OPINIÓN
Repensar la educación pública
Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //
Se dice que la educación es eso que la mayoría recibe, muchos transmiten y pocos tienen, esta frase se le atribuye Karl Kraus. La Asamblea de las Naciones Unidas proclamó este día (24 de enero) como el día internacional de la educación, esto para recordar que la educación es indispensable para el desarrollo del individuo y la sociedad, algo que suena obvio pero que la realidad diaria nos muestra que, al menos en nuestro país, no le damos la importancia que se merece.
La mayoría de los mexicanos somos conscientes de que en el tema educativo nos falta mucho por avanzar, sin embargo, ver las estadísticas educativas nos hacen pensar que no solo falta mejorar, hace falta armar un proyecto educativo serio, a mediano y largo plazo que nos permita cambiar la realidad de nuestros estudiantes y docentes; por si fuera poco, la pandemia que atravesamos vino a empeorar el escenario. Demos un vistazo a los números.
Comencemos por comparar a México en el ámbito internacional. Tomando en cuenta únicamente países latinoamericanos, estudios realizados en 2018 (antes de que comenzara la crisis sanitaria internacional), mostraban que un mexicano de 19 años estudiaba en promedio de 9.8 años, esto quiere decir que la media de nuestros estudiantes no pasaba del primer año de bachillerato, en Chile el promedio de escolaridad estaba en 11.8 años (dos más que nosotros, que es muchísimo) y en Argentina 11.2 años, incluso México se situaba por debajo de países como Perú o Ecuador, nuestro promedio de escolaridad en 2018 era muy similar al de países como Venezuela o República Dominicana. Números muy preocupantes para la segunda economía más grande de Latinoamérica.
Otro tema realmente alarmante es la desigualdad educativa al interior de nuestro país: estadísticas de 2020 muestran que mientras la Ciudad de México promedia 11.5 años de estudios para sus jóvenes, un chiapaneco, solo recibe un promedio de 7.8 años de educación. Entre la capital del país y Tuxtla Gutiérrez hay 833 kilómetros de distancia por carretera y cuatro años de diferencia educativa. Por su parte, Jalisco se encuentra apenas por encima de la media nacional educativa, promedia 9.9 años, un número mejorable para un estado que es de los motores económicos del país.
Un tema donde hemos mejorado es en la equidad educativa por género, ya que en 2020 el promedio de años estudiados de las mujeres mexicanas fue de 9.7 mientras que el de los hombres fue de 9.9 años. Se debe señalar que desde la década pasada hay más mujeres universitarias que hombres; a partir del año 2016 seis de cada diez personas graduadas de la universidad son mujeres.
El punto más preocupante y que va a costar años revertir son los estragos que ha generado la pandemia en la educación, se calcula que derivado de la crisis sanitaria, 628 mil jóvenes han dejados sus estudios, México ha perdido un año promedio de escolaridad en sus estudiantes y, según estudios del IMCO en términos prácticos estos dos años de pandemia han sido casi una pérdida de tiempo en el desarrollo de distintas habilidades necesarias para el desarrollo social y psicomotriz de los niños y jóvenes. La pérdida de estas habilidades podría significar disminución de ingresos económicos de las y los jóvenes que se integren próximamente en la vida laboral. Se calcula que sus ingresos podrían reducirse entre el 8 y 10 por ciento a lo largo de su vida.
Así las estadísticas educativas de nuestro país, sobra decir que con menor educación habrá menores oportunidades laborales, mayor desempleo y mayor inseguridad entre los mexicanos. El equilibrar la balanza educativa nos beneficia a todos. La educación va mucho más allá de sentar un grupo de estudiantes ante un docente. Hoy la educación requiere acceso a tecnologías de la información, un maestro bien preparado y mejor pagado, alumnos cobijados en un sistema que les permita enfocarse en sus estudios y no en si van a poder comer o no ese día, sistemas educativos que enseñen a los estudiantes a adaptarse a las nuevas tendencias económicas y sociales.
Los pendientes son muchos, habrá que repensar la educación pública en México.


