OPINIÓN
Mi experiencia de un viaje: El tratamiento gubernamental a la pandemia de COVID en Colorado, EEUU

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
Después de casi dos años de pandemia, de muchos meses de aislamiento, de home office, y por su puesto, después de sobrevivir a los efectos secundarios de la vacuna de Astra Zeneca, la semana pasada realicé mi primer viaje al extranjero desde que esta crisis sanitaria empezó; el destino: Colorado Springs, Estados Unidos.
Todo el proceso de este viaje, para mi fue bastante interesante, no solo por ser el primero que realizaba desde finales del 2019, sino porque también ansiaba conocer tanto los cambios en los aeropuertos debido a la pandemia, como la forma en la que se desarrollaba el día a día con medidas sanitarias en un país que perdió 735,000 personas a causa de esta enfermedad.
Aunque mi interés por esto fue muy grande, me atrevo a decir que en realidad no fue tanto como la decepción y el mal sabor de boca que he sentido por la falta de responsabilidad gubernamental y de solidaridad ciudadana, no solo para seguir las medidas sanitarias y promoverlas, sino también para acudir a los cientos de centros de vacunación que ofrecen todas las vacunas habidas y por haber.
Empezando por los aeropuertos en Los Ángeles, Seattle y Denver, la pandemia no ha cambiado en lo más mínimo la manera de circular a través de ellos: no hay filtros, no hay centros de vacunación, no hay pruebas para detectar el COVID-19, solo te encuentras algunos letreros pidiendo el uso de cubrebocas y otros mandando mensajes de solidaridad al cuerpo médico que se ha sacrificado para combatir la enfermedad.
Una vez que te subes al avión, es probablemente el único momento en el que puedes sentir que estamos en medio de una pandemia ya que el uso del cubrebocas es obligatorio ‘’en todo momento’’, lo cual no es del todo cierto, ya que durante todo el vuelo dotan a los pasajeros con cantidades ilimitadas de snacks, por lo que realmente el uso obligatorio y en todo momento del cubrebocas, en realidad es de una media hora, tal vez 45 minutos para vuelos de casi tres horas.
Pero la verdadera sorpresa me la llevé al llegar a Colorado, ya que aquí el uso del cubrebocas dejó de ser obligatorio desde hace tiempo, pero no solo en las tiendas, restaurantes o cualquier tipo de comercio, también dejó de serlo en las dependencias gubernamentales por lo que uno puede ver cómo los policías caminan tranquilamente por las calles o circulan en sus patrullas acompañados sin usar cubrebocas.
Posteriormente, recibí en mi celular una notificación por parte del Department of Public Health and Environment, en ella, me explicaban que el sistema de, CO Exposure Notifications, es un sistema oficial de notificaciones de exposición al COVID-19, a través del cual, avisan a los ciudadanos si existe la posibilidad de haber estado expuesto al virus, esto para tratar de controlar los contagios y también, para que la gente pueda acudir a los hospitales antes de que su estado de salud sea más grave.
Al leer esta notificación, lo primero que creí era que yo estaba exagerando y que esta desaparición de las medidas sanitarias se debía a que Estados Unidos, especialmente Colorado, había encontrado en la tecnología y en los smartphones, una herramienta más que eficiente para controlar los contagios mediante estas notificaciones, y por otro lado, también me imaginé que esta relajación se debía a que gracias al acceso ilimitado que Estados Unidos ha tenido a las vacunas vs el COVID-19, toda la población, o al menos más de la mitad, ya estaría vacunada.
Pero solo necesité echarme un clavado en las noticias para darme cuenta de que no estaba tan equivocado como creía y que lo único que estaba observando, eran algunos de los estragos que el populismo dejó en Estados Unidos.
Pues resulta que en Colorado, desde el viernes pasado, se ha registrado el mayor número de hospitalizaciones por COVID-19 desde el mes de diciembre, y en cuanto a los fallecimientos, más de 100 personas murieron cada semana en la segunda mitad de septiembre, cifra que se mantiene en lo que va del mes de octubre.
No obstante, otro tema preocupante, que de hecho, ha sido el dolor de cabeza de la nueva administración de Joe Biden y que al mismo tiempo, simboliza el primer fracaso del presidente, es referente a la vacunación.
En el caso del estado del que hoy estamos hablando, a la fecha se han administrado 7.52 millones de vacunas, mientras que hay 3.5 millones de personas completamente vacunadas, lo cual representa un avance del 61%, lo cual, si tomamos en cuenta que Colorado es un estado con 5 millones 758 mil 736 habitantes, este progreso no parece ser tan malo.
Entonces ¿cuál es el problema? El problema es que si aun hay personas que no han sido vacunadas, no es porque falten vacunas o bien, que no cuenten con una amplia infraestructura capaz de administrarlas, al contrario, ambos puntos son el fuerte de este país, tan es así que aquí uno puede encontrar la vacuna que sea, a la hora que sea, tanto en su iglesia, como en un Costco, sino que no han sido vacunadas porque no creen en el COVID-19, por ende, no creen en la necesidad de una vacuna y peor aun, creen que todo esto forma parte de una conspiración gubernamental.
Estados Unidos está en un riesgo enorme.
Ya lo han dicho muchos especialistas médicos: no importa si algún país logra vacunar al 100% de sus ciudadanos, mientras haya países que no logren avanzar con su vacunación, y que, además, no siguen las medidas sanitarias, el virus seguirá afuera y continuará creciendo la posibilidad de ver nuevas y más agresivas variantes de una enfermedad que nos ha golpeado a todos.
La infraestructura con la que Estados Unidos ha emprendido su proceso de vacunación realmente es envidiable, pero aun con eso, atraviesan por momentos complejos, debido a ciudadanos víctimas de la desinformación y del individualismo por ello, su situación se debe prestar para que las autoridades sanitarias no solo de Estados Unidos, sino de todo el mundo, entiendan que si el objetivo es tener campañas de vacunación exitosas, no todo puede dejarse al libre albedrio de la ciudadanía.