OPINIÓN
En Zapopan hay tablas
																								
												
												
											Con todo respeto, por Jorge Zul de la Cueva //
El próximo domingo 4 de abril arrancan oficialmente las campañas políticas en México y por supuesto en Jalisco. ¿Qué podemos esperar? Lo primero es un obligatoriamente desangelado inicio, porque con un banderazo en el Domingo de Resurrección, terminando la Semana Santa, ni siquiera Dios Padre va a estar excesivamente interesado en las actividades de los candidatos.
El escenario tanto en Guadalajara como Zapopan está empatado. Como nos explicó en Los Sótanos del Poder, Jorge Godínez, Director General de Polymetrix, una de las más serias casas encuestadoras y de minería de datos en el Estado, no hay nada para nadie. En Guadalajara el duelo es entre Lemus y Lomelí.
En Zapopan el escenario está partido en tres: Frangie, Kumamoto y Uribe. Ahí Frangie tiene la ventaja de Pablo Lemus que al haber entrado de bateador emergente en Guadalajara, abre toda una ruta de comunicación benéfica para el candidato naranja. Para Frangie hacer campaña ligado a Pablo es un asunto natural y puede prometer una coordinación Guadalajara-Zapopan como nunca la ha habido, además de que puede cobijarse en el carisma de Lemus. Una cosa que no existía en el escenario del Pope, porque aparecer cercano a Alfaro no daba votos, más bien quitaba.
Eso sí, no hay agua y el rechazo a la marca naranja sigue ahí jugando en contra de Frangie, al igual que la inseguridad. Kumamoto tiene el hálito de la juventud y la pureza, la sonrisa inmaculada de quien no dañaría el erario ni con el pétalo de una adjudicación directa y cuenta con el respaldo de un sector del voto joven con el que no ha conectado Morena y que Alfaro tuvo, pero perdió. La ausencia de Kumamoto mientras estudiaba una maestría en Londres y el hecho de que fundó un partido, le juegan en contra por razones obvias.
Estudiar una maestría en Londres es estar en el pináculo del privilegio y si bien se entiende la elección por una ruta partidista y es comprensible que la gente evolucione, hay ahí un boquete discursivo que le va a costar trabajo tapar y en una campaña tan corta hay que tener los menos lastres posibles. Kuma todavía puede sorprender, pero tiene que arrancar fuerte y brillar rápido, su posicionamiento como el super líder tiene que darse de inmediato con riesgo a que se desinfle si no lo logra.
Uribe cuenta con la inmensa aceptación de Amlo y el buen ánimo de quienes han recibido apoyos de programas sociales, pero es el último en llegar a la contienda y lo hace con un partido fracturado por lo desgastante que resultó el proceso interno de selección de candidatos. Al interior de Morena, Uribe y Lomelí se disputan el liderazgo hacia el 2024 así que además de entrar tarde a un escenario complicado, lo va a hacer con seria oposición interna.
Esta semana Lemus logró integrar a Salvador Caro a su proyecto después de que el sheriff legislativo se bajara de la contienda y prendiese, según compartió en Instagram, una veladora a San Lázaro, buscando resucitar políticamente. No pasó así con Mariana Fernández, que no se suma al equipo de Uribe en Zapopan, sino que se integra a la planilla de Lomelí en Guadalajara. Aún así, a pesar de que en la interna el marcador inicia a favor de Lomelí, el arrastre de Morena en la Villa Maicera no es cualquier cosa, Uribe arranca en una plataforma fuerte y sólida.
Los primeros indicadores se darán rápido y pronto quedará claro quién va a crecer, quién va a topar techo rápido y quien se va a desinflar. Las primeras dos semanas y los debates serán claves para los candidatos.
