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OPINIÓN

Los partidos y su crisis: No han entendido, que no han entendido

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

Hace unos días, un pequeño pero interesante grupo de jóvenes universitarios que cursan la licenciatura en derecho en la misma casa de estudios de la que soy egresado, me buscaron para hablarme sobre su inquietud de formar un grupo de acción política para promover dentro de los estudiantes de la licenciatura una cultura de participación política.

Aunque estoy seguro que me buscaron para disipar algunas de sus dudas, debo de admitir que realmente era yo quien tenía más dudas, sobre todo porque en algunas conversaciones por mensaje que tuvimos previo a la reunión, me manifestaron su total ‘’rechazo’’ a los partidos políticos.

Aun cuando podía imaginarme a que se debía ese rechazo a la vida partidista, su comentario me generaba mucha inquietud, sobre todo porque creo que las experiencias de la ciudadanía que ve la política alejada de la vida interna de los partidos son fundamentales para poder reconstruir lo que está en ruinas.

Fue así que el día de la reunión, una vez que me aseguré de que las tazas de todos estuvieran llenas, inicié la conversación preguntándoles a qué se debía ese rechazo, uno de ellos tomó la palabra y me respondió, al principio, se notó algo nervioso, como si fuera a confesar algún crimen, pero lo único que estaba confesando era que habían intentado participar en un partido político.

Me explicó que al principio los líderes «juveniles» del partido les abrieron las puertas y les dieron cierta apertura dándoles la oportunidad de proponer actividades sociales y culturales, pero no había pasado ni un mes de su llegada cuando ya habían sido sometidos a la grilla interna del partido y a las críticas de aquellos que aseguraban no eran material para el partido, porque «no tenían tierra en los zapatos».

Ya entrados en la plática y después de unas tazas de café, cada uno comenzó a compartirme sus experiencias, pero fue la ultima la que más me llamó la atención.

Uno de ellos me dijo que era increíble que los partidos políticos y sus diferentes actores promovieran e incentivaran la participación política de los jóvenes, cuando es evidente, por las prácticas internas, que están totalmente alejados de la realidad, de las necesidades y de las demandas de un importante número de jóvenes que desean generar un cambio real.

En general, me dijo que su experiencia en el partido fue bastante triste y decepcionante, ya que a donde llegó esperando encontrar un espacio de diálogo, de intercambio de ideas, de autocrítica y de construcción de soluciones reales, encontró un espacio deteriorado, sin ánimos de innovar y en el que el otorgamiento de espacios aparentemente se mide en base al tiempo que los interesados invirtieran trabajando el territorio, situación que evidentemente, dejaba en desventaja a un joven universitario que debe invertir tiempo, esfuerzo y dinero en sacar adelante sus estudios.

Ahora bien, pese a esta catarsis que hicieron algunos de los jóvenes, uno de ellos me comentó que esto no significa que cierran sus puertas a la vida de los partidos políticos ya que están convencidos que los partidos son los espacios más importantes que el ciudadano tiene a su disposición para poder buscar incidir en la vida pública, solamente que por ahora, preferían comenzar a construir su proyecto como grupo de otra manera.

Dicho lo anterior, la plática siguió fluyendo por un buen rato, y lo que empezó como un café, terminó como un par de cervezas, que además, nos dieron la fluidez necesaria para poder hablar sobre el panorama político de México y sobre los retos que se enfrentan de cara al 2024, temas de los que también hubo conclusiones bastante interesantes, que espero poder contarles en otra edición.

Pero antes de esa otra edición, es necesario que comience a cerrar la de esta semana, y para hacerlo, es necesario que les comparta las breves conclusiones producto de otra importante conversación que tuve conmigo mismo ese día y en la que tuve la oportunidad de reflexionar más a fondo sobre mi reunión previa.

En primer lugar, creo que resulta bastante alentador saber que allá afuera hay jóvenes con la determinación necesaria para reinventarse y continuar construyendo un proyecto cuyo objetivo principal es poder incidir de manera positiva en la vida pública de su ciudad, creo que lo que Jalisco y México necesitan, son jóvenes con una iniciativa capaz de traspasar las herméticas fronteras de los partidos.

En segundo lugar, creo que estamos a tiempo de que aquellos políticos que buscan incentivar la participación de los jóvenes en temas públicos, entiendan que la participación ciudadana no es un juego, es el pilar de nuestra democracia y por ello, no debe de servir únicamente como una estrategia para ganar simpatías en los sectores juveniles, de hecho, apantallara a un determinado sector de la población con palabras bonitas, no los diferencia en nada de aquellos populistas a los que tanto critican desde la tribuna, al final, justamente eso es el populismo.

Ahora bien, como tercer punto, creo que esta pequeña experiencia que me confió este grupo de jóvenes evidencia que uno de los problemas más grandes que enfrenta nuestro país en términos políticos se debe a que aquellos partidos que pueden y deben representar una alternativa para la ciudadanía, se continúan oponiendo firmemente, como si se tratara de un elemento de su naturaleza, a renunciar a esas prácticas partidistas añejas que desgastan su actuar y su imagen, pero que además, los aleja totalmente de la realidad, situación que a su vez, los aleja más y más de las causas ciudadanas.

Yo me pregunto: ¿cuándo se darán cuenta de que la política no es una actividad exclusiva de sus comités? O bien, ¿cuándo se darán cuenta que afuera de sus comités, hay más causas sociales que las de sus sectores y organizaciones?

Seamos puntuales: cuando los proyectos que buscan ‘’revolucionar’’ y “reinventar’’ se construyen única y exclusivamente desde la experiencia de la militancia activa, y no desde la experiencia ciudadana que vive día a día las injusticias producto de la desigualdad que se manifiesta con todos sus rostros, estos están condenados a fracasar.

Los ciudadanos no podemos costear más fracasos partidistas, especialmente si estos partidos forman parte de la oposición.

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MUNDO

Entre la tiranía y el desprecio; Trump contra todos, la peligrosa ruta del mandatario

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– Opinión, por Pedro Vargas Ávalos

Desde que llegó a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, el señor Donald Trump ha sido un dolor de cabeza no solo para los migrantes latinoamericanos, sino para el mundo entero.

Sueños de agrandar el territorio gringo, que ya de por sí es enorme debido a la rapaz actitud de los gobiernos yanquis; delirio de persecución contra los migrantes, especialmente los de origen latinoamericano; imponer una política de terror por medio de aranceles y mostrar una conducta intervencionista en cuestiones internacionales, como lo ha demostrado en la guerra ruso-ucraniana y las masacres israelíes en Gaza. Todo lo anterior, sumado a muchos otros rencores y afanes revanchistas, caracterizan al señor Trump en su segundo mandato.

Lo anterior se une a un maltrato injusto hacia los dos países colindantes (México y Canadá), con los cuales, por elemental principio, debería tratar con sumo respeto; es más, fraternalmente. Y dentro de este perfil de provocador impenitente, también se inscriben los demócratas estadounidenses y, muy particularmente, el estado de California.

Los norteños de la hoja de maple, por medio del primer ministro Mark Carney, se manifestaron sobre el arrogante pelinaranja; el canadiense fue caviloso al señalar que “quien venere a Donald Trump se arrodillará ante él” y luego expresó que la antigua relación de Canadá con Estados Unidos, “basada en una integración cada vez más profunda de nuestras economías y en una estrecha cooperación militar y de seguridad, se acabó”.

Por lo que ve a nuestra república azteca, es una ofensa que el dignatario del Tío Sam se exprese constantemente con falta de respeto al gobierno que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum, y babosee lluvias de señalamientos falaces, viles calumnias, hacia los mexicanos emigrantes.

A cada rato, el bocón de marras lanza improperios a todo mundo, pero se refina cuando toca a sus colindantes. Recordemos que desde el inicio de su mandato este año, no solo insultó a los migrantes paisanos nuestros, sino que en su desmedida ambición declaró que el Golfo de México se llamaría ahora Golfo de América, sinónimo, para los adeptos del trumpismo, de Golfo de Estados Unidos de Norteamérica. Y aunque eso fue en general reprobado mundialmente, o sea que “nos hizo lo que el viento a Juárez”, reveló cómo sería la política de este rabioso gringo.

La prensa nacional difundió lo que dijo Trump en su oficina de Washington: “México hace lo que le decimos, y Canadá hace lo que le decimos, porque tenemos dos fronteras. Tenemos la frontera norte y la frontera sur, y ambas eran horribles. Pero ahora, algunos dicen que es un milagro”.

La arrogancia del mandamás güero no tiene medida. Por ello, la jefa de la Cuarta Transformación inmediatamente enunció categórica respuesta: «En México, el pueblo manda». Al día siguiente, reiteró lo anterior: “El presidente Trump tiene una forma de hablar. Pero como lo dije ayer: El único que manda en México es el pueblo, así de sencillo y así de importante”.

Por lo que ve a los mismos estadounidenses, la mayoría asegura que ellos no votaron por este Trump jactancioso. El comentarista Ben Rhodes expuso que “meterse con Panamá y Groenlandia o amenazar con guerras comerciales con Canadá y México tiene el aspecto de un matón de patio de colegio que busca a alguien más pequeño a quien empujar.”

Y la idea que difundió Trump sobre que Gaza debería convertirse en la Riviera del Medio Oriente, no tiene comparación: “respalda implícitamente una visión de la política exterior que despoja a las naciones y pueblos menos poderosos de todo derecho a determinar su propio destino”.

El forcejeo interno que inició Trump contra California es un ejemplo de lo que no debería suceder dentro de una nación. En su pleito contra el estado más rico de EUN, -que si fuera un país independiente seria de las primeras diez economías mundiales- los medios informativos nos hacen llegar noticias tremendas: Ordenó razias de migrantes; suspendió entrega de fondos federales; ignoró a la autoridad estatal y movilizó la Guardia Nacional; envió efectivos de las fuerzas armadas, como si el suelo californiano estuviese siendo atacado.

En fin, calificó de revoltosos y rebeldes a los miembros de ayuntamientos y el aparato estatal. En todo se advierte rencor grave del pelinaranja. Sus conciudadanos, después del error que cometieron cuando lo reeligieron, parece que reaccionan: En menos de dos meses, el índice de aprobación de Trump cayó por debajo de cero, donde se ha mantenido desde entonces. Su índice de aprobación neta actual -agosto 16- es de menos doce.

Por lo anterior, el gobernador californiano, Gavin Newsom, asumió la defensa no solo de su entidad federativa, sino de los migrantes, sector dominado por los de ascendencia mexicana. Trump lo amenazó con detenerlo, y el gobernante californiano no solo lo encaró, sino que promovió que California presentara el lunes 9 de junio una demanda contra el presidente de Estados Unidos por desplegar de manera ilegal a la Guardia Nacional “bajo el argumento de contener las protestas de Los Ángeles contra las redadas migratorias.”

Newsom es un demócrata de índole innovador y partidario del respeto a la Constitución, por lo que además es un defensor de los migrantes, factor determinante para consolidar la economía de su estado. En un reciente artículo que publicó, -La democracia en una encrucijada- sostiene que, por órdenes del presidente, se detiene indiscriminadamente a personas en la calle y se les persigue por los campos agrícolas.

Para Trump, son individuos de corte criminal, a lo que responde el gobernador: “Trump miente al decir que se centra en “los peores de lo peor.” Su administración “está impulsando deportaciones masivas, dirigidas a familias inmigrantes trabajadoras, sin importar sus orígenes o el riesgo que corren”. Por ello, “los californianos salieron a las calles la semana pasada, decenas de miles solo el sábado pasado, para protestar contra las acciones de su gobierno”, y con ello ejercen su derecho constitucional a la libertad de expresión y de reunión.

Trump ha condenado la posición de California, sus autoridades y ciudadanos. Empero, lo cierto es que él no se opone a la anarquía ni a la violencia, “siempre que le sirvan”. Su supuesta preocupación por los hombres y las mujeres uniformados no se basa en su lealtad a este país y su gente, sino a él y a su causa.

De forma contundente asegura el señor Newsom: “El despliegue de soldados federales en Los Ángeles no protege a nuestras comunidades, las traumatiza. Los jóvenes tienen miedo de asistir a sus propias graduaciones. La gente tiene miedo de ir a trabajar. Están arrestando a lavaplatos, jardineros y costureras. No son delincuentes, son familias; esto no es seguridad pública, es tiranía.” Más claro ni el agua.

En otro párrafo, asevera el californiano: “Tenemos a un actual presidente que cree no estar sujeto a ninguna ley, ni siquiera a nuestra Constitución. En poco más de 140 días, ha despedido a los organismos de control del gobierno que podrían exigirle responsabilidades por corrupción y fraude. Ha declarado una guerra contra la cultura, la historia, la ciencia; contra el conocimiento mismo… El poder judicial y el Estado de derecho están bajo asalto” y prosigue con la reflexión siguiente: Nuestro sistema democrático se creó en oposición directa a la monarquía y se diseñó para fortalecer la libertad individual y la autonomía, para que nunca más estemos sometidos a un rey. Es esa idea, ese valor sagrado, está siendo destruido.”

Los mexicanos y el mundo entero, debemos estar atentos y dispuestos a actuar, para que no suceda lo peor: que la oligarquía que encarna Trump, se apodere del destino de la humanidad.

 

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OPINIÓN

Identidad y libertad: José Agustín y la literatura de Generación de la Onda

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– Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias

José Agustín nació el 19 de agosto de 1944 y fue el más importante de los escritores de la llamada Generación de la Onda.

En 1970 fue detenido y encarcelado en la prisión de Lecumberri, donde desarrolló y escribió Se está haciendo tarde (final en laguna), la más relevante de sus novelas a nivel de la crítica, la cual le había sido renuente en sus dos primeros libros a causa del retrato que hacía de la juventud, la cual se enfrentaba al mundo a través de las drogas, el sexo y el rock and roll, lo que en Estados Unidos se dio por llamar la generación de los rebeldes sin causa.

Esta visión de la juventud fue el sello característico de José Agustín, el más famoso de los escritores de la contracultura en México, y a quien está dedicado este espacio a 81 años de su nacimiento.

A los 20 años, José Agustín publicó su primera novela, La tumba, en 1964. Para este punto ya tenía una larga lista de textos sin publicar. Figura clave en esta etapa fue el también escritor Juan José Arreola; el maestro tenía un taller literario al que asistieron varios escritores que posteriormente hicieron historia en la literatura latinoamericana. Arreola leyó La tumba y animó al joven José Agustín a publicarla.

La novela fue editada por Arreola y se convirtió en un éxito entre los lectores jóvenes, quienes encontraban en ella una visión del mundo en el que ellos vivían; no era la literatura de los papás, preocupada por la estética y lo trascendental de la vida, sino la perspectiva de un joven que se pregunta qué caso tiene todo y por qué se preocupan tanto por preservar lo que irremediablemente morirá.

No es un texto alentador, pero sí fue una forma diferente de presentar el mundo, donde el amor y el bien pasan a segundo término, y lo importante son las emociones, o la falta de ellas en un joven que, al tenerlo todo, se pregunta si es realmente relevante todo por lo que los papás se obsesionan.

La tumba se gestó cuando José Agustín viajó a Cuba; ahí escribió un cuento llamado “Tedio”, el cual fue rehecho a su regreso a México. La novela es un reflejo de las aspiraciones y deseos del autor: “Por el gusto de hacer todo lo que no podía hacer. Quería tener un coche, chorros de chavas”. La crítica la rechazó, pero los jóvenes lectores la adoptaron. De perfil, fue su segunda novela publicada en 1966; fue comprada antes de ser terminada por el éxito en ventas que había tenido La tumba.

Parte del dinero de la venta lo usó para comprar una máquina de escribir eléctrica y así terminar la novela. De perfil conduce al lector por una serie de episodios sueltos que presentan la vida de un joven que se siente ajeno a las reglas familiares y sociales, y que busca su lugar en el mundo. El título mismo es una declaración: mirar “de perfil” significa aceptar que lo que vemos es siempre una parte, un fragmento, nunca el cuadro entero; como si la historia y el propio protagonista solo se dejaran ver de lado, ocultando deliberadamente la mitad de lo que son.

En sus dos primeras novelas, el escritor construye un universo donde los protagonistas son jóvenes urbanos, de clase media, que buscan su identidad y se enfrentan a las normas familiares y sociales mientras exploran la libertad, el amor, la música y la diversión, con un lenguaje coloquial: el habla de todos los días de los jóvenes de los años 60.

En ambas novelas, los escenarios son fiestas, playas y calles de la Ciudad de México, con un trasfondo de rebeldía y desencanto frente al mundo adulto, y con referencias constantes a la cultura pop, al rock y al cine; elementos que no solo ambientan la historia, sino que definen los intereses de José Agustín. La narrativa se desarrolla en primera persona y con monólogos internos, ya que lo importante es el yo, lo que pasa en la mente de cada personaje.

Detenido por supuesto tráfico de drogas, José Agustín pasó 8 meses, entre 1970 y 1971, en el Palacio Negro de Lecumberri, la más famosa de las prisiones en México. Ahí coincidió con estudiantes del movimiento del 68 y con el también novelista José Revueltas.

Como si de una novela se tratara, Se está haciendo tarde fue escrita en bolsas de papel donde venían las tortas que su familia le daba; así se fueron almacenando las bolsas hasta concluir la novela. En palabras del autor: “Escribir esa novela fue lo que me salvó la vida”.

A diferencia de las 2 anteriores, esta obra va sobre la pérdida, el vacío, las decepciones de la vida al crecer y dejar atrás los sueños de juventud. Frases como “Qué curiosa es la luz, cómo la complementa la sombra” o “¿A qué horas pasa el tiempo?” muestran el estado en el que se encontraba el escritor.

La fiesta, las drogas y el rock no fueron usados como símbolos de rebeldía, sino como parte de una etapa terminada; la novela no es sobre jóvenes, sino sobre adultos que se refugian o se niegan a darse cuenta de que han crecido, que se les está haciendo tarde para hacer algo con sus vidas, que tiene que haber algo más allá de las drogas, la playa, el sexo y el rock and roll.

José Agustín no escribía por ni para la industria, no tenía una posición política definida, ni profesaba una moral absoluta. Su obra refleja la lucha por encontrar una individualidad, aquello que no se comparte con nadie; justo eso es lo que nos hace ser, aunque no se logre pertenecer.

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MUNDO

Cumbre en Alaska: Trump y Putin, entre los negocios, la paz y la geopolítica

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– Política Global, por Jorge López Portillo Basave

De viernes a este lunes, el mundo está atento a lo que digan los involucrados en el conflicto de Rusia vs Ucrania. Como usted sabe, los involucrados no solo son los que están en guerra, sino los que la promovieron o la padecen de una u otra forma. La mayoría de los líderes occidentales dicen que no habrá paz duradera porque no se puede confiar en Putin. Rusia dice que no confía en Occidente porque ya traicionó a Rusia al violentar los acuerdos de la disolución de la URSS.

Occidente ha tenido un pleito con Rusia no solo cuando era URSS, sino desde los 90, cuando se les puso como villanos nuevamente. Rusia se queja de que la OTAN se ha ido comiendo regiones que debían ser neutrales entre Occidente y Rusia. La OTAN alega que ellos se han ido acercando a las fronteras de Rusia porque los países se sienten amenazados por Moscú y han pedido sumarse a la alianza de occidente para prevenir invasiones como la de Ucrania.

Rusia (URSS) fue aliado crucial para EUA cuando en la Segunda Guerra Mundial juntos derrotaron a Hitler. Sin Rusia, quién sabe si Europa habría podido parar a Berlín. Claro cobró su alianza quedándose con la mitad del mundo y, dicho sea de paso, Estados Unidos se quedó con otro tanto similar. Occidente dominó de una manera diferente, mientras que la URSS cayó por su ineficiencia administrativa que generó miseria en muchos y abundancia en unos cuantos.

China tenía ese mismo modelo, pero fue cambiado en los 80 para dar paso a lo que hoy vemos, pero que también tiene su base en la riqueza de Occidente, que ha sido su principal consumidor y proveedor de tecnología.

Regresando a la reunión del pasado viernes de Putin con Trump en Alaska y a las llamadas que desde ese día se han dado entre los aliados de la OTAN y Ucrania debemos aclarar que nadie sabe los puntos exactos ya que los 4 de cada país que estuvieron en la reunión Putin-Trump encabezados por sus presidentes han sido muy prudentes, pero podemos concluir que Putin pidió quedarse con el territorio ocupado y otros que en principio ocupó pero que Ucrania recupero en estos dos años.

Seguramente pide que haya elecciones en Ucrania, puesto que le apuesta a que en el proceso Zelenski pierda y un nuevo presidente sea más pro Moscú. También pediría (como lo ha hecho antes) que la OTAN garantice que ya no sumará a más países en sus fronteras.

Por su lado, Ucrania y Europa pedirán que haya garantías para evitar que Rusia en unos años o menos reinicie sus ataques. Ucrania pedirá tener garantías militares y económicas. No se sabe si aceptará lo del territorio.

Por su parte EUA está ahora en otra postura. Trump logró que fueran Europa y la OTAN las que compraran las armas para Ucrania, por lo que, como dijo, ahora EUA ya hasta negocio hace si esto se prolonga. Pero al mismo tiempo quiere acabar con esa guerra porque logró un acuerdo por el cual EUA y Europa pondrán fábricas y desarrollo en una región fronteriza de Ucrania con Rusia, lo que esperan sirva como defensa natural de futuros ataques de Rusia, ya que los intereses serían occidentales.

Finalmente, la tragedia continúa. Ucrania pidió ser parte de la OTAN y esta coqueteó con la idea, lo que le dio a Putin un excelente pretexto para atacar durante los años de Biden en la Casa Blanca, quien claramente no era el presidente más firme.

Según Trump la reunión fue buena pero sus críticos dicen que fue una pérdida de tiempo ya que no se logró un cese al fuego. Para Trump que la oportunidad de paz es verdadera pero que depende de Ucrania aceptar los términos. Comentó que Europa debe también participar, pero recuerda que los dos más importantes son Rusia y Ucrania quienes están poniendo los muertos en esta guerra a un ritmo de 7 mil a la semana.

Algunos recuerdan que Trump dijo que si el viernes no había una tregua, pondría sanciones adicionales contra Rusia, pero parece que en la reunión cambió de opinión. En Europa las reacciones son mixtas: unos a favor de lo alcanzado en Alaska y otros dudosos.

Así las cosas, desde el viernes hasta este lunes, Trump ha tenido llamadas individuales y de grupo con el secretario general de la OTAN y los líderes de Inglaterra, Alemania, Francia y otros. En preparación a la reunión virtual o física que este lunes tendrán Zelenski y Trump.

Trump ofreció a Rusia y a Ucrania no solo la seguridad militar de Estados Unidos, sino la oportunidad económica. Para los estadounidenses, el tiempo de acercarse a Rusia ya está casi vencido. Rusia es casi un contrincante natural de China, pero los pleitos de Occidente con Rusia han hecho que Moscú se convierta en un socio de Pekín y poco a poco en un instrumento. Las riquezas de Rusia y su posición geográfica lo hacen un aliado interesante para China y para EUA.

Recordemos que (como dijo Putin) son vecinos de EUA separados por 5 kilómetros de mar en el Pacífico Norte. También recordemos que Rusia no está en su mejor momento económico, pero tiene mucha tierra rica para poder soportar, a menos que se haga una revolución como la de los bolcheviques cuando mataron al zar y a su familia para instaurar la URSS.

Aunque todos hablan mal de Putin, la mayoría de Europa y hasta muchos americanos siguen dependiendo de Rusia para comprar energéticos y fertilizantes. Por lo que Trump presionó con éxito a los europeos para dejar de pedir armas gratis de EEUU para Ucrania, logrando que los europeos aumenten el gasto en armas estadounidenses que luego ellos mismos pueden enviar a donde sea, como, por ejemplo, a Ucrania.

Así las cosas, parece que para Trump el ser mediador de paz es un motivo personal y seguro de negocios para inversiones de EUA en Ucrania y Rusia, pero ya no uno de urgencia económica, ya que las armas se están pagando con dinero de la OTAN, en donde a partir de este año Europa y Canadá ponen ya el doble de lo que ponían durante los últimos 50 años.

Las posibilidades de paz son tan bajas que la propia Hillary Clinton dice que, si Trump logra la paz, ella misma lo propondrá para el Premio Nobel de la paz.

Lo he dicho muchas veces. Cuando la OTAN y EUA azuzaron a Zelenski y Rusia en 2021, lo único seguro es que Ucrania ya había perdido. Faltaba ver si China y Rusia ganarían o si Estados Unidos y sus aliados lo harían. Parece ser que la solución será que ganen EEUU con Europa y Rusia, pero la que pierde es Ucrania.

Ahora lo que hay que ver es si China mantiene lo ganado o si Rusia se alía con EUA como fue en la segunda guerra mundial. Lo que es definitivo es que quienes dicen paz duradera no nos dicen a qué le llaman “duradera” porque no es lo mismo 10 años que 50. Hace 40 años Ucrania era parte de Rusia, hace 100 años Italia era recién nacida, hace poco más de 200 España era dueña de México y hace 250 EUA no existía.

¿A cuál paz se referirán los que dicen que solo la muerte de Putin dará paz en la zona? Este día sabremos qué decide Ucrania y en especial Zelenzki. Se conocerán los detalles de la reunión con Putin porque seguramente los que no quieran ese acuerdo harán filtraciones dando su punto de vista y los que quieran ese acuerdo harán lo mismo. Por cierto, los expresidentes mexicanos casi siempre se van del país. Ahora está de moda que hasta pidan ciudadanía extranjera. Interesante y con respeto, penoso.

Si uno es electo para gobernar un país, ese debe ser el mayor honor. Tal vez Zelenski busque no ser así y por eso pide no ceder tanto a Rusia, aunque eso cueste muertes a su gente, ya que si cede a los aliados de la OTAN, ellos lo cuidarán en su propio país, aunque por ser europeo podría vivir en cualquier país de ese continente sin que se diga que pidió otra nacionalidad. Irónicamente, desde que Trump amenazó a Rusia con sanciones después de alcanzar un acuerdo con Ucrania, el apoyo a la guerra en Ucrania ha bajado de popularidad en Ucrania y subido en EUA.

¿Será que ahora los europeos y los de EUA ven ganar la guerra en Ucrania como una inversión y no un gasto? Por otro lado, tal vez los ucranianos ya se cansaron de ver a su gente morir de ambos lados de la frontera, ya que los dos son hermanos; es una guerra civil. En el modelo Trump en la guerra y en la paz, EUA gana. Pero en la paz pierde China y recuperan un poco Ucrania y Rusia. En el modelo de Biden ganaba China y todos perdían poco o mucho, incluidos Europa y Rusia.

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