plaquetas). Sin embargo el poder económico y político de la empresa con sede en Cambridge, Reino Unido, se hizo sentir a través de la OMS, anunciando luego de revisar los informes clínicos sobre seguridad procedentes de Europa que: “Los beneficios que aporta la vacuna de Astrazeneca contra la COVID-19 (así como la vacuna Covishield) continúan siendo superiores a los riesgos a que expone. Esta vacuna tiene un enorme potencial de prevención de la infección por el SARS-CoV-2 y de reducción de la mortalidad en todo el mundo”. Algo aún lejano de comprobarse, ya que sólo una línea de tiempo mucho más larga lo dirá.
Así, la mayoría de los países europeos continuarán su programa de aplicación de la vacuna de Astrazeneca, en medio de dudas e incertidumbre por sus efectos colaterales, ya que urge iniciar la recuperación económica, que de otra manera podría convertirse en una grave crisis socio-política para los gobiernos en turno.
Por lo anterior, y para acelerar la reactivación económica que contenga las turbulencias sociales, la UE revisa con urgencia la implementación del Green Pass, cuyo propósito es permitir la movilidad dentro del bloque y sin necesidad de someterse a restricciones a todo el que esté vacunado contra la covid-19, tenga una prueba negativa o se haya recuperado recientemente de la enfermedad.
Más conocido como el «pasaporte europeo de vacunación» (el Green Pass), fue aprobado el pasado 7 de marzo por la Comisión Europea. Ahora debe pasar el trámite legislativo comunitario —el visto bueno de los gobiernos y del Parlamento Europeo— y la puesta en marcha de un mecanismo informático para que sea posible su emisión y lectura en todos los países de la UE antes de entrar en vigor. (bbc.com)
Este Green Pass es una emulación al implementado en Israel, con el que sus habitantes han podido retornar a su “normalidad” en toda clase de actividades sociales y económicas, al tiempo que se ha vacunado al 100% de su población.
El pasado 18 de febrero el país judío lanzó una aplicación que muestra si las personas han sido vacunadas contra el Covid o si ya son inmunes tras haber contraído la enfermedad, con esto se acercan a conseguir regresar a la “nueva normalidad”, como el ingreso a gimnasios, restaurantes, eventos, hoteles, y sinagogas que estén registrados bajo el certificado Green Pass (Pase Verde).
Sin embargo, la implementación de un Green Pass (Pasaporte Verde), puede generar más inconformidades y problemas que sus supuestos beneficios, ya que marcará aún más las diferencias socio-económicas, además de incrementar el registro y control de la movilidad de las personas, algo que pone en alto riesgo las libertades individuales pero que la mayoría está dispuesta a ceder en pos de un supuesto bien común; esto como parte de los planes estratégicos de ese menos del 1% mundial que controla prácticamente todo.
