OPINIÓN
Cuando las convicciones son inexistentes: El mal ejemplo de un presidente saltarín
Comuna México, por Benjamín Mora //
México se adentra a una nueva elección en un proceso asentado sobre el miedo. Unos y otros, oponentes, nos advierten de los peligros si no les depositamos, a ellos y no a los otros, nuestro voto y confianza, encumbrándolos en el Nirvana del Poder y de sus encantos económicos personalísimos con sueldos seguros y sus buscas, por tres o más años en un tiempo en que la economía del país y las familias está en entredicho, a la caída y en peligro de hundirse aún más.
Quienes ayer fueron críticos de la forma de gobernar de López Obrador, de sus menguados resultados de un gobierno que para todo encuentra culpables pasados y de sus mañaneras irreflexivas y contra ponentes dentro de México y contra ponente de México hacia aquellos gobiernos no populistas, hoy son candidatos “independientes” en Morena, aunque, la realidad nos demuestra que nadie lo es en el proyecto lópezobradorista. Mienten y eso me indigna; salen de Movimiento Ciudadano, del de la Revolución Democrática, del Revolucionario Institucional o de Acción Nacional para que sus talegas, con 30 monedas de plata, sigan sonando, conculcando sus conciencias y elevando sus voces júbilo al propio López Obrador.
El gran Emiliano Zapata pareciera haberse anticipado a los políticos de hoy en México cuando dijo: “Muchos de ellos, por complacer a tiranos, por un puñado de monedas, o por cohecho o soborno están traicionando y derramando la sangre de sus hermanos”.
En la vida de todo hombre y mujer, desde siempre ha habido remilgos de Judas Iscariote; Bien dijera Antonio Machado: “En el análisis psicológico de las grandes traiciones encontraréis siempre la mentecatez de Judas Iscariote”.
En Política, se dice, todo perro tiene dueño, aunque hay perros que se van tras cualquiera que les dé un hueso que roer, abandonando a su amo. Hay perros con clase y otros simples perros callejeros que andan sin saber quién fue su padre y ni se ocupan de averiguarlo pues conocen de los vaivenes amorosos de sus madres.
Las lealtades y los principios se venden sin el menor recato. Si su vida dependiera de despojarse de sus antiguas vestiduras, limpias y bien planchadas, gustosos se revolcarían entre sábanas hediondas con olor a traición cobriza, y más si con ello sus viejas culpas les fueran perdonadas por el nuevo dueño de las conciencias irreflexivas y oligofrénicas. Traicionan aun a sabiendas que no serán candidatos propietarios y que, si acaso se encumbraran tras la renuncia de su paladín propietario, serían tan malos funcionarios y funcionarias como lo son hoy día y han sido en el pasado, y si subieran a la tribuna legislativa darían pruebas de su baja estirpe intelectual.
Candidatos para un pueblo de cándidos chairizados, que creen merecer ser reelectos como presidentes, síndicos o regidores, o como diputados locales y federales, cuando la inseguridad se encuentra agravándose en todo Jalisco y en especial en sus ciudades principales: Guadalajara, Zapopan, Tlajomulco, Tlaquepaque, Tonalá… con calles en las que tapar un bache toma más días que el construir un rascacielos en China… con calles en las que se ponen topes porque no lograron resolver un problema vial, ni saben cuándo los balizarán como sucede en la avenida General Ramón Corona, allá por el TEC de Monterrey, en Zapopan, y cuyo mal presidente municipal, Pablo Lemus, ahora irá a fastidiar a Guadalajara… gobernador y presidentes municipales que no resuelven la gravísima crisis en el suministro del agua metropolitana pues ni ellos ni sus predecesores supieron educar a su pueblo en materia ambiental e hídrica… ciudades con un desorden total en las licencias de construcción como sucede en casos como los habidos sobre la avenida Naciones Unidas, de la colonia Loma Real, con una estancia que no cumple con los mínimos de seguridad y dimensiones entre construcción autorizada y tamaño del terreno, atrás de Plaza Universidad, y un edificio de oficinas y comercio al lado del Vivo 47, también en Zapopan y con el mismo presidente Pablo Lemus… y así en todo el hacer gobierno y legislar. Son cínicos que nada avergüenza y todo se acusan.
Agradezco que Pablo Lemus termine sus años de gobierno mediocre, y lamento que se crea un excelente presidente y lamento más que Enrique Alfaro lo haya ungido con su bendición gubernamental. Afirmo que, si en el gobierno de Lemus se expidieron licencias de construcción fuera de lo ordenado por el Código de la materia, es porque, o se dejaron sobornar o no quisieron cumplir con ésta y otras normas jurídica, y todo ello es corrupción. En el gobierno de Zapopan hay, no lo dudo, formas soeces de corrupción y concupiscencia con algunos desarrolladores urbanos.
Hombres y mujeres compiten, confiando en la mala memoria ciudadana. Se cambian de vestidura, pero no de aquello que los hizo indignos de ejercer la política. Hoy, como en su tiempo, William Shakespeare nos hablaría de esos puñales que se asoman en las sonrisas de los candidatos traidores de sus principios, valores y antiguos partidos políticos.
Pero qué podemos esperar hoy de tanto traidor en política si vemos que desde la traición se hizo presidente Andrés Manuel López Obrador. Pasó por tres partidos antes de inventarse Morena. Nuestro pejesidente es, lo hemos visto, un narcisista desbordante en términos psicológicos, con una complacencia excesiva en la consideración y perdón de sus facultades e in-facultades de hacer gobierno y ejercer la política. Nuestro López presidente justifica su ego lealtad desde sus otros datos que siempre se inventa y jamás presenta, siempre desde su propia necesidad ego sintónica; gustoso de echar culpas a quien no puede defenderse.
Hay excepciones en esta mala política mexicana, pero no están en los chapulines de cargos por sueldos. Mentira que sean ellos y ellas –los chapulines- quienes tenga solución a ese futuro que no entienden ni quieren cambiar, pues no lo resolvieron en sus tiempos de gobierno y legislativo. Vivimos – ¿o sufrimos? – de una política que apesta por tantos años de estar muerta sin haber recibido santa sepultura. Estos chapulines, sin ideología, ni carácter, ni temple, me gustan más para protagonizar o agonizar en alguna película de vampiros u hombres y mujeres lobo, y no para hacer gobierno ni para legislar. Son seres que se destruyen ante la luz del sol, ante la luz de la verdad.
El traidor se retroalimenta de sus traiciones y de los halagos de quienes le siguen como perros tras de algún hueso de carne putrefacta. Pobre de México con tanto traidor como candidatos y candidatas por sus ansias de poder y dinero, sin idea de cómo gobernar dando soluciones ni de legislar para enmendar lo que nos detiene como sociedad, nación y patria.
A quien solo sacia su vanidad con cargos públicos y sueldos asegurados, con buscas no castigadas, jamás yo le daría mi confianza ni mi voto.
E-mail: benja_mora@yahoo.com
