NACIONALES
Dos Bocas
 
																								
												
												
											Opinión, por Miguel Ángel Anaya //
La refinería de Dos Bocas, es uno de los proyectos más ambiciosos de la actual administración federal. La construcción de la misma intenta responder a algunos problemas económicos y productivos que afectan al país. Del total de gasolina y diésel que consumimos en México, importamos el 77%.
Suena ilógico que en un país con la cantidad de petróleo que tiene el nuestro, lleguemos a depender tanto de la producción extranjera; también es cierto que la construcción y operación de una refinaría, detona la economía del lugar donde se desarrolla, produciendo empleos directos e indirectos para la entidad donde se ubica.
Con esto, la construcción de una refinería podría sonar como una gran idea y parecería un plan importante para el desarrollo nacional… si no viviéramos en un mundo que ha avanzado mucho en la producción y consumo de energías limpias. En la actualidad, es poco motivante la realización de proyectos que promuevan energías no sustentables, parece que para el mundo desarrollado las refinerías quedaron atrás y da la impresión que llegamos muy tarde al negocio de los combustibles fósiles.
Hablemos de varios factores sumamente relevantes. Primero, veamos el costo económico. En un inicio la inversión en el proyecto estaba contemplada en 8 mil millones de dólares; el año pasado la previsión aumentó un 11% y se estimó en 8,900 millones. Empresas de análisis internacional como IPD Latin America, estiman que el costo final de la refinería será alrededor del doble de lo planteado inicialmente.
Si hablamos de tiempos de entrega, la culminación de la obra fue programada para el año 2022, sin embargo, en enero de este año se reprogramó para el 2023, nuevamente expertos difieren, y tomando en cuenta comparativos con refinerías realizadas recientemente en China o India, pronostican que un proyecto de esta índole llevará al menos 6 o 7 años en realizarse. También podemos observar la producción estimada: la refinería de dos bocas pretende tener una capacidad de proceso de 340,000 barriles diarios de crudo, equivalente a la quinta parte de la capacidad con la que hoy cuentan las seis refinerías de PEMEX. Diversas firmas internacionales se muestran escépticas con estas metas y calculan la producción de Dos Bocas en solo un 30% de lo pronosticado por PEMEX.
Pare cerrar el tema económico, hay que mencionar que justamente hace un año, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) propuso cancelar el proyecto debido a que un análisis realizado por el organismo concluyó que la inversión tiene apenas un 2% de probabilidad de éxito. En un ejercicio de simulación para estudiar 30,000 escenarios de futuro, el 98% del total concluyó que el proyecto de inversión generará más costos que beneficios.
Por si esto no fuera suficiente, pensemos en el costo ecológico. La MIA (Manifestación de Impacto Ambiental), señala que debido a la construcción de la refinería, habría una afectación severa en la calidad del agua a lo largo de varios kilómetros alrededor del desarrollo; además, una vez terminada la obra, se prevé que cause graves daños en la calidad del aire debido a las grandes cantidades de emisiones contaminantes que generará. No podemos ponderar la creación de empleos sobre el daño ecológico que causará la construcción de este proyecto.
Finalmente, hay que señalar que nuestro país está adoptando medidas contrarias a las planteadas en el Acuerdo de París (ratificado por México en 2016), mismo que propone reducir la cantidad de contaminantes generados por la industria y contempla una serie de acciones para disminuir el calentamiento global. Obviamente, la producción y promoción de energías sucias como combustibles fósiles y carbón va en contra de estas políticas internacionales.
Con lo antes expuesto, podemos concluir que, en la actualidad, la construcción de una refinería no es una buena opción, los costos económicos, el daño al medio ambiente y el incumplimiento de acuerdos internacionales son hechos que nos obligan a replantear la viabilidad del proyecto.
Como sociedad debemos estar atentos a este tipo de acciones, aún es tiempo de replantear y corregir el rumbo, somos un país con una gran cantidad de recursos naturales renovables y podemos aspirar a producir energías limpias y a pensar en desarrollo sostenible. Cuidar el medio ambiente es cuidarnos a todos.

