NACIONALES
El verdadero costo de la corrupción
Opinión no pedida, por Armando Morquecho //
El 29 de julio del 2007 se aplicó en la Ciudad de México una encuesta denominada «Consulta Verde», a través de ésta se preguntó a los ciudadanos qué opinaban sobre el transporte público de la ciudad, el manejo del agua, y también se planteó la construcción de la Línea 12 del Metro, para la cual propusieron dos rutas: Iztapalapa-Acoxpa e Iztapalapa-Tláhuac.
El 7 de agosto del mismo año se dieron los resultados de la consulta y estos arrojaban que la opción más votada por la ciudadanía fue la ruta Iztapalapa-Tláhuac; al día siguiente, se presentó de manera oficial el proyecto denominado: Línea 12: línea dorada, la línea del Bicentenario.
Marcelo Ebrard, Jefe de Gobierno del Distrito Federal en aquel entonces, explicó que esta obra beneficiaría a la población que vive en el oriente de la ciudad, esto debido a que la línea estaba diseñada para tener 23 estaciones a lo largo de 24 kilómetros y además sería subterránea.
Pero bien dicen que del dicho al hecho hay mucho trecho, y finalmente se informó que la obra en su totalidad no sería subterránea, sino que sería hibrida y llevaría una parte elevada, esto, evidentemente generó mucha polémica ya que desarrollar la parte elevada implicaba intervenir la avenida Tláhuac que es muy angosta y por lo tanto las obras aumentaría el caos vial.
Pese a su polémica inicial, la construcción inició el 12 de julio del año 2008 y estaría a cargo del consorcio integrado por ICA-Carso-Alstom, quienes obtuvieron el contrato para realizar la obra civil y electromagnética, trabajo por el que cobrarían aproximadamente 17,500 millones de pesos en lugar de los 19,500 que en su momento propusieron, por su parte, la empresa española CAF (Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles) tendría bajo su responsabilidad elaborar los trenes, la rodadura y los servicios de mantenimiento, todo por aproximadamente unos 1,600 millones de dólares.
4 años después y con un retraso de 10 meses de la fecha que se pactó en el contrato, el 30 de octubre del 2012 la construcción de la Línea Dorada fue inaugurada y el evento contó con la presencia del entonces presidente de México Felipe Calderón, con Miguel Ángel Mancera y con Carlos Slim, cuya empresa participó en la construcción.
Pero la luna de miel con la Línea Dorada del metro terminó, y tan solo 2 meses después se destaparon todas las irregularidades alrededor de esta obra; primero, y para no perder la costumbre, se expuso que al igual que la gran mayoría de las obras públicas en México, esta costó más de lo que se había presupuestado originalmente.
Dos años y un autoexilio después, el entonces director general del metro anunció que la mitad de la línea, estaría cerrada al menos 6 meses porque había un desgaste ondulatorio en las vías, situación que ponía en riesgo la seguridad de los pasajeros.
Por su parte, Alonso Quintana, Director General de ICA, aseguró que la obra en sí, estaba bien hecha, pero que el problema en realidad eran los trenes, ya que estos no eran compatibles con la vía, esto según la información publicada por El Financiero.
Una vez que «solucionaron» este problema, en el 2015 se abrieron el resto de las estaciones y en la «reinauguración» el gobierno local informó que había 80 indagatorias por las fallas en la construcción, que 46 funcionarios estaban involucrados y que 12 tenían imputaciones penales. Así quedó este capítulo.
Ahora nos trasladamos al 2017, ya que después del fuerte sismo que azotó a la Ciudad de México el 19 de septiembre, vecinos, usuarios y hasta el propio metro alertaron a de grietas en algunas columnas del tramo elevado de la línea 12, una vez anunciado esto, una vez más se cerraron 6 estaciones para ser una vez más «reparadas», pese a esto, vecinos y usuarios continuaron haciendo público su miedo a que la estructura pudiera colapsar debido a las grietas.
Lamentablemente la historia de complicaciones, fallas e irregularidades de la Línea 12 no termina aún, ya que el 3 de mayo del año en curso, una serie de negligencias así como una gran cadena de corrupción ocasionaron que la noche del pasado lunes, a las 10:50 p.m. una de las columnas que sostenía las vías colapsó, cobrando así la vida de 25 personas que se encontraban rumbo a reunirse con sus seres queridos: hijos, padres, madres, esposas, hermanos, etc.
El costo de la corrupción, va más allá del impacto que ésta tiene en nuestra economía, la corrupción impacta directamente en nuestras vidas, libertad, seguridad y salud, y eso, es lo que las autoridades encargadas de investigar.
Hoy más que nunca es necesario separar lo legal de lo político, que aunque son complementarios en algunas situaciones, en este caso en particular, y sobre todo en el contexto de un proceso electoral en el que está en juego tanto, es necesario que se excluya por completo lo político, ya que las vidas que se perdieron por una serie de negligencias e irregularidades, van más allá de cualquier aspiración política para el 2024.
Lo sucedido el lunes no es exclusivo de la Ciudad de México, a todos nos importa no solo que se esclarezcan los hechos y que se sancione a los responsables, ya que a raíz de este evento, se podrá sentar un verdadero precedente en la lucha contra la corrupción.
