OPINIÓN
Vacaciones: tratamiento medicinal
Educación, por Isabel Venegas //
¡Gracias a Dios llegó este momento de respiro! No solo por el descanso y el cambio de rutina, sino por la liberación de agendas que permite dar espacio a momentos de reflexión, para unos de oración, para otros de abrazos y conexión con el próximo.
Ese es el espíritu de un periodo que no se otorga únicamente a católicos o a judíos, que no se niega a ateos o musulmanes, sino que hermana más allá de la religión porque se trata de una necesidad básica: un punto de encuentro que intersecan el cielo con la tierra, la oración con la acción.
Son días en los que muchísima gente está publicando fotos de sus reuniones familiares, sus paseos y vacaciones, e incluso la limpieza especial o los arreglos de casa que estaban pendientes; importante será entonces valorar tanto ese tiempo, como las circunstancias en que se vive, porque después de una pandemia, del impacto brutal a la mayoría de las economías, de un confinamiento estricto para unos y casi inexistente para otros… resulta que es verdaderamente un “tiempo de locura”.
Para el ambiente educativo en particular, esta nueva etapa ha sido agotadora: luego de dos años de trabajar a distancia, de errores y aprendizajes que requirieron horas y horas de producción en la elaboración de un solo material didáctico, en la estructuración de una videoconferencia, o para poder compartir en plataformas digitales, mismas que a su vez también representaban un reto, un aprendizaje en todos los niveles por casi todos los actores de las comunidades educativas …, tras todo eso, y más, por fin ¡Llegó el tiempo de volver a las aulas!
Hace apenas unas semanas concluyó oficialmente el tiempo de contingencia, y por órdenes del Secretario de Educación en Jalisco, se retornó a todo el alumnado a su programa educativo en formato presencial; se suspendía incluso para los planteles con sobrepoblación, la organización de trabajo por mitades (medio grupo asistía una semana, y la otra mitad trabajaba a distancia, invirtiendo a la semana siguiente las mitades de cada salón). El ritmo de trabajo, el calor en las aulas, los cubrebocas que todavía no se pueden retirar, y el rezago académico de algunos estudiantes, está provocando un estrés en el personal docente digno de encender alarmas, porque las pandemias sanitarias van tanto en lo físico, como en lo emocional.
Un trabajo que ya de por sí está catalogado como uno de los primeros 10 en el ránking de las profesiones más estresantes, las cuales se relacionan por el nivel de riesgo físico o por la interacción con las personas. En general, los profesores tienen que invertir tiempo previo a su ejercicio para las planeaciones, adecuaciones curriculares, generación de material didáctico, y posteriormente a la captura de información para las fichas de cada estudiante, sus evaluaciones, seguimiento y nuevamente las notas para volver a considerar nuevas adecuaciones a la estrategia que se había considerado en la planeación.
Cargas de trabajo que se duplicaron, pero que también han tenido un serio impacto por las gestiones con padres de familia, quienes también enfrentan serias crisis al interior de sus hogares, que ven con angustia el rezago escolar en sus hijos y que se preocupan por su formación… aunque en algunos casos, solo por la calificación.
Ya sea en educación básica, en el nivel medio superior o en las universidades, el desgaste del recurso humano está presentando un estado alarmante, con resultados que siguen impactando de manera seria a la formación de las nuevas generaciones. En la última década, la profesión docente no solo se volvió de las más estresantes, sino que también rankea entre las más peligrosas del país; sufrir agresiones y atentados se va volviendo parte de una crisis en la que todos podemos tomar acciones de “sanación”, por ejemplo:
- Hoy, más que nunca, debemos considerar que las “vacaciones” no están hechas para los flojos, sino que son un espacio necesario y obligatorio en el cuidado personal.
- Es importante asumir el trabajo de la educación en corresponsabilidad, es decir, tanto la familia como la escuela deben colaborar de manera armónica para que los resultados se potencien en una escala positiva.
- Es necesario recrear o reactivar las redes de apoyo, para que las experiencias, los materiales y las estrategias didácticas se aprovechen de mejor manera. Diálogos que nutran la actividad profesional, pero que den pie a la expresión personal, al crecimiento integral.
- La organización en las estructuras siempre será la pieza clave del éxito, considerando que el trabajo disconexo crea un caos individual, que a la larga se vuelve colectivo, pero también es indispensable que para que la estructura opere a favor de los sujetos, estos deben tomar consciencia de su potencial permitiendo que puedan apropiarse de él.
Finalmente, un consejo a mitad del periodo vacacional: abraza a tus seres queridos, conecta con la tierra, con el agua y con el sol. Descansa, duerme, lee y aliméntate bien. Viene el cierre del ciclo escolar, y nuestros niños nos necesitan con todas las fuerzas del mundo.
¡Bienvenidos al resto de nuestras vidas!
Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar
E-mail: isa venegas@hotmail.com
