OPINIÓN
El efecto Trump
Opinión, por Miguel Ángel Anaya //
Donald Trump es, según diversos medios de comunicación internacionales, uno de los personajes políticos más importantes de los últimos 25 años, el empresario y showman fue el Presidente número 45 de Estados Unidos y hoy, en medio de un mundo revuelto, polarizado, sumergido en crisis políticas, sanitarias y económicas vuelve a levantar la mano como posible candidato presidencial de aquel país. No es cosa menor.
En 2016, Trump resultó electo Presidente con cerca de 63 millones de votos, aunque no obtuvo más sufragios que Hilary Clinton (quien acumuló casi 66 millones de votos) el sistema electoral de aquel país favoreció al empresario, resultando ganador de la elección presidencial. En 2020 buscó reelegirse, una idea que parecía descabellada, pues a través de su administración acumuló diversos escándalos, sin embargo, Trump consiguió casi 10 millones de votos más que en su anterior elección, a pesar de esto, no logró la victoria. Su derrota se debió a que la constante polarización y el gran seguimiento mediático durante la campaña provocaron que más estadounidenses salieran a votar. En la pasada elección, Trump acumuló 72 millones votos mientras que su rival Joe Biden obtuvo poco más de 77 millones, cifras históricas para los Partidos Republicano y Demócrata.
Este año, el expresidente ha comenzado a realizar algunos actos públicos que demuestran que su vigencia sigue ahí y que mantiene grandes simpatías entre algunos sectores de la población estadounidense, incluso cuenta con una base de miles de fanáticos que dan fuerza a su movimiento, tan es así que al inicio de su campaña presidencial en 2016 y en medio de señalamientos de varios tipos, Trump afirmó: “Tengo los seguidores más leales, me puedo parar en medio de la quinta avenida, dispararle a alguien y no perdería ningún votante”.
Pero bueno, ¿en qué interesan las declaraciones y acciones de este personaje a los mexicanos? En mucho. El efecto Trump trasciende a lo que sucede dentro de las fronteras de Estados Unidos, podemos ver sus efectos en la economía y en la política de diferentes países, en México, su elección tuvo efectos en el precio del peso, la renegociación de tratados comerciales y hasta en la elección Presidencial de 2018. Si Donald Trump vuelve a ser candidato presidencial, coincidirá en el año que los mexicanos elegiremos a nuestro próximo presidente o presidenta. El 2024 será un año muy agitado para América del Norte.
La participación de este tipo de personajes enseña lecciones para los que gustan del análisis político. En un principio, demuestra que hay un importante sector de ciudadanos que rechazan a los políticos tradicionales, que están cansados de ver actos y declaraciones “políticamente correctas” pero que no asumen posiciones concretas o claras, políticos tibios o que se crearon en el “sistema”, sistema al que muchos ciudadanos señalan de no funcionar o de no entender las necesidades reales de la ciudadanía, políticos que se preocupan más por salvaguardar ciertas formas antes de empatizar con las clases bajas o medias. A nivel nacional, este fenómeno explica las elecciones de personajes como López Obrador -que se asume como antisistema, aunque siempre ha estado dentro de él-, Samuel García, Cuauhtémoc Blanco o la alta popularidad de Roberto Palazuelos, quien de haber resultado candidato seguramente resultaría muy competitivo.
También deja una lección para la oposición. La única forma que encontró el Partido Demócrata para vencer a Trump, fue haciendo alianzas estratégicas al interior de su partido y sumando a republicanos conservadores que no simpatizaban con el entonces Presidente; promovieron una fuerte campaña de comunicación que motivó a votar a un sector de la población que normalmente se abstenía de hacerlo pero que no simpatizaba con la personalidad de Trump y finalmente, enviaron un mensaje de estabilidad que resultó atractivo para pequeños y medianos empresarios que normalmente no participaban y que prefirieron la seguridad de un gobierno estable a los vaivenes de una administración como la de Trump.
Faltan aún dos años para llegar al 2024 pero los proyectos serios se construyen desde la planeación anticipada y a nivel local se observan paralelismos y coyunturas con lo que sucede en el país vecino. Al tiempo.
