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OPINIÓN

Los milmillonarios reunidos en Davos: La crisis alimentaria global ¿una tormenta creada?

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Por Alberto Gómez-R. //

En el actual entorno global de vertiginosos cambios en marcha y otros en ciernes, se llevó a cabo la edición 2022 del Foro Económico Mundial (WEF) en la Ciudad de Davos, tres meses después del inicio de la ofensiva militar rusa de Ucrania; la guerra y sus consecuencias para la economía mundial centraron el arranque del Foro, que tras dos años de pandemia vuelve a reunir a las élites económicas y políticas mundiales en la pequeña estación de esquí suiza.

«La Reunión Anual [del Foro de Davos] es la primera cumbre que reúne a los líderes mundiales en esta nueva situación caracterizada por un mundo multipolar emergente como resultado de la pandemia y la guerra», subrayó el fundador del WEF, el economista Klaus Schwab, en la edición 2022 bajo el lema «La historia en un punto de inflexión».

«Nuestros primeros pensamientos se dirigen a la guerra en Ucrania», afirmó.

Las sanciones occidentales contra Moscú llevaron al WEF a excluir del evento a todos los participantes rusos, que durante años fueron claves en un evento que esta vez reúne a unos 2.500 responsables políticos, económicos, empresariales y de la sociedad civil.

La guerra ha impactado de lleno la economía mundial y sus consecuencias se están sintiendo en todo el planeta, principalmente en el aumento de los precios de la energía y de los alimentos.

Mientras el costo de los productos básicos aumenta al mayor ritmo de las últimas décadas, la riqueza de los milmillonarios en los sectores de la alimentación y la energía aumenta en mil millones cada dos días.

En un informe publicado el pasado lunes 23 de mayo, coincidiendo con la apertura del foro, la oenegé Oxfam muestra que 573 personas se convirtieron en milmillonarias durante la pandemia, a razón de un nuevo milmillonario cada 30 horas. En el lado opuesto, este año se espera que 263 millones de personas más se vean sumidas en la pobreza extrema, a un ritmo de un millón de personas cada 33 horas.

Los milmillonarios se reúnen en Davos para celebrar el extraordinario aumento de sus fortunas. Para ellos, la pandemia, y ahora el astronómico aumento de los precios de los alimentos y de la energía, han supuesto, sencillamente, un periodo de bonanza. Mientras, se ha producido un retroceso en los progresos logrados en las últimas décadas en la lucha contra la pobreza extrema.

Millones de personas se enfrentan a un aumento abrumador del costo de vida”, apunta Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional. El propio Klaus Schwab reconoció que «tenemos que abordar estas cuestiones en Davos y la crisis alimentaria mundial requiere nuestra atención inmediata». (AFP)

Las fortunas de los milmillonarios no han aumentado porque ahora sean más inteligentes o trabajen más duro. Las trabajadoras y trabajadores sí están trabajando más arduamente, pero por un salario más bajo y en peores condiciones. Las personas más ricas han manipulado el sistema con total impunidad durante décadas, y ahora están recogiendo los frutos. Se han embolsado una asombrosa parte de la riqueza mundial gracias a la privatización y los monopolios, aprovechando la desregulación y vulnerando los derechos de las personas trabajadoras mientras ocultan su dinero en paraísos fiscales, todo ello con la complicidad de los Gobiernos”, subraya Bucher.(oxfam.org)

«Debería haber un embargo del petróleo ruso, todos los bancos rusos deberían ser bloqueados, sin excepciones, habría que abandonar el sector ruso de la tecnología. No debería haber ningún tipo de comercio con Rusia» aseguró el presidente de Ucrania Volodimir Zelenski, durante su intervención en el Foro.

«Eso es lo que deberían ser las sanciones, deberían ser máximas (…) Y creo que todavía no hay esas sanciones contra Rusia».

«Ucrania necesita todas las armas que hemos pedido, no solo las que se han proporcionado», aseveró Zelenski.

Lo cierto es que ‎lo que llega al frente es sólo una tercera parte del armamento que Occidente envía a Ucrania. ‎Pero el ejército ucraniano está agotado y está retrocediendo en todas partes, algunos éxitos ‎aislados aquí y allá no modifican ese panorama general. Sin embargo, dos terceras partes del ‎armamento occidental, principalmente el armamento pesado, ya está disponible en el ‎mercado negro de los Balcanes, sobre todo en Kosovo y en Albania, que se han convertido en ‎las principales plazas del tráfico de armas. ‎

Otro hecho es que las sanciones occidentales están a punto de desatar hambrunas, no en Rusia ‎sino en el resto del mundo, sobre todo en África.‎

Bajo este argumento, se puede especular que la “ayuda humanitaria” dirigida a Ucrania tiene otro destino, lo mismo que los 13 mil millones de dólares aportados inicialmente por Estados Unidos a la causa, más los otros 40 mil millones que van en camino tras ser autorizados por el Congreso estadounidense… ¿Será acaso para el financiamiento de nuevas guerras aprovechando el humo que sale de Ucrania?

Zelenski, presionado por EE.UU. y sus aliados de la OTAN, continúa su campaña mundial de desinformación, utilizando la victimización para seguir recolectando dinero y armas para una guerra que los ucranianos rechazan tajantemente y que, mientras más se prolongue, más alto será el costo económico y de vidas humanas.

Al parecer al presidente de Ucrania no le importa que los bloqueos económicos que Occidente ha impuesto a Rusia estén provocando no sólo un alza en el precio de los energéticos a nivel mundial, sino también de los alimentos de manera alarmante, lo que está teniendo ya resultados fatales en muchos países subdesarrollados que dependen de la ayuda internacional, y de la generación de alimentos, para lo cual las materias primas provenientes de Rusia para la fabricación de fertilizantes se ha visto bloqueada debido a las sanciones; aun así, Zelenski invoca a cerrar totalmente el comercio internacional con Rusia, y exige el envío de más dinero y armas, haciendo uso de sus dotes histriónicas que lo llevaron, de ser un actor de series y películas, a la presidencia del país.

Lo que en occidente no se informa es que Volodimir Zelenski usa la retención de granos en su territorio para presionar al resto de los países a su favor a que endurezcan las sanciones contra Rusia y para el aprovisionamiento de armas –incluidas las no convencionales; Ucrania se encuentra entre los principales productores y exportadores mundiales de maíz, trigo y cebada.

En relación con el maíz, para la campaña 2020-2021 se situó como sexto productor mundial, con 29,5 millones de toneladas, por detrás de EE.UU., China, Brasil, UE y Argentina y cuarto exportador mundial detrás de EE.UU., Brasil y Argentina. Las exportaciones ucranianas de maíz se situaron en los 24 millones de t.

Para la cebada, Ucrania se situó como quinto productor detrás de la UE, Rusia, Australia y Canadá y como cuarto exportador detrás de la UE, Rusia y Australia, con 4,2 millones de toneladas exportadas.

En el caso del trigo, Ucrania fue el séptimo productor mundial y sexto exportador con 21,01 millones de toneladas.

El mundo se enfrenta a una oleada de hambre. El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, advirtió el jueves 19 de mayo que cerca del 60% de la población desnutrida del mundo vive en zonas afectadas por conflictos.

Guterres indicó que la mayor parte de los 140 millones de personas que padecieron hambre aguda el año pasado vivían en sólo diez países: Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, Haití, Nigeria, Pakistán, Sudán del Sur, Sudán, Siria y Yemen, y que entre ellos ocho forman parte de la agenda del Consejo de Seguridad. En estos países, Estados Unidos tiene una importante presencia militar, directamente o a través de terceros, que atizan el fuego de guerras internas.

Por si todos estos problemas no fueran suficientes, Guterres añadió otro elemento distorsionador: la guerra en Ucrania que consideró “añade una nueva y temible dimensión” a este escenario.

El Secretario General explicó que la invasión rusa ha acabado con las exportaciones de alimentos de ese país y que el aumento de los precios de los bienes básicos de hasta el 30% amenaza a la población de países en África y Medio Oriente, como Camerún, Libia, Somalia, Sudán y Yemen.

En África Oriental, el coste de la asistencia alimentaria ha aumentado una media del 65% en el último año. El Programa Mundial de Alimentos ya se ha visto obligado a reducir su ayuda a ocho millones de personas hambrientas en Yemen”, alertó.

Por su parte, el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos explicó que antes del inicio de la crisis de Ucrania ya había advertido a todos los líderes mundiales que nos enfrentábamos “a una tormenta sin precedentes, una tormenta perfecta por los conflictos, la crisis climática y el COVID-19”.

Y es que cuando pensabas que no podía ser peor, (llegó) Etiopía. Y cuando creías que no podía empeorar, (vino) Afganistán. Y cuando realmente considerabas que no podía ser peor, (estalló) Ucrania”, afirmó David Beasley.

El máximo responsable del Programa indicó que, antes del inicio de la pandemia, las cifras de personas que se encaminaban a condiciones de inanición crecieron de 80 a 135 millones; después, con la epidemia de COVID-19, pasó de 135 a 276 millones; y con la crisis en Ucrania, se elevará la cifra a 323 millones “como mínimo”.

Con respecto a Ucrania, Beasley sostuvo que es imperativo reabrir los puertos de Ucrania y vaciar los depósitos de grano para aliviar la crisis actual.

Antes de la guerra, la mayor parte de los alimentos producidos por Ucrania, suficientes para dar de comer a 400 millones de personas, se exportaba a través de los siete puertos del Mar Negro del país, mismos que el ejército ucraniano cerró al iniciar el conflicto armado.

verdaderamente, no abrir los puertos de la región de Odessa sería una declaración de guerra a la seguridad alimentaria y resultaría en hambrunas, desestabilización y migraciones masivas por todo el mundo”, señaló. (news.un.org)

El insólito aumento de precios en los alimentos y su escasez a nivel mundial, no es de ninguna manera un fenómeno aleatorio, si bien el cambio climático es un factor que impacta inequívocamente en la producción de alimentos, la correlación existente entre la inflación, el crecimiento de la riqueza de los más ricos y la pauperización de cientos de millones de personas en el mundo, es la respuesta de la situación actual de la grave crisis alimentaria.

Sin alimento, no hay vida: control absoluto.

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