CULTURA
La obra pictórica de Karla Betancourt: Una sociedad movida por el hiperconsumo e hipersexualización

Por Gabriel Ibarra Bourjac //
Hiperconsumo e hipersexualización son fenómenos que envuelven a la sociedad de hoy y que están en el centro de todo, temas que la artista jalisciense Karla Betancourt los interpreta en su exposición “La condición de la belleza” que se puede admirar en el Museo Raúl Anguiano (MURA) desde el pasado mes de julio (inicialmente se programó por tres meses) pero ante el éxito logrado se decidió que se extendiera durante el mes de octubre.
Karla es una joven artista (28 años de edad) que tiene muy claro el enfoque social con un pensamiento crítico agudo que expresa en su obra actual al generar con sus pinturas y esculturas una serie de conjeturas sobre los fenómenos que impactan nuestras vidas para dar pie a la reflexión sobre lo que sucede en el entorno social.
“Esta exposición duró cuatro años para realizarse, el proyecto originalmente no iba a ser tan grande, quería que fuera un espacio abierto porque todas las obras se relacionan entre sí, una te lleva a otra, es un proyecto integral”, explicó la artista.
Karla dice convencida que no se entiende que hoy puedan existir personas en alguna trinchera que se abstengan de participar en el ámbito de la vida pública que carezcan de ese sentido social que hace referencia. “Hay tantos problemas sociales hoy que todos desde nuestro papel que cada quien ame (seamos periodistas, empresarios, ingenieros, sociólogos, artistas) tenemos que abonar a la parte de los problemas que existen”.
Su trabajo gira principalmente en torno a tres conceptos claves: observación, representación y comunicación. Pertenece a una generación que rompe con los limites entre abstracción y figuración; además de carecer de prejuicios en utilizar todos los recursos históricos de la pintura sin distinción de escuelas y movimientos para mezclarlos con los de comunicación de masas con el objeto de la creación de producción artística. “Esto con la finalidad de que la obra en su totalidad tenga repercusión en la reflexión de nuestra contemporaneidad, su uso, objetivo y significado”, subraya.
La ciencia y el arte, señala, son los dos alicientes que siempre van empujando a la sociedad y que vienen a ser reflejo de la revolución y el crecimiento que se registra dentro de ella.
“El arte siempre viene a ser un reflejo de cómo se viene manejando los movimientos socio-culturales de los avances o los retrocesos de la sociedad”, expresa.
“Yo les explico a la gente cuando tengo la oportunidad de recibirlos aquí en la exposición de que no soy muy lejana a una escriba que existía en Egipto hace tres mil años”.
¿Cómo sabemos de que había garzas, que existía el Rio Nilo y existían cocodrilos, que ciertas cosas permanecen y existían ciertos dioses?”
“Los podemos saber por los registros que quedaron de lo que venía a ser la cultura que en nuestro tiempo son llamados artistas y que en ese tiempo eran llamados artesanos y que dejaron todo un registro en papiros, en esculturas de piedra con el registro de todos los fenómenos de su tiempo”.
Y abunda:
“Yo no disto mucho de eso, realmente, lo que estoy haciendo a través de la exposición es englobar una serie de fenómenos que los categorizo en cuatro que son: globalización, consumismo, industria e hipersexualización con un cúmulo de fenómenos que acontecen a la realidad de nuestros días y en base a eso hablo de las cosas que podemos ver en el cotidiano, como es le hiperconsumo, toda lo que se ha venido desarrollando a través de la tecnología, gran impulsor de toda esa serie de actos de un capitalismo con una vorágine muy grande y que ha venido en detrimento, no solo de la ecología que depende nuestra vida, sino también de la cuestión emocional como sociedad y en parte también de nuestra economía”.
La vocación y pasión de Karla por el arte es tan fuerte que a pesar de las condiciones adversas que ha enfrentado, hoy es posible admirar ese talento de una mujer sensible y comprometida que tiene una mirada profunda que penetra a las profundidades de la sociedad de hoy, desde el fenómeno de la comunicación de masas, muy ligadas a lo que se ha llamado la sociedad del espectáculo.
Karla al igual que muchos artistas jóvenes ha salido adelante sin apoyo del gobierno, incluso, fue rechazada en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara por no aprobar el examen artístico cuando realizó su examen de admisión.
Pero en el camino se ha encontrado a gente que ha creído en ella como el coleccionista y promotor de arte Benjamín Fernández, presidente de la Fundación Black Coffee Gallery, a quien llama el ‘Peggy Guggenheim mexicano’.
LA ENTREVISTA
Hablame de Karla, cómo nace esa vocación del artista, cómo se va expresando…
Karla es una persona que está muy a favor de encontrar el tema social, a favor de discutirlo, a favor de encontrar las aristas de las que poco se habla, estoy también muy determinada a generar un pensamiento crítico, primero en mí, hablando en primera persona para después de esas disyuntivas que piense o haber logrado concretar, poder hacerlas extensivas a las demás.
Afortunadamente, uno de los grandes beneficios de ser artista, es que tenemos mucho tiempo, la gente podrá pensar tiempo ocioso, pero no es tiempo ocioso, es tiempo de pensar, tiempo de estudiar, es tiempo de reflexionar, es tiempo que nos lleva a generar una conjetura para poderla transpolar a nuestro trabajo, en este caso particular a la exposición en pintura, escultura, obra gráfica e instalación, entonces es esta parte que a mi me interesa.
NO PUDO INGRESAR A ARTES PLÁSTICAS
¿Cómo se expresa tu parte artística?
Pinto desde los ocho años; se materializó cuando la UdeG me reprobó, no pude entrar a artes plásticas porque reprobé el examen artístico y fue algo muy traumático para mi, pero tuve el gusto de conocer al maestro Waldo Saavedra que fue mi tutor durante tres años en los cuales aprendí toda la parte de la institucionalización de la carrera de manera directa, sin pasar por un aula, con la creación día a día y de esa manera tuve la oportunidad de determinar.
Después pude estudiar un poco la historia del arte en Casa Lam en la Ciudad de México, luego me vine a Guadalajara y a partir de estos extractos que tenía después de la convivencia con grandes personalidades, con grandes artistas, empecé a hacer yo mi labor crítica de pensar qué iba a hacer.
“ES UNA COSA DE EPIGENÉTICA”
Esta conciencia crítica que resalta en la visión de la joven artista, ¿cómo llegaste a ella?
Creo que es una cosa de epigenética, una cosa celular, creo que se la debo a mi papá y a mi abuelo que en paz descanse que no tuve la oportunidad de conocer, pero mi abuelo a pesar de que solo llegó a tercero de primaria, hizo la labor de abogado para ayudar a muchas personas en Tapachula, Chiapas; mi papá siempre fue una persona muy sapiente, fue masón, en fin, una persona siempre muy crítica con su tiempo con sus modos y sus acciones, aparte de ser muy crítico, una persona con una vena social muy fuerte.
JAMÁS HA SIDO BECADA
¿Has recibido apoyo de los gobiernos durante tu carrera?
He participado en distintos concursos estatales y he también accedido a la solicitud de distintas becas tanto estatales como nacionales no he corrido con la suerte de poder acceder a una, pero la carrera del artista en general es una carrera de largo aliento en la cual se necesita mucha resiliencia. No quito el dedo del renglón en poder acceder a una en algún punto de mi carrera además de que con la entrada del nuevo Gobierno viene mucho empuje a la parte cultural de esta gran ciudad que tiene muchos talentos y además propuestas concretas.
Conté con el apoyo de dos mujeres totalmente comprometidas con su ciudad. La Lic. Violeta Parra ex directora de cultura Guadalajara y la actual diputada Local Claudia Salas las dos fungieron como parte de esencial de mi proyecto además de por supuesto siempre mostrar una disposición a apoyarnos entre mujeres. Cosa que me llevo como un gran aprendizaje de vida.
¿De qué vives?
“Vivo de mi trabajo, las piezas de la exposición están a la venta, más de la mitad están vendidas, encontré un gran aliado en Benjamín Fernández. Es seguir este círculo virtuoso, se expusieron las piezas ahora encontrar coleccionistas para tener capital y crear lo que viene”.
BENJAMÍN FERNÁNDEZ, ‘EL PEGGY GUGGENHEIM MEXICANO’
¿Cómo ves la labor de Benjamín en el mundo del arte?
“Le dije cuando tuve la oportunidad de tener una entrevista con él en mi taller, Benjamín es un gran coleccionista de arte, le presenté el proyecto hace meses, le dije que siento que me estoy entrevistando con Peggy Guggenheim, se río por supuesto, pero estaba nerviosa de conocerlo. Realmente son personas que en su momento claro que hacen inyección a la cultura, nosotros como artistas siendo parte de ese movimiento tenemos la oportunidad de asentarnos, primero por tener este respaldo de pertenecer a este tipo de colecciones, segundo porque están abonando, eso genera que el ferrocarril vaya caminando, me siento sumamente agradecida. Con Benjamín no creo que sea la única artista que se sienta de la misma manera, creo que está apostando por otro tipo de firmas consolidadas como Víctor Hugo, pero por personas jóvenes como Shuta Ruelas, Manuel Rodríguez, una servidora, gente joven con iniciativa, calidad y propuesta en nuestro trabajo”, puntualizó.
¿Qué grado de satisfacción tienes con lo que has hecho?
Me llevo muchas satisfacciones como creadora, pero la más grande a nivel de profundidad, es que siempre podría haber sido más y no es suficiente, ahora veo muchas cosas y digo qué hermoso está, qué padre, bien lograda, pero puedo hacer muchas más cosas de las que creí posibles. Es eso, romper ese techo creativo que tenía, respecto a una presentación en museo, la gestión cultural, uno se pone creativo, llega un momento que esa creatividad tiene una limitación física, capital, de esfuerzos y energías, en esta exposición se rompió eso, todos esos no que existen previo a la creación, desde conceptualizar la idea hasta materializar se rompieron. Esta exposición la adoro, siempre será mi primera exposición individual, pero quiero cosas más grandes.
Hay escultura en tu exposición, ¿cuándo empezaste a trabajarla?
La escultura la trabajé en conjunto con un despacho de arquitectura y un diseñador industrial, eso se gestó durante casi dos años de desarrollo del proyecto de las esculturas.
¿Cómo fue que entras a la escultura?
Fue por una disyuntiva curiosa porque hay una pieza de la exposición que se llama Non Stop, que no puede parar, una serie continuada de actos. En esta pieza hablo de los elefantes, de la insostenibilidad del mercado, sabía que quería hablar de esto, lo hice como una alucinación y lo que no sabía era en qué sostenerlo, había pensado en huevo, le di vueltas, de pronto dije se va a sostener sobre papel moneda, hice el origami de 50 dólares, le hice la foto, lo pinté, luego me di cuenta que por sí misma era una gran pieza, hice solo el cuadro del origami que se llama listo para consumir, teniendo el elefantito ahí y las piezas dije que se tenía que llevar a la tridimensión, cuando tuve el elefante, lo quise en proporciones de descontextualizarlo para llevarlo a un grado de reflexión, que salte a la vista y te provoque este choque de verlo a priori y decir qué es eso, es lo mismo con el plátano, por eso hay una banana gigante en medio de la exposición, enterrada visualmente en el piso, para hacer esta alusión.
LLEVAR A LA REFLEXIÓN
¿Conectas más con los jóvenes que con los adultos?
Ambas partes, pero siento que quienes han absorbido el discurso, dicen gracias por llevarme a este nivel de reflexión son los jóvenes. Creo que es liberador para todos entender que lo que nos vende el mercado y lo que nos hacen creer, desde la idea de plenitud que maneja el mercado no es real, es algo artificial y artificioso para que nos volvamos consumidores, eso mucha gente lo agradece, los engranes de este mecanismo están tan bien ajustados que es difícil darte cuenta en el cotidiano, despedazo esto para que la gente pueda observarlo, sobre todo el público joven.
LLEVAR LA EXPOSICIÓN A MONTERREY Y CIUDAD DE MÉXICO
¿Qué planes tienes con estas obras en el futuro?
“La verdad no tengo planes en ese sentido, ha habido comentarios al calce, me gustaría llevarla a Monterrey o Ciudad de México, el único tema es de gestión, no he tenido la oportunidad como creadora de ver ese tema, pero me gustaría que se pudiera hacer itinerante, sobre todo por la temática, de las grandes satisfacciones que me llevo es la respuesta del público. Siempre cuando doy los recorridos guiados es curioso, parece que al principio serán datos inconexos, pero en medida que vaya haciendo la interrelación de ideas se darían cuenta de la explicación, de pronto llega el momento en que todos me dicen que ponen atención, siento que sí me siguen pero los veo haciendo sinapsis”.
IMÁGENES DE LA EXPOSICIÓN LA CONDICIÓN DE LA BELLEZA EN EL MURA:
CULTURA
Obra de Ernesto Ríos: «Códigos», lo que hay detrás de lo que vemos

-Por Gabriela Andrade
Desde el 3 de julio de 2025, el Centro de las Artes de San Luis Potosí alberga una muestra que no solo reúne obra visual, sino también pensamiento crítico, investigación y sensibilidad poética. Se trata de “CÓDIGOS”, exposición individual del artista, investigador y académico Ernesto Ríos, que se presenta en la Galería Central del CEART con entrada libre y una duración extendida durante el verano.
La exhibición ha sido curada por Gabriela Gorab, quien propone una lectura del trabajo de Ríos como un acto de desciframiento de los lenguajes invisibles que componen el mundo: desde algoritmos hasta estructuras celulares, pasando por patrones ancestrales y símbolos tecnológicos. En palabras de Gorab, esta obra se entreteje con el latido profundo de lo que no vemos, un lenguaje encriptado en la biología, el arte y la conciencia.
UN ARTE QUE PIENSA, RESPIRA Y CALCULA
La exposición toma como punto de partida el cruce entre arte, ciencia y espiritualidad. Cada obra puede entenderse como una suerte de “interface” visual entre lo humano y lo inmaterial. Ernesto Ríos investiga desde hace años la naturaleza del patrón, tanto en lo visual como en lo conceptual. En “CÓDIGOS”, esto se manifiesta en una serie de pinturas monocromáticas que integran formas geométricas, estructuras fractales, matrices numéricas y efectos ópticos.
Estas imágenes no están hechas solo para ser contempladas, sino para ser interpretadas. Sus secuencias recuerdan lo que podríamos encontrar en un microscopio o en un telescopio: células en mutación, tejidos en movimiento, constelaciones, redes neuronales. Sin embargo, nada es literal. Ríos sugiere más que describe. Como él mismo ha expresado en otras ocasiones, su obra busca que el espectador complete el sentido, como si el arte fuera una suerte de código que necesita ser traducido desde la intuición.
CERÁMICA COMO ALQUIMIA
Además de su producción pictórica, “CÓDIGOS” incorpora una serie de esculturas cerámicas realizadas con la técnica del raku, una práctica japonesa que implica la cocción a alta temperatura, la quema con fuego abierto y el enfriamiento abrupto. Este proceso, controlado solo parcialmente por el artista, permite resultados inesperados: craquelados, texturas quemadas, tonalidades metálicas, superficies carbonizadas.
El resultado es un conjunto de piezas que, aunque nacen del fuego, parecen emerger de tiempos arcaicos, como si fueran vestigios de una civilización futura o mensajes enviados desde una dimensión paralela. Según Ríos, esta técnica le permite introducir el azar en su proceso creativo, estableciendo una conversación directa con los elementos: tierra, agua, aire y fuego. “Trabajar con raku es aceptar que no todo está en mis manos”, comentó el artista en una entrevista previa. “Es un diálogo con la materia”.
RESONANCIAS DE PANDEMIA Y TRANSFORMACIÓN
Una de las obras más significativas de la exposición es “Skull SARS‑CoV‑2”, una pieza que retoma la forma de un cráneo humano para integrarle el código genético del virus del COVID-19. No se trata de una representación mórbida, sino de una reflexión sobre cómo la biología, la ciencia y la historia se entrelazan. Para Ríos, la pandemia fue un momento que nos obligó a mirar los sistemas que sostienen la vida y también a repensar el lenguaje del miedo, de la resistencia y de la adaptación.
“La obra no busca retratar una amenaza, sino señalar un proceso de reconfiguración”, explicó. “El virus fue también un catalizador para reentender la vulnerabilidad humana y la interconexión del planeta. Lo que parece desorden puede ser parte de un nuevo equilibrio”.
UNA CURADURÍA DE ESCUCHA PROFUNDA
Gabriela Gorab, curadora de la exposición, ha enfatizado que “CÓDIGOS” no se limita a una exhibición estética. “Es una experiencia sensorial, filosófica y espiritual. Las obras de Ernesto están hechas con los ojos abiertos, pero también con los poros, con la memoria, con el cuerpo”, ha declarado. La muestra, en ese sentido, propone que cada visitante realice su propia lectura, encontrando en las formas abstractas una resonancia íntima, un eco de algo que quizás aún no sabe nombrar.
Para Gorab, el trabajo de Ríos crea una coreografía visual en la que todo está relacionado: la geometría con la biología, el sonido con la vibración, el pasado con el porvenir. “Este arte no nos dice qué pensar, pero sí nos invita a pensar distinto”, expresó.
TRAYECTORIA SÓLIDA, MIRADA INQUIETA
Ernesto Ríos nació en Cuernavaca, Morelos, y es doctor en Artes Visuales por el Royal Melbourne Institute of Technology (RMIT), en Australia. Su obra ha sido expuesta en México, Argentina, Australia, Alemania, Chile y otros países, en más de 70 exposiciones colectivas y 29 individuales. Fue el primer artista latinoamericano en ganar el Premio Siemens-RMIT de Artes Visuales en 2010.
Actualmente, combina su práctica artística con la docencia y la investigación como profesor en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), donde impulsa proyectos de arte contemporáneo con un enfoque transdisciplinario.
EL ARTE COMO CÓDIGO VIVO
“CÓDIGOS” es, al mismo tiempo, una exposición sobre el presente, una mirada hacia el futuro y una evocación de los saberes antiguos. Nos recuerda que todo lo que vemos —y lo que no— responde a estructuras, algoritmos, vibraciones. Nos propone que el arte puede ser también una herramienta de investigación, una vía para abrir portales y formular nuevas preguntas.
Disponible durante varias semanas en el CEART de San Luis Potosí, esta muestra no solo merece ser visitada: merece ser leída, descifrada y sentida.
CULTURA
Entre libros y lectores: ¿Negocio o fomento a la lectura?

-Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias
Finalizó el magno remate de libros en Guadalajara en su cuarta edición. En ella participaron editoriales independientes, nacionales, librerías de viejo e iniciativas como cita a ciegas con un libro.
El espíritu el evento es fomentar la lectura y la cultura en los tapatíos, para otros sectores, la verdadera finalidad es ayudar a las editoriales a deshacerse de su inventario viejo, también conocido como inventario envejecido, inventario muerto o inventario obsoleto, es decir, libros que han permanecido sin venderse durante un periodo prolongado, ocupando espacio en los almacenes y sin retribuir los costos de producción utilizados.
El evento es organizado por la Secretaría de Cultura de Jalisco y las editoriales participantes, con el fin de ofrecer a los asistentes libros con descuentos desde el 40% hasta el 70%, se podían encontrar libros desde 20 pesos. Estos descuentos pueden ser percibidos como una forma de animar al público a acercarse a la lectura y la cultura.
Pero para un sector más crítico de escritores, editoriales locales y público asiduo a comprar libros en físico, el evento tiene un fin comercial con un pretexto cultural, ya que las librerías grandes o establecidas, en esta cuarta edición Penguin y Gonvill, no ponen en descuento lo más nuevo o vendido de su catálogo, simplemente asisten con su stock regular buscando generar ventas o poniendo en descuento aquellos títulos que no han logrado vender y necesitan desalojar de sus almacenes para hacer espacio a nuevos embarque.
En sus redes sociales, algunos asistentes criticaron la falta de títulos actuales, señalaron que, en su mayoría, se trataba de libros de autoayuda, manuales de cocina, segundas o terceras partes de sagas no reconocidas o títulos de literatura clásica. Por lo que su experiencia no fue muy satisfactoria, aun así, los que se dedicaron a buscar y rebuscar en los montones de libros encontraron algún libro de su agrado.
Vendedores y consumidores tienen razón, sus posturas son válidas y no son incompatibles. La industria editorial es un negocio, cuya finalidad es producir ganancias, como cualquier otra industria. Por ello busca estrategias que acerquen al público a sus productos. El debate se da por el tipo de producto que manejan, libros. La asociación entre libros y cultura es natural, y al ser un bien intangible, de dominio público y un derecho de cualquier ser humano, el relacionarlo con el ámbito comercial genera escozor en los sectores más puristas, tradicionales o idealistas.
No es una crítica a estos grupos, la cultura es fundamental en el desarrollo del individuo y aspirar al desarrollo de ella debe ser un objetivo de cualquier sociedad y son estos mismos grupos los que suelen mantener viva escena cultural del estado. Pero cultura e industria no deberían percibirse como antagónicos, sino complementarios. Ambos tienen un fin en común, acercar a las personas a los libros.
Se puede objetar que a las editoriales no les interesa el tipo de libro, el uso que se le dé o si son leídos o no; simplemente quieren vender la mayor cantidad de ejemplares posible. Las editoriales o librerías no tienen la función de fomentar el gusto por la lectura, su función es ofrecer los productos que el público demanda; leerlos o no es decisión del comprador.
Entonces, ¿para qué sirve un libro que no es leído? Es ahí donde los sectores culturales, ajenos a los intereses comerciales, pueden colaborar, despertando el interés en la lectura, en el saber. Si alguien compra un auto, una máquina para ejercicio o cualquier otro producto y no lo utiliza, no se culpa al vendedor, sino al consumidor, incluso se podría argumentar que es su inversión y está en todo su derecho de hacer o no hacer con ella lo que quiera.
Según el módulo de análisis sobre la lectura en 2024, realizado por el INEGI, en México la población alfabetizada que practica la lectura es del 69.6%. Los libros siguen siendo lo más leído, con un 41.8% del material leído, que incluye también a periódicos, páginas de internet, revistas e historietas. No se aclara si se trata solo de libros físicos o si se incluyen las versiones digitales, pero sí se menciona que el acceso gratuito a materiales de lectura aumentó de 55.6 % en 2015 a 66.7 % en 2024.
Es decir, los lectores están recurriendo al material gratuito, una de las razones es el costo de adquirir un libro nuevo, en 2024 el salario mínimo en México fue de $248.93 por día, por lo que comprar un libro nuevo, en promedio, implica mínimo un día de trabajo para los trabajadores con salario mínimo.
Eventos como este, buscan promover la compra de libros en grupos que no tienen los recursos suficientes para adquirir un ejemplar de forma regular. El público al que busca llegar no es el que asiste de forma regular a las librerías o al FIL, donde los costos de los libros se incrementan tanto por la renta de espacios y la logista que implica armar un evento así, sino a aquellos que no cuentan con los recursos para adquirir de forma regular o en la cantidad que ellos quisieran.
Y es verdad que, al tratarse de un remate, los libros que se ofrecen no son los más demandados sino aquellos que no han logrado entrar en el gusto de los consumidores, pero eso no significa que carezcan de valor cultural o que no puedan ofrecer algo de interés.
Porque los libros son algo especial, en palabras de Rubén Darío: “El libro es fuerza, es valor, es poder, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor”. Es necesario promover y fomentar no solo su compra, labor de las editoriales y librerías, sino su lectura, ya sea de forma virtual o digital, es labor del gobierno, instituciones públicas y privadas, así como de las familias, no el formar un hábito sino un gusto, por lo que la escena cultural del estado y las editoriales y librerías deberían realizar esfuerzos conjuntos y no de forma asilada o incluso antagónica.
CULTURA
Tlaquepaque celebra la edición XLVIII del Premio Nacional de la Cerámica

-Por Raúl Cantú
En una vibrante ceremonia que reunió a artesanos de todo México, el Centro Cultural “El Refugio” fue el escenario de la edición XLVIII del Premio Nacional de la Cerámica, un evento que celebró la tradición, el talento y el arte popular.
Con un récord de 912 participantes, esta premiación destacó la importancia de la cerámica como patrimonio cultural y económico de México, consolidando a Tlaquepaque como la Villa Alfarera y un referente nacional.
La presidenta municipal, Laura Imelda Pérez Segura, resaltó el valor ancestral de la cerámica, un arte de más de 4,000 años que fusiona tradición prehispánica y técnicas modernas. “En Tlaquepaque, como Pueblo Mágico y centro de la mexicanidad, asumimos la misión de preservar este oficio milenario”, afirmó.
Este año, la bolsa de premios creció un 50% hasta los 2.79 millones de pesos, entregando 36 galardones en categorías como cerámica tradicional, contemporánea, infantil y juvenil, además de reconocimientos por trayectoria.
En esta edición participaron artesanas, artesanos y ceramistas de diferentes estados de la República, como: Estado de México, Jalisco, Tlaxcala, Michoacán, Coahuila, Guerrero, Chihuahua, Aguascalientes, Veracruz, Ciudad de México, entre otros.
Los premiados fueron los siguientes de acuerdo con cada una de las categorías que a continuación se mencionan:
GALARDÓN NACIONAL DE LA CERÁMICA TRADICIONAL
Martín Hernández Sánchez, originario del Estado de México, con la obra «Una Pequeña Gran Obra».
TALENTO INFANTIL
Primer lugar, Fabiana Soteno Jiménez, originaria del Estado de México, con la obra “Muertito y Coleando”; segundo lugar, Abdiel Abdiel Valenzuela Ramos, originario de Coahuila, con la obra “Norteña” y tercer lugar a Erika Guadalupe Zacarías Pascual, originaria de Michoacán, con la obra “Mis Emociones.”
Mención Honorífica Fabrizio Torres Meneses, originario de Tlaxcala, con la obra “Mi Pulquero Tlaxiquero”.
TALENTO JUVENIL
Primer lugar, Florencia Soteno Jiménez, originaria del Estado de México, con la obra “Recipiente de los Sueños Imperecederos”; segundo lugar, Mane Aranza Delgado Fraire, originaria de Coahuila, con la obra “Juguemos” y tercer lugar, Darío Soteno Esquivel, originario del Estado de México, con la obra “Niños con las Máscaras”.
PREMIOS POR TRAYECTORIA
Premio Ángel Carranza: Gerónimo Ramos Flores, de Tonalá, Jalisco.
Premio Pantaleón Panduro: Saúl Camacho Rodríguez, del Estado de México.
CATEGORÍA: ALFARERÍA VIDRIADA SIN PLOMO
Premio San Pedro Tlaquepaque: Cristian Rodrigo Sebastián Contreras, originario de Michoacán, con la obra «Juego de Té Purépecha».
Premio Jalisco: Antonio Martínez Reyes, originario de Michoacán, con la obra «Olla Punteada Primaveral». Premio Nacional: Marcelo Montoya Vázquez, originario del Estado de México, con la obra «Cazo Decorado».
CATEGORÍA: BRUÑIDO TRADICIONAL
Premio San Pedro Tlaquepaque: Carolina Medina Santana, originaria de Michoacán, con la obra «Cántaro Matizado Bruñido».
CATEGORÍA: VIDRIADO TRADICIONAL
Premio San Pedro Tlaquepaque: Antonia Cerano Gutiérrez, originaria de Michoacán, con la obra “Piña Flor Naciente”.
CATEGORÍA: POLICROMADO TRADICIONAL AL FRÍO
Premio San Pedro Tlaquepaque: Tomasa González Sánchez, originaria de Michoacán, con la obra “California en Llamas (Hollywood)”.
CATEGORÍA: TRADICIONAL ALISADO Y DECORADO EN ENGOBES*
Premio San Pedro Tlaquepaque: Yesenia Lorenzo Camilo, originaria de Guerrero, con la obra “Danza de Chinelos”.
CATEGORÍA: FIGURA EN ARCILLA
Premio San Pedro Tlaquepaque: Luis Timoteo Vicente Jacobo, originario de Michoacán, con la obra «Cantina el Diablito Feliz». Premio Jalisco: Guadalupe de la Cruz Torres, originaria de Michoacán, con la obra «Velatorio de Monjas Coronadas». Premio Nacional: Gerardo Tena Sandoval, originario de Chihuahua, con la obra «Cuidemos la Fauna».
CATEGORÍA: CERÁMICA EN MINIATURA
Premio San Pedro Tlaquepaque: Rolando David Rodríguez Herrera, originario de Aguascalientes, con la obra «Días de Fiesta». Premio Jalisco. Carlos Ignacio Ávalos Ruiz, originario de Michoacán, con la obra «Los Trastecitos de mi Abuela». Premio Nacional. José Adolfo Soto Díaz, originario el Estado de México, con la obra «La Tlanchanita de Metepec».
CERÁMICA NAVIDEÑA
Premio San Pedro Tlaquepaque: Elizabeth Castañeda Escobar, originaria de Veracruz, con la obra «Burrito Sabanero». Premio Jalisco: Miguel Ángel González Mesillas, originario del Estado de México, con la obra «Nacimiento». Premio Nacional. Blanca Jiménez Flores, originaria del Estado de México, con la obra «Buenos Días Jesús».
CATEGORÍA: ESCULTURA EN CERÁMICA
Mención Honorífica: Carlos Vázquez Macías, originario de Jalisco, con la obra «Hijos de Maíz» y Manuel Alejandro Romo Razón, originario de Jalisco, con la obra «Gallito de Verano». Premio San Pedro Tlaquepaque: Marina Santana González, originaria de Jalisco, con la obra «Santanaceramica@gmail.com«. Premio Jalisco: Ángel Martín Álvarez Rivera, originario de la Ciudad de México, con la obra «Ello, Yo y Super Yo». Premio Nacional: José Miguel Quisberth León, originario de la Ciudad, con la obra «Imaginari».
CATEGORÍA: CERÁMICA CONTEMPORÁNEA
Premio San Pedro Tlaquepaque: Emmanuel Abelardo Zavala Flores, originario de Veracruz, con la obra “Modernidad Efímera”. Premio Jalisco, Brian Gregorio Corres Hernández, originario de Oaxaca, con la obra “Polilla”. Premio Nacional. Constanza López Caparros Íñiguez, originaria de Veracruz, con la obra “Manglar”.
CATEGORÍA: CERÁMICA TRADICIONAL
Premio Jalisco: Esperanza Felipe Mulato, originaria de Michoacán, con la obra «Fiesta de San Pedro y San Pablo». Premio Nacional. Alfredo Felipe Rivera, originario de Michoacán, con la obra “Alfarería”.
En el evento estuvieron presentes el secretario de Cultura del Estado de Jalisco, Luis Gerardo Ascencio en representación del gobernador Pablo Lemus Navarro y David Gallegos Soto, director general del Patronato Nacional de la Cerámica.
Para todos los interesados en adquirir alguna de las piezas concursantes, el Centro Cultural “El Refugio” cuenta con un espacio para la exposición y venta de las artesanías participantes, mismo que estará abierto al público hasta el 03 de agosto de 9:00 a 18:00 horas.