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MUNDO

La segunda potencia económica y militar mundial: 100 años del Partido Comunista Chino

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Por Jorge López Portillo Basave //

Durante los últimos 20 años China ha jugado un juego de bajo perfil, pero del 2018 a la fecha su mensaje ha cambiado radicalmente, su gobierno ya no llega como el humilde y sencillo país en vías de desarrollo que vendió la idea de mano de obra casi regalada para productos de consumo occidental.

No todo ha sido éxito para la nación del Dragón y la Gran Muralla, de hecho su economía inició su camino de ascenso hasta que adoptó medidas tipo capitalista pero con un control gubernamental social férreo. Algo parecido al fascismo pero con empresas de capital mixto o totalmente estatal.

Esta semana se cumplen los primeros 100 años desde la fundación del Partido Comunista Chino (PCC) que creó una r evolución en esa nación de Asia de 1927 a 1949 fecha en la que los comunistas tomaron definitivamente el poder. Con su propio canal de TV y la aplicación noticiosa Xinhuanet publica “Xi´sTime” en clara alusión al nombre del presidente de dicho país. Difunden millones de mensajes para posicionar la idea de lo que ellos llaman un buen gobierno, exitoso, que ha logrado el “rejuvenecimiento” de su país.

GlobaLink y obviamente todas las cadenas noticiosas de dicho país lanzan al mundo el mensaje del mandatario Xi: “China consigue construir una prosperidad moderada en todos los aspectos”. Desde 1978 año en el que China adoptó su presente modelo económico ha ido en ascenso económico, militar y geopolítico. Como lo he dicho antes, México a través del ex presidente Luis Echeverría jugó un papel importante en la presión a Estados Unidos para aceptar a China en el comercio mundial.

La China que festeja sus logros y se vende como modelo mundial a través de sus propios voceros o de otros extranjeros que se han sumado a su proyecto pero viven en Europa o EUA es la misma China que aún es acusada de persecución religiosa en contra de minorías musulmanas, de haber ordenado millones de abortos a mujeres para mantener un taza de crecimiento poblacional estable, de represión a las libertades en Hong Kong , de ambiciones expansionistas en contra de Taiwán, Vietnam, Japón, India, de manipulación comercial en contra de Australia y de un posible accidente en su laboratorio de Wuhan, probable causante del Covid19.

China hoy admite que el 2020 fue un año decisivo, presume que controló el brote de Covid19, pero omite decir que mientras que cerró los vuelos de Wuhan al interior de China, los mantuvo abiertos de Wuhan para el mundo por semanas durante el 2020. Presume que su gobierno se tomó la obligación de ayudar al mundo durante la pandemia enviando equipos médicos y utensilios en los momentos de necesidad internacional –hasta parece discurso de EUA-, pero no dicen que antes de eso se dedicaron a acaparar las existencias de otros países y que durante años han desmantelado a las empresas que les hacían competencia en el mundo.

Presume que en el 2020 fue el único país –de los poderosos- que mantuvo crecimiento en comparación con el 2019. Eso es totalmente cierto pero se dio en parte por la política de encierros que ellos no siguieron al 100% ni por tanto tiempo.

OCCIDENTE SE ENCIERRA NUEVAMENTE

Con un despliegue militar con drones y fuegos artificiales, ante más de 70 mil soldados y altos políticos reunidos en la plaza de Beijing y cientos de millones de espectadores vía satélite, China celebra los 100 años de la fundación del PCC, presumiendo sus logros y armamento a decenas de miles de militares sentados a los “pies” del palacio de gobierno en donde Xi Jinping da un discurso lleno de mensajes para los locales y los extranjeros.

Mientras que Inglaterra regresa a los encierros, Israel impone nuevas medidas de restricción y EUA no realiza el tradicional festejo de su independencia en la explanada frente al monumento a Washington e incluso reimpone el uso de máscaras en calles de algunas ciudades como Los Ángeles, el gobierno de China festeja a lo grande y presume su logros económicos, militares y sociales. La verdad es que si uno ve sus videos y sus noticias, hasta ganas le dan a uno de ser parte del partido exitoso que dicen ser. Mala suerte para el mundo que ahora padece la variante Delta del Covid19 que se originó supuestamente en India a unas semanas de haber iniciado el enfrentamiento militar con China en la Zona cercana al Tíbet.

China tiene muchas cadenas noticiosas, casi todas controladas por el Partido Comunista Chino, es decir la competencia es en casa para dirigir el contenido, pero no puedo dejar de reconocer que su calidad de imagen, de sonido y de edición son como lo que fue Hollywood en los años en los que los medios de comunicación y el gobierno de los EUA trabajaban para aumentar el nacionalismo.

CHINA CRECE MÁS QUE OCCIDENTE

China ha exportado de manera exitosa no sólo artículos sino ejemplos que se creían superados, ya que los controles a las redes sociales que antes se criticaban en occidente ahora son usados por las empresas de EUA para bloquear a los que no son parte de la “bien pensantía” del momento y que por sus mensajes pondrían en riesgo el mensaje institucional que no debe ser cuestionado ni por la ciencia.

En China se censuró y bloqueó cuentas electrónicas a los que critican al PCC y en EUA la semana pasada se eliminaban en redes sociales como Youtube y Facebook videos del científico padre de la vacuna mRNA vs el Covid19, Dr. Robert Malone por atreverse a informar en una conferencia, sobre los riesgos de su propia vacuna, abundando que se está bloqueando el acceso a los datos estadísticos de los efectos de la vacuna en personas jóvenes.

UN MENSAJE URBI ET ORBI

Como si fuese el Papa o el Presidente de EUA, Xi Jinping lanza una clara advertencia de Beijing para el mundo… “Nunca hemos oprimido a la gente de otro país y nunca lo haremos, pero con la misma moneda nunca permitiremos que una fuerza extranjera nos humille, oprima o subyugue”. Parece que no hay memoria para los temas del Tíbet o de las islas de Japón y ni qué decir de las amenazas a Taiwán. Pero advirtió que sobre los temas de Hong Kong se asegurara de tomar las medidas necesarias para asegurar el cumplimiento de las políticas centrales. Ya entrado en esos temas de no tolerar intromisiones dijo “… la gente de China no sólo es buena destruyendo el viejo mundo, sino también han creado uno nuevo…”.

Ratificó su idea de unificar Taiwán y remató con una expresión muy clara “no nos dejaremos – intimidar-, cualquiera que trate de hacerlo, conseguirá ensangrentar y estrellar su cráneo con la gran muralla de acero, forjada por más de mil 400 millones de chinos”.

Debemos acelerar la modernización y crecimiento de nuestro ejercito”, comentó el líder de China. Según el pentágono de EUA, China ha incrementado de manera acelerada sus armas nucleares y la cantidad de equipos militares aéreos, marítimos y espaciales.

Xi concluyó su mensaje con dos frases “…Larga vida al Partido Comunista Chino que es grandioso, glorioso y correcto. Larga vida al Pueblo Chino que es grandioso, glorioso y heroico”.

Fundado con apenas 50 militantes en 1921 hoy el PCC tiene más de 95 millones de afiliados y es sin duda la organización política más influyente del mundo. Cuando inició la revolución China el pleito era entre nacionalistas y comunistas, algo similar a la confrontación que hoy vive EEUU –aunque no se haya reconocido- pero al paso del tiempo, el que tiene el poder siempre debe vender el nacionalismo, de lo contrario sus nuevas generaciones pierden sentido de pertenencia.

El éxito de China post Covid19 se hace evidente al analizar los datos del crecimiento de las exportaciones por tren del este de China a Europa alcanzaron más de 4 millones de toneladas en los primeros seis meses de 2021 un incremento del casi 200% con respecto al 2020 año en el que ya habían crecido un 50% con respecto al 2019. Utilizando un transporte terrestre que cruza miles de kilómetros. En tanto las importaciones fueron de un poco menos de 700 mil toneladas, es decir que los europeos poco tienen que ofrecer al mercado chino o que China poco quiere o poco permite la entrada de productos extranjeros. El tren pasa por Rusia nuevo aliado estratégico y llega a Alemania otro aliado importante que parece estar apostando a la relación Xi-Merkel-Putin construida durante años en los que los tres han gobernado sus países.

BEIJING-ORBITA-OLIMPIA

Durante el año del festejo se incluirá la instalación de la base espacial China y las olimpiadas del 2022. Un año de festejos revolucionarios para exhibir al mundo el poderío chino que se ha colado en todos los círculos del poder mundial.

Así como antes uno debía cuidarse de no molestar a los Estados Unidos de América parece que ahora deberemos aprender a cuidarnos en no incomodar a China, porque las potencias occidentales están muy ocupadas destruyéndose desde su propio interior.

Mientras las ligas de los deportes profesionales del mundo se desviven por crecer en el mercado de China el gobierno de ese país se dedica a presionar a las empresas para que ni de chiste permitan a sus estrellas hacer comentarios que puedan ser contrarios a la línea oficial del Partido Comunista. Un ejemplo de esto es que en la más reciente película de Top-Gun se editó la imagen de la chamarra de Tom Cruz por haber traído el escudo de Taiwán lo que sería molesto para los altos líderes del gobierno encabezado por Xi Jinping. Ni qué decir del famoso basquetbolista Lebron James quien criticó a los compañeros que se atrevieron a exigir respeto a las libertades de los ciudadanos de Hong Kong acusándolos de ignorantes pero en EUA se desvive promover las mismas conductas que condena en Asia.

China está invirtiendo y presionando a todos para que sepan que no permitirá más críticas a su sistema u obstáculos a sus proyectos, que por el momento dicen ser sólo temas nacionales o de seguridad nacional. Lo importante es recordar que para ellos sus temas locales incluyen tierras al norte de Japón, al sur de Corea, al norte de Australia, al noreste de la India a todo Taiwán a parte de Vietnam de Filipinas y claro al compromiso con Inglaterra con respecto a Hong Kong, dejando claro que de ser necesario usará su fuerza digital, económica o militar para hacerse respetar.

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MUNDO

El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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MUNDO

Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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MUNDO

En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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